31 de diciembre de 2016

Feliz 2017!

Veamos qué pedía el 2016...

Este 2016 se presenta movido, muy movido, más de lo que alguno se cree, así que espero sobre todo que la salud acompañe, que se tenga trabajo (digno a poder ser), que se contamine menos (hagan el favor de reciclar), que no se abandonen mascotas en vacaciones, que nuestros amigos más íntimos sigan brillando como solo ellos saben hacerlo, que a DiCaprio le den el Oscar, que el chiquillo lo merece, que disfruten de las cosas por muy pequeñas que sean, que fomenten la educación, el civismo, el amor, la música, los libros, los juegos arcade, el vino y que viva Star Wars.

Correcto correcto...ciertamente ha sido movido de la hostia, si el año pasado fue un tour de force este ha sido algo así como una puta montaña rusa. En fin.

Salud hay, he cambiado de trabajo, sigo sin coche (y reciclando) y así colaboro a no contaminar tanto (se ve que en Madrid no están muy de acuerdo), se va sensibilizando a la gente que no abandone mascotas, los amigos íntimos van perfectamente, DiCaprio se llevó el Oscar....

Aparentemente se ha "cumplido" el objetivo, pero a pesar de todo la opinión es unánime. Ha sido una verdadera mierda de año.

Quizás el motivo principal es que nos hayan dejado todas las celebridades que todo el mundo conoce, que por cierto, un poquito de respeto en las listas del 2016, que se nos ha ido Bud Spencer hostia, BUD SPENCER!

Fotográficamente hablando ha sido algo flojo, entre otras cosas porque a pesar de haber hecho un par o tres de escapadas muy agradables, no es lo mismo que perderse tres semanas en el quinto pino, pero este curso se ha presentado así, qué le vamos a hacer.
A pesar de todo hemos hecho algún que otro trabajillo en el que hemos recibido muy buenas sensaciones y algunos incluso han confiado en nosotros de nuevo ;)

En cuanto al cine, directamente diré que es el año de las series.
No olvido el hábito de ver una buena peli, pero reconozco que me he vuelto tremendamente exquisito a la hora de seleccionar el título, salvo que sea de ciencia ficción, venga muy muy recomendado o salga Batman.

Algunos títulos recomendables vistos este 2016;
La llegada, La Bruja, Comanchería, Rogue One, Spotlight, The Revenant, Deadpool, Infierno azul, The Neon Demon, Swiss Army Man, Batman v Superman (que se jodan los haters) y la simpática Train to Busan.
En cuanto a series...;
Bates Motel, Black Sails, Daredevil, Westworld, Narcos, House of Cards, The Leftovers, Fargo, Black Mirror, Stranger Things, The OA....Game of Thrones, claro...

Cuídense, si me hacen dietas raras acompáñenlas con algo de deporte, sean gente cívica, coman palomitas en el cine pero no hagan barbacoas en él, no les recomiendo la ps4 hasta que salga The Last of Us 2, beban una copita de vino charlando de vez en cuando después de una dura (o no) jornada y sobre todo ayuden a ser y sean felices.



Un saludo.

23 de diciembre de 2016

Westworld

La nueva producción de HBO pretende volver a dar otro golpe de autoridad en el panorama de las series, y cuando HBO se pone seria, ojito.


Basada en la historia ideada por Michael Crichton, creador de obras mundialmente conocidas como Parque Jurásico o la serie Urgencias y llevada en los años 70 al cine, Westworld nos sitúa en un parque temático ambientado en el Oeste donde los actores son en realidad androides y cuya programación está pensada para satisfacer las exigencias de los visitantes en función de la aventura que estos decidan seguir.

A priori la historia parece simple, la cosa se va a volver muy loca en cualquier momento, como pasó en el citado parque del bueno de Richard Attenborough, o como en cualquier otra obra donde el ser humano se empeña en jugar a ser Dios.

Dónde está el juego de Westworld entonces si todo esto no es que sea demasiado novedoso? Precisamente en eso, en jugar con el espectador a base de unas retorcidas líneas temporales, de ofrecer cierto sadismo y brutalidad que sacudan los cimientos de la moralidad, de profundizar en la complejidad de la inteligencia artificial y en definitiva de una aventura en ocasiones tan impredecible como el propio ser humano.

Una de las grandes virtudes de la serie es que durante los primeros episodios presenta una historia de cierto misterio, donde si llegamos relativamente vírgenes de opiniones y sin saber muy bien de qué va el tema las pequeñas sorpresas son continuas, el desconcierto va in crescendo y comenzamos a vislumbrar la potencia de ciertos personajes como el de Ed Harris o Anthony Hopkins (aquí no es Lecter, pero qué manera de comerse la pantalla cada vez que sale), dos pesos pesados de la interpretación.
Personalmente eso sí, debo decir que a pesar de gustarme más esa oscuridad que representa Ed Harris, su papel en ocasiones me ha parecido más de pose que creyéndose la historia que representa. Muy buen nivel en cualquier caso.

Durante los 10 episodios de esta primera temporada, nos zambulliremos de lleno en este viaje conde la historia va ganando enteros conforme avanza la trama y sus personajes ganan en profundidad escarbando en esa complejidad de la inteligencia artificial, hasta llegar a cierto desenlace algo predecible pero que deja un buen sabor de boca.
Los guionistas, en cualquier caso, tienen una tarea titánica para reinventarse y sorprender en lo que a priori parece una trama ya muy desflorada y que puede volverse rica en matices pero ya no sorprender, ojalá me equivoque y lo vuelvan a conseguir.

Sobre la factura técnica, pues HBO.
Cuidadísima, sin llegar a ciertos niveles de Juego de Tronos pero con detalles de altísima calidad así como una banda sonora compuesta por temas de Radiohead, Amy Winehouse o los Rolling, versionados en piano y que acompañan algunas escenas muy potentes.

Westworld ha sido renovada por una segunda temporada que se estrenará en 2018 y sirve de abanderada en la llegada de HBO España, una plataforma tipo Netflix que completa la oferta de vídeo bajo demanda mediante suscripción mensual.

Disponen de 1 mes gratis para aprovechar y ver esta interesante propuesta.



Un saludo.

16 de diciembre de 2016

Rogue One

Mientras llega ese octavo episodio que continue las aventuras de Rey en su aparente camino hacia La Fuerza, Gareth Edwards nos presenta Rogue One, regresando momentáneamente a ciertos sucesos que ocurrieron justo antes de que viéramos aquel destructor imperial persiguiendo la nave "en misión diplomática" de Leia.


Disney pretende explotar a base de bien la franquicia que adquirió del bueno de Lucas sacando aproximadamente una cinta por año, intercalando los episodios "oficiales" con esta suerte de spin-offs que cuentan historias sobre el universo de Star Wars. Próximamente le tocará a Han Solo y puede que al cazarrecompensas Boba Fett.
En este caso le toca el turno a la legendaria arma definitiva del Imperio, la Estrella de la Muerte, y de cómo llegaron sus planos de diseño a las manos de la Alianza Rebelde.

Lo primero que hay que decir, es que esto no va de jedis, cualquiera que espere ver luchas de espadas y brujerías varias sith se dará de bruces con una historia diferente, que bebe del mismo universo, que ofrece referencias continuas además de múltiples guiños cada pocos minutos, pero que se desmarca de la temática midicloriana.

Rogue One es en esencia un drama bélico de ciencia ficción pero sin olvidar ese aire de aventuras de la saga.
Salvo algunas apariciones estelares, el conjunto de personajes es desconocido y la intención es forjar esa conexión con el espectador de cara a encumbrar la gesta realizada por los mismos y su importancia en la leyenda de Star Wars.
Felicity Jones interpreta a una convincente Jyn Erso, que ofrece esa mezcla de rebelde sin causa fruto de un drama paternal, sello característico familiar en la saga, junto a Diego Luna, un rebelde con reminiscencias de Han Solo que cumple sin llegar a destacar en exceso.

En mayor o menor medida es conocida la historia, y se puede uno imaginar cómo acaba todo, es por ello que hay que alabar el trabajo de Edwards para mantener el suspense, entretener y de paso tratar con mimo el material, para no dejar en mal lugar el recuerdo que tenemos de ciertos personajes. Porque no nos engañemos, ya no está Constantino Romero (aunque en versión original cuentan con Earl Jones) y aquella vieja trilogía con aquellas actuaciones tan portentosas y en estado de gracia, difícilmente volverán o podrán ser superadas, entre otras cosas porque están muy arraigadas en nuestro subconsciente y les debemos mucho, pero se agradecen los detalles y ciertas escenas, como el impactante final, que es sencillamente un regalo para los fans.

Una fotografía espectacular, una banda sonora interesante pero que quizás no aprovecha del todo el potencial disponible, además de que ciertos temas recuerdan quizás demasiado a la melodía de Anakyn y Padme y algunos detalles técnicos que a pesar de agradecerse, no conviene que se nos vaya de las manos, porque no, no cuela al 100%. Me refiero a los personajes humanos realizados con CGI, dos míticos en concreto, a excepción del robot K-2SO, un crack.

En definitiva, un buen entretenimiento, que expande el universo de Star Wars y al que los fans no van a poner demasiadas pegas.

Un saludo.

13 de diciembre de 2016

La llegada

No sería justo decir que el género de la ciencia ficción sigue escalando peldaños frente a otros, pero lo cierto es que en los últimos años se percibe una revitalización sustancial, quizás por el avance tecnológico que permite llevar a cabo obras impensables en otros tiempos o quizás porque se haya encontrado cierto equilibrio entre la explosión más frenética y la belleza de las estrellas.


Grandes producciones (y triunfadoras en sus respectivos años) como Interstellar, Gravity, Hijos de los hombres, el resurgir de "La Fuerza" y los trekkies, algo más "indies" como Her, Moon, District 9, Looper, entretenimientos muy saludables como Al filo del mañana...series como Black Mirror, The Expanse, Galactica...
Sin duda vivimos una época donde por fortuna se suceden bastantes títulos en la línea de Gattaca sin olvidar blockbusters (quizás donde exista menos acierto), pasando por producciones que pujan por ser los Blade Runner o Alien de nuestro tiempo.

Arrival cuenta el primer contacto de la humanidad con vida alienígena.
Louise Banks, una reputada lingüista es reclutada para establecer contacto junto al físico Ian Donnelly.

Esta simple premisa, retratada en mayor o menor medida en infinidad de ocasiones en el cine, arranca con unos 40-50 minutos sencillamente magistrales, que nos mantiene en tensión y que probablemente refleje una de las formas más realistas en lo que se refiere a encontrarse con vida extraterrestre de un día para otro, con todo lo que implica el impacto emocional de los encargados de gestionar el "marrón" así como de la sociedad, aunque más en un segundo plano.

Denis Villeneuve, tras acercarse al mundo del narcotráfico con Sicario y probar suerte con la obra de Saramago "El hombre duplicado" (aka Enemy), se mete de lleno en la ciencia ficción en su versión más Contact pero ofreciendo una versión algo más sesuda.

Pasada esa "primera" parte, los flashbacks y cierta tensión mundial establecen el camino a seguir de una historia que poco a poco entra en un juego de matrioskas, asfixiando al espectador hasta llegar a un clímax bajo mi punto de vista algo excesivo y donde flojea en algunos puntos decisivos que yo, personalmente, compro a regañadientes, a pesar de que son coherentes con la obra en general.

Al terminar la sensación es buena, una historia bien hilvanada cuyo mensaje es más sencillo de lo que ese excesivo clímax pretende transmitir, con una factura técnica soberbia y con una pareja protagonista cuyo peso lleva principalmente Amy Adams, lo que provoca cierta desconexión emocional clave para saborear aun más el resultado final.

Un saludo.

10 de octubre de 2016

Un monstruo viene a verme

Tras el pepinazo taquillero que supuso Lo imposible, Juan Antonio Bayona regresa a ese mundo de tramas paterno-filiales esta vez ambientando el drama en una Inglaterra gris y fría, en el que una madre enferma vive con su hijo en una solitaria casa.

Connor es un chaval que sufre bullying en el colegio, que tiene que lidiar con la grave enfermedad de su madre, con una relación difícil con su abuela y, en definitiva, a madurar antes de tiempo.


El pequeño, interpretado por un magnífico Lewis MacDougall, es el epicentro de este drama con tintes fantásticos que pretende ahondar en el subconsciente del protagonista a medida que se enfrenta a todos sus problemas. 
Esta situación provoca la aparición de una suerte de "Bárbol" como si de un Ent del Señor de los Anillos se tratase, que irrumpe en el imaginario del chaval para contarle tres enigmáticas historias...

Bayona construye de esta forma un sencillo pero sólido puzzle en el que tendrá cabida determinados traumas así como un emotivo relato que traspasa la sensibilidad del espectador para mostrar en definitiva una simple historia de amor, madurez e infancia interrumpida de una familia cualquiera.
Todo ello envuelto en cierto halo de fantasía muy bien contenida, alejada en cierta medida de otros productos algo más fantásticos como el Laberinto del Fauno de Guillermo del Toro, pero con una fuerza visual atronadora cuando es requerida.

Es cierto que el mensaje, la moraleja central, está bastante clara desde los primeros compases, desde que conocemos esas historias en forma de acuarelas tan visuales y preciosistas, desde que discernimos por dónde van los tiros del monstruo y sobre todo desde que somos conscientes de la vida que lleva Connor
Pero este aspecto no le resta, bajo mi punto de vista, una bonita estructura que pretende trazar una línea muy bien definida desde su concepción hasta la meta final, atravesando todos y cada uno de sus personajes, cuya función es esencial para comprender el viaje, ya sean reales o imaginarios.
Y el resultado es sincero, a pesar de su epílogo en el que vuelven a repetir el mensaje para los despistados.

Pero el bien está hecho, y creo que ni las partituras lacrimógenas consiguen empañar un buen trabajo en general, algo redundante y quizás falto de ritmo en algún punto, pero sólido y bello, porque a pesar de ser un drama tan punzantemente doloroso, hay que ser duro como una roca para no sentirse conmovido.

Un saludo.

23 de septiembre de 2016

Death Squad



Fotografía&Edición: Fran Martínez
Modelos: Eva Arellano, Andrea Pérez, Danu Sonja, Laura Snowhite, Nancy Thomson
MUA: Igor Losada - Sux make ups
Vestuario: Lily Von Schatten - El costurero real

Death Squad - Perturbator

19 de septiembre de 2016

House of Cards

"Democracy is overrated" ("La democracia está sobrevalorada").

Así se dirige Frank Underwood al espectador en una de sus múltiples confesiones en ese espacio temporal en el que todo queda en el aire, es la única verdad absoluta que recibiremos del despiadado tiburón político hijo de Netflix.



En febrero de 2013 llegaba la adaptación yanki de la mini serie homónima emitida en la BBC allá en los 90, en esta nueva versión se nos cuenta el implacable ascenso al poder de los Underwood hacia la presidencia de Estados Unidos.

Kevin Spacey y Robin Wright se presentan como una pareja inusual que ha sacrificado parte de su humanidad en pos de un objetivo común, el poder a toda costa.

Iniciada bajo la dirección de David Fincher, que se mantiene con cargo de productor hasta el día de hoy y bajo la batuta de Beau Willimon como show runner hasta la cuarta temporada, la serie se mueve sobre las arenas movedizas que conforman un escenario político despiadado y cruel, en el que las voluntades quedan doblegadas continuamente mediante chantajes, favores y líos.

La serie bebe de referencias Fincherianas en su inicio, pero tras asentar las bases y la esencia perseguida, añade cierto vértigo a los acontecimientos dotando a la ficción de cierto dinamismo para que la historia no quede en un "simple" y sesudo baile de nombres y conspiraciones gubernamentales.
En definitiva, tenemos una historia más o menos clásica de ascenso al poder por parte de dos personajes implacables que hacen de su relación uno de los mayores espectáculos televisivos, gracias al grado de profundidad que alcanzan y al buen hacer cada vez que aparecen en pantalla para regalarnos esa bipolaridad tan fríamente calculada, mientras nos adentramos en una "ficticia" realidad política que nos enseña ese juego de tronos e intereses que aquí se muestran de manera descarada.

Ese castillo de naipes construido sobre los huesos de cadáveres políticos poco a poco se ramifica expandiéndose hacia otras profesiones relacionadas intrínsecamente con la temática central, como el periodismo, mostrando tanto la parte más oscura como el pequeño héroe que todavía lucha contra un sistema que lleva tantos años funcionando con una maquinaria tan esquematizada que la civilización ha acabado por aceptarlo bien sea en pos del bienestar social, el progreso o por la manipulación de ciertas clases.

Pero para que House of Cards resulte ese carrusel de corrupción, guerra, negociación, denuncia social, amoríos y demás tramas, debe sacrificar cierta veracidad o rigor.
Esto se podría traducir haciendo referencia a una crítica muy acertada realizada por el actual presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, gran seguidor de la serie, en la que comentaba que "Consiguen que se hagan muchas cosas. Ojalá las cosas fueran tan despiadadamente eficaces".
A priori puede sorprender la afirmación, pues el amigo Frank no es que consiga muchas cosas siempre recurriendo a las vías legales, pero sí que es cierto que en ocasiones vemos ideas interesantes, implacables y fugaces negociaciones que implican a distintos países e incluso sacrificios discutiblemente necesarios para el progreso.
Elementos ejecutados en ocasiones de forma poco creíble dada la complejidad burocrática que existe en estos estamentos.



Toda esta vorágine de situaciones ofrece ese atractivo ritmo, con esa siempre atrayente sensación para el espectador en la que parece que en cualquier momento todo va a derrumbarse. Y en la que cada vez que los Underwood salen victoriosos se produce un choque de consciencias ya que simpatizamos con esos diablos a pesar de saber que cuanto más aumente su poder, más destructivo será su final.

Una factura cojonuda, una historia que engancha y exigente hasta cierto punto pero con algunos oasis argumentales en los que se adentra en algunos aspectos más puramente dramáticos y mundanos, tocando algunos perfiles psicológicos interesantes y que sirve para ver cuan enrevesado puede llegar a ser el ser humano para alcanzar sus metas más viscerales.

House of Cards cuenta hasta la fecha con 4 temporadas y una quinta en camino para 2017.

Aprovechando que en 2015 estuvimos pululando por las calles de Washington, he realizado un pequeño montaje utilizando el tema principal y algunas fotos, que aprovecho para encasquetarlo aquí.
El TimeLapse no ha sido posible (lástima, por entonces estábamos liados con Sons of Anarchy, con lo que la influencia iba por otros derroteros), pero sí he querido respetar el formato entre tomas, un leve transcurso del día, ciertas localizaciones y que no aparezca ni una sola persona.

Washington DC - Summer 2015
-House of Cards Opening-



Un saludo.

26 de agosto de 2016

22 de julio de 2016

Stranger Things

Los hermanos Duffer han agarrado muchísimas referencias del cine ochentero para dar forma a esta pequeña joyita en forma de 8 episodios que Netflix suma desde ya a la lista de sus éxitos.

Will Byers, un chaval de un pueblo de Indiana desaparece en extrañas circunstancias una noche de 1983 tras una velada de Dungeons&Dragons con sus colegas.


Tras los primeros minutos, aquellos que crecimos con cintas como los Goonies, ET y en general toda peli que ambientaba su historia en el típico pueblo americano, con sus puritanas costumbres, el baile de fin de curso y demás clichés, percibiremos que esto va a ir de rememorar esas sensaciones y de arrancarnos de la memoria esos momentos en los que todo se reducía a una pequeña aventura con los únicos recursos del ingenio, la amistad, el valor y una bicicleta.

Pero Stranger Things pronto ofrece algunas novedades y elementos que enriquecen lo que aparentemente es un mero refrito de las cintas comentadas.
Sigue siendo un refrito, al fin y al cabo, pero lo que en cintas como los Goonies se quedaban en "simple" aventura, aquí añade cierto toque de terror y thriller, ofreciendo momentos cercanos a esa sensación que nos recorrió a todos cuando Ripley avanzaba por los pasillos llenos de viscosidad Alien. Incluso flirtea con referencias más cercanas al anime o al mundo del videojuego como AkiraSilent Hill.

La trama se divide por un lado en las aventuras de los chavales, con un importante componente sobrenatural, pero no olvida el drama y la investigación adulta, mientras continua añadiendo elementos que enriquecen este universo clásico, con múltiples referencias a la cultura pulp, a obras como Star Wars, a cintas como La Cosa, Posesión Infernal...

Todo un festival de guiños bordados, principalmente, por la actuación de unos chavales en la onda de lo mostrado por JJ Abrams en su Super 8 pero con un resultado, bajo mi punto de vista, más redondo y con un ritmo más acertado.
Destacar también una factura técnica a la altura, teniendo especial cuidado en una ambientación fantástica y una banda sonora cojonuda, utilizando desde sintetizadores (qué bien hubiera quedado un tema de Perturbator en algún momento de acción..) hasta clásicos de Bowie.

Su primera temporada puede verse con la sensación de continuidad pero quedando perfectamente cerrada, aunque ya se ha anunciado su renovación por una segunda tanda de episodios.
Un soplo de aire fresco que viene a completar el cada vez más titánico y competido mundo de las series, y a engrosar esa lista de títulos imprescindibles de Netflix.

Un saludo.


20 de mayo de 2016

The Neon Demon

Nicolas Winding Refn apareció en mi vida a través de Drive, todo un peliculón que estallaba en un año bastante interesante con títulos como The Artist, El árbol de la vida, Attack the block o la acertadísima X-Men Primera Generación, que resultó ser una promesa emocionante de la que no hemos vuelto a saber.

Un año con títulos atípicos, cine en blanco y negro mudo, oníricas historias que llegaban hasta la médula, acción de calidad...un año interesante, y variado.
Y en mitad de todo esto surgió un título que arrancaba con sintetizadores, un tipo que hablaba muy poco, una historia de amor muy visceral y unos elementos de gore y acción que nos dejaron con la boca abierta, además de un cuidado apartado visual.


Quién demonios era este Nicolas Winding Refn?

No conocía apenas nada, salvo una trilogía llamada Pusher que no me llamaba en exceso, pero a partir de entonces entraría en ese pack de directores a seguir, con un estilo cercano a Lynch y una brutalidad visual menos amable que Tarantino.

El tandem Gosling - Refn se mantuvo en Sólo Dios Perdona, en otra historia que daba una vuelta de tuerca a ese universo de seres estrambóticos, con verdaderos traumas psicológicos y una historia de violencia que se gestaba en ocasiones casi de forma procedural, aleatoria, pero resultaba impactante y encajaba en ese extraño mundo asiático.

Y llegó The Neon Demon, esta vez sin Gosling, que demostró saber volar solo incluso a través de un tributo directo a Refn como fue Lost River, cuya cinta, bajo mi punto de vista, en ocasiones supera a esta The Neon Demon.

Jesse es una jovencísima modelo que se desplaza a Los Ángeles para triunfar en el mundo de la moda, allí conocerá la forma de trabajar y la competencia existente del mundillo.

Con una impactante toma da comienzo el festín visual de NWR, a partir de entonces, la historia se desarrolla a través de los ojos de la joven promesa en mitad de un mundo absolutamente absorbido por la búsqueda de la belleza, en ocasiones para triunfar, en otras para paliar desequilibrios emocionales y en un pequeño recoveco del guión, en su forma más mundana.

Un retrato muy muy gris adornado con un arco iris de neón en múltiples escenarios que nos muestran desde la manera de trabajar del fotógrafo excéntrico de turno a la modelo más feroz y celosa de su terreno, dando forma a un retrato muy particular y oscuro de lo que podría considerarse casi una fábula con animales disfrazados de personas y con una Elle Fanning que realiza un muy buen trabajo.

Como historia de ficción que es, evidentemente el mundo de Refn debe tomarse casi más como un thriller de terror psicológico, en lo que podría ser incluso la pesadilla de una joven promesa a modelo, sobre todo en su recta final, donde el director se deja llevar y entra de lleno en todo un aquelarre de modelos para dar forma a esta particular pesadilla.

Lamentablemente, este intento de fusionar Lynch con Lars Von Trier deja un guión en esencia muy simple, en bucle en su concepto de belleza y competencia, que por momentos brilla gracias a su impacto visual y a ese retrato cercano a la pesadilla en la que pululan esos personajillos llenos de clichés y de frialdad desmesurada, pero que ni evoluciona desde sus últimos trabajos ni aporta demasiado a una idea que títulos como Whiplash o Cisne Negro ya han mostrado con mucho mejor pulso narrativo e incluso visual, a pesar de que los estilos y la propuesta sea distinta a todas luces.

Es por ello que este título sensorial de NWR es un paso atrás, a pesar de que deja tomas grabadas en la memoria por su potencia visual, la base es redundante y sus giros resultan de ejecución algo torpe y predecibles.

Un saludo.

18 de mayo de 2016

Capitán América: Civil War

Decía Platón que "La justicia no es otra cosa que la conveniencia del más fuerte", y esto, a grandes rasgos, podría ser la base argumental de esta nueva entrega del universo Marvel, en la que el Capitán América es la excusa para continuar la estela dejada por los Vengadores y el resto de personajes que se han ido añadiendo al plantel inicial.


Lo titánico del asunto es conseguir que el espectador disfrute de una historia razonablemente llevadera, mantener cierta coherencia con el resto de franquicias y evolucionar en cuanto a espectacularidad. Porque la legión de fans ya está asegurada y la captación de nuevos reclutas puede llegar en cualquier momento, ya sea, por poner un par de ejemplos, por descubrir un personaje interesante entre todos los existentes o bien por saber cómo evolucionan las distintas sagas.

A veces imagino, cuando estoy viendo una nueva entrega, cómo reaccionará el espectador que no tenga ni pajorela idea de lo que ha pasado en...digamos...las 3 cintas anteriores a la que nos ocupa.
De hecho, en ocasiones aparecen pequeñas referencias a objetos o sucesos que están por venir o que han aparecido de forma fugaz y que tienen cierta relevancia, pero a las que no se les presta suficiente atención porque es un injerto más en pantalla en ese frenético universo, algo que seguramente conecte un pasaje con otro, pero en ocasiones dicha conexión no llega, y todo queda relegado a un comentario, una imagen, una gema brillante, de los que sólo unos pocos disfrutan, el resto queda relegado a cierto ostracismo o sencillamente a pasar del asunto en espera de las hostias.
Esas pequeñas referencias desconocidas cobrará importancia cuando a Marvel Studios le venga en gana continuar con esa fase, pues de camino puede perfectamente alargar las franquicias con aventurillas varias.
Esto, si bien puede ser una estrategia interesante para enganchar a cierto público, resulta también un arma de doble filo que provoque, de forma cada vez más notoria, pereza a la hora de subirse al carro de toda esta vorágine de nombres y tramas.


Tras los acontecimientos de los Vengadores 1 y 2, Ironmanes, Thores, Antman y Capitanes América, el trabajo de estos seres tan "especiales" se pone en tela de juicio debido a la destrucción que dejan tras de sí en sus actuaciones.

Esta premisa era de esperar de cara a añadir ese toque actual y humanizado donde cualquier acto, por increíble que sea, siempre tendrá sus consecuencias, en una sociedad mucho más analítica que en la época de los primeros cómics, donde esos detalles quedaban más diluidos.
Sorpresivamente, y tras algunos movimientos de DC, la gran "rival" de Marvel en cuanto a este tipo de cine, parece que las creaciones de Stan Lee quieren acercarse tímidamente, y con el aval de tener ya muy bien asentadas las distintas franquicias que tejen este aparentemente complejo universo, a esa humanización de sus protagonistas. 
Si bien Marvel utiliza un tono más infantil y continuista en su estructura, sin olvidar al villano de turno que funciona como cortina de humo para justificar las hostias, es de recibo destacar que gestiona de forma correcta sus productos para presentar algo decente pero, no hay que engañarse, muy inocente en la mayoría de ocasiones, y en las antípodas de ser rompedor o llamativo en un ámbito que queda lejos de tomarse en serio como parece pretender en ocasiones, dentro de lo que cabe.
Porque si nos centramos en qué representa Civil War como película, todo se reduce a una venganza despechada, donde seres aparentemente invencibles se cuestionan entre sí sin creérselo ni ellos mismos, para acabar como siempre, dando tortas.
En la sombra tenemos un gobierno que ahora está y ahora no y que añade ese personaje indirecto que demanda comprensión por parte de esos seres capaces de destruir ciudades enteras, en un claro ejemplo de controlar las conveniencias de los más fuertes con la justicia por bandera. Un Stark casi bipolar, unos seres invencibles (Visión, Hulk, Thor, etc.) que ahora conviene que salgan y ahora no....así cuesta mucho centrarse para el que busque algo más sólido y cierta profundidad de calidad.


Pero la función es entretenida, la intención yo creo que es buena, Brühl lo hace medio bien salvo por cuando le da por hacer el ganso rodando como una croqueta en el suelo entre gemidos para "despistar" a los héroes mientras el otro aparece por detrás para atizar. Cosas, detalles...por no hablar de la impunidad con la que se mueve como Pedro por su casa...pero es algo que ya hemos visto en otras cintas de este tipo...que el ritmo no pare...es mejor no pensar demasiado en que por ahí andan los X-Men, Hulk y demás...
Los efectos especiales son muy buenos, la fotografía es correcta pero no destaca en prácticamente nada, la épica brilla por su ausencia salvo en dos o tres ocasiones, destacando un Spiderman muy divertido...y en general, comparto alguna opinión en la que se indica que lo de Civil War le queda algo grande. Como título, con Capitán América....3, hubiera sido suficiente. 
Eso sí, para mí es mejor que las 2 primeras, donde se iba de serio sin sustancia, con tramas aburridas, enrevesadas únicamente para desviar la atención de planes absurdos y reiterativos.
Aquí falla también en la resolución del conflicto aparentemente principal (yo no he diseñado ese cartel de confrontación, a mí no me miren), porque nadie cree en él, y porque la trama final tiene cierta chispa pero resulta débil si la analizamos con perspectiva, pero la intención, como digo, es buena.

Tras este receso, ni idea de por dónde irán los tiros, imagino que seguirá la vertiente más humorística y familiar, mezclado con grandes (ojalá que no sea únicamente por el tamaño) enemigos y retos.
Yo casi prefiero que Marvel se centre en ello, y deje la parte oscura y humana a DC, aunque si el resultado es bueno, por mí como si se mezclan los dos universos. En cualquier caso, es bueno que haya competencia, que se piquen y que se expriman los cerebros para regalarnos esa aventura definitiva que está por llegar.

Un saludo.


13 de mayo de 2016

The witch

The Whitch no es una cinta de terror al uso, no pretende ser ese entretenimiento liviano y pasajero estructurado a base de pasajes a cada cual más retorcido para dar la estocada final en una orgía de casquería o similar.
Todo aquel que vaya buscando algo parecido, o espere encontrarse al típico grupo que cae uno detrás de otro por el ente de turno o el desequilibrado del lugar, que se aleje de inmediato.


Una familia de colonos abandona una congregación en la Nueva Inglaterra de 1630, estableciendo su hogar alejados de la civilización.
La desaparición de un miembro de la familia comenzará a detonar una serie de sucesos aparentemente obra del maligno.

Bajo este escenario, Robert Eggers presenta una cinta de terror sobria en la que prima la tensión, el suspense y una historia construida sobre las bases de esa radical y puritana creencia cristiana, aderezada con macabras pinceladas que representan el culto sobre la brujería en una forma bastante alejada de los tópicos más representativos.
Estos elementos, unidos a la idiosincrasia del ser humano y a esos pequeños destellos de maldad y rebeldía que afloran en esas retenidas voluntades, convierten a The Witch en una interesantísima propuesta dentro del género de terror que combina de manera magistral ciertos elementos sobrenaturales con el folclore más conservador.

Esta combinación provoca esa sensación en el espectador mezcla de tensión y terror tanto por esa parte más oscura de la historia como por las reacciones de una sociedad tan sometida a las voluntades de Dios.

Pero si la cinta funciona, es en gran parte gracias al grandísimo trabajo de todos y cada uno de sus protagonistas, empezando por el cabeza de familia, interpretado por un magnífico Raph Ineson, que transmite a la perfección esa lucha patriarcal por mantener a su familia en un entorno que poco a poco consume sus fuerzas, hasta los jóvenes Anya Taylor y Harvey Scrimshaw como Thomasin y Caleb, en una representación que nos muestra ciertos elementos oscuros y puntos de rebeldía que nos hacen reflexionar sobre cómo se gestan, en definitiva, determinadas tribus urbanas o movimientos sociales debido, al fin y al cabo, a los propios actos del ser humano.

Muy recomendable.

Un saludo.


29 de abril de 2016

Arsonist's Lullabye



Fotografía: Fran Martínez
Tema: Arsonist's Lullabye - Hozier

6 de abril de 2016

Daredevil 2T

Pocos días antes del estreno de la polémica Batman v Superman Netflix presentaba del tirón los 13 episodios de la segunda temporada del hombre sin miedo, el demonio de Hell's Kitchen.


Tras una intensa y sorprendente primera parte, Charlie Cox vuelve a enfundarse el traje rojo para continuar su doble cruzada, por un lado hacer cumplir la ley como abogado, siguiendo los cánones establecidos, y por otro como el superhéroe en las sombras que persigue el mismo fin pero de una forma digamos menos ortodoxa.

Un muy buen ritmo, una producción a la altura, unos personajes bien definidos, un villano implacable y unas coreografías a la hora de repartir estopa cojonudas eran sus credenciales más llamativos, sin desmerecer una historia que funcionaba, que enganchaba, y ese perfil de luchador atormentado por sus dilemas morales.

Así que en un mercado cada vez más exigente, en el que se buscan continuamente fórmulas para no desgastar a la audiencia, el regreso del abogado se esperaba con una mezcla de ansia, curiosidad y miedo.

Con los episodios en espera en Netflix y con las aventuras de Superman y el hombre murciélago librando una batalla por momentos absurda entre fanboys y haters, era hora de regresar a la cocina del infierno (en realidad es Brooklyn, que es lo que más se parece hoy en día a lo que era Hell's Kitchen) para comprobar en primera persona si el nivel se mantenía, si bajaba o aumentaba el listón.

El resultado es que Marvel's Daredevil sigue siendo una de las series más cojonudas de superhéroes en la pequeña pantalla.


Al contrario que la primera temporada, en la que el villano principal era Kingpin, con el inconmensurable Vincent D'onofrio, en esta temporada se divide el bloque en dos para introducir personajes del universo Marvel como son Punisher y Elektra, pero éstos, lejos de ser amigos o enemigos, jugarán en cierta dualidad para atormentar aun más al pobre Daredevil en su lucha interna por justificar la ley por encima de la violencia a pesar de su necesario trabajo en la sombra.

Esta oscuridad irá engullendo poco a poco el universo del abogado llevándose por delante su parte más humana hasta quedar cara a cara contra el dolor y la ira, llevando al personaje al límite como en otras ocasiones ha sucedido con Batman, Spiderman y tantos otros.

En mitad de toda esta guerra, volvemos a tener escenas de acción brutales, con un nuevo falso plano secuencia como ya sucediera en su primera temporada en la que acabamos de nuevo agotados tras tanta hostia, hueso roto y violencia.

The Punisher, interpretado por el "amigo" de Rick en las primeras temporadas de The Walking Dead, ofrece esa parte animal desenfrenada pero con esa historia de fondo que conmueve al espectador y deja contra la espada y la pared al protagonista a la hora de defender esa parte tan podrida del ser humano que, a pesar de todo, debe ser juzgada en función a unos derechos que mantengan el equilibrio.

Por otro lado, Elektra representa esa historia de amor/odio que regresa del pasado para sacudir los cimientos del protagonista y sumirlo en un mar de dudas y sueños, mientras el personaje se mezcla con distintas lineas argumentales y sirve como trampolín para futuras temporadas.

El resto de secundarios sigue en un muy buen nivel, con un Foggy que a pesar de continuar siendo algo empalagoso en su vertiente más conservadora (aunque comprensible por momentos), se muestra asentado en ese rol de fiel defensor del sistema y una Karen Page con una vena investigadora que representa esa parte más thriller de la historia, encargada de demostrar esa inocencia injustamente enterrada entre conspiraciones de los perfiles más complicados.

Sumemos que Wilson Fisk aparece en algunos episodios, y un nuevo villano en forma de clan llamado La Mano, que ofrece cierto misticismo y que por momentos acerca la historia al género del terror y lo sobrenatural, y ya tenemos una fórmula muy potente para hacer funcionar la temporada.
Todo esto y más en 13 intensos episodios que vuelven a dejar con ganas de más y convierte a Daredevil en una de las propuestas de entretenimiento más cojonudas de los últimos tiempos.


Un saludo.

25 de marzo de 2016

Batman v Superman

Hace unos 3 años aterrizaba en las pantallas el reboot cinematográfico de Zack Snyder de uno de los superhéroes más complejos que existen, Superman. La cinta generó cierta controversia a pesar de que aquí a un servidor no le acabó de disgustar e incluso ha ganado potencia con el paso del tiempo.


Sumada a esta tendencia de cross-overs por parte de Marvel en el que las series y películas comienzan a tejer un universo único en el que los X-Men se mezclan con Deadpool, los Vengadores juntan tres o cuatro franquicias y Jessica Jones suena en los episodios de Daredevil, BatmanvSuperman pretende hacer lo propio con sus personajes de DC, juntando en esta ocasión dos pesos pesados,  por un lado el Caballero Oscuro y por otro el hijo de Krypton, en una combinación que a priori genera un gesto "what the fuck" en el espectador medio ante tal disparidad, porque todos entendemos que a Superman, en principio, no le tose ni Dios, y tampoco entendemos qué puede enfrentarlos si supuestamente ambos son defensores de la justicia.

Han pasado algo más de 2 años desde los acontecimientos de la lucha contra el General Zod y, a pesar de lo que suele pasar en estas luchas titánicas de destrucción masiva en las que todo queda reparado en semanas, aquí no han quedado reparadas muchas vidas y se cuestiona si Superman no debe pagar las consecuencias de tamaño caos.

El comienzo es realmente prometedor, es una opción interesante más allá del blockbuster de muerte y destrucción para situarnos desde el prisma de esas personas que se encuentran en el edificio que salta por los aires.
Unamos creencias religiosas, cierto miedo racial ante seres tan distintos y el resultado es ese intento de humanización que poco a poco se va colando en este tipo de productos de entretenimiento, pretendiendo dar un paso más hacia esa importancia que debe tener la historia en lugar de la estructura clásica de villano teje un plan y destrucción final a base de hostias.


Por desgracia, y a pesar de los intentos, aquí se sufren algunos males que en mi opinión hacen que el producto no acabe de cuajar.

Por un lado no acaba de explotar la vena dramática de la historia y el desenlace en alguna ocasión es flojo, podía haber dado algo más de sí. Tampoco acaba de dar la estocada épica que merecen dos personajes de tal envergadura (y eso que en El Hombre de Acero a mí me emocionó en más de una ocasión, gracias a Hans Zimmer, también es cierto), sigue alargando demasiado algunas escenas con un uso excesivo del slow motion, lo que provoca cierta desconexión cortando el ritmo y además no acaba de cerrar la historia debido a interminables epílogos.
Una vez finalizada, tampoco vemos que se aleje demasiado de la estructura clásica que comentaba de villano teje plan y final con hostias como panes.

A pesar de todos estos aspectos, la cinta tiene en sus bases elementos interesantes, sigue dejando escenas audiovisuales muy potentes y el Batman de Affleck está correcto, mejor que Bale en su versión Wayne, pero algo peor en su versión de Caballero Oscuro.

Un saludo.

27 de febrero de 2016

Room

Desconcierto es lo que nos acompaña en los primeros compases de este thriller dramático en el que Lenny Abrahamson presenta una historia por momentos sórdida, emotiva y bella a pesar del duro camino que recorren sus protagonistas.

Un reducido espacio, en forma de habitación, es el escenario desde el que arranca la vida de Jack y su madre. No sabemos los motivos ni la finalidad del porqué no tienen contacto con el mundo exterior.


Tuve suerte de no leer absolutamente ninguna sinopsis sobre la película, pues a pesar de que la premisa inicial no es el grueso de la historia, creo que es importante "nacer" bajo el amparo del desconocimiento para poder disfrutar este viaje, este tour de force en el que tenemos suspense, drama, pasamos miedo, agonía y de paso profundizamos en la psicología de los personajes ante los brutales acontecimientos, cuyas heridas veremos cómo afectan en cierta forma de manera impredecible a sus protagonistas.

Abrahamson dosifica de manera brillante la información para ir descubriendo poco a poco la trama, en una primera parte que juega con cierto suspense y desde cuya segunda mitad se persigue presentar una nueva dimensión que abarca un trabajo psicológico algo más "mundano" o de drama más corriente, pero igualmente interesante y con unos personajes que terminan por completar un trabajo interpretativo fenomenal.
En especial el joven Jack, sin desmerecer el papel de Brie Larson, cuyas opciones por hacerse con la ansiada estatuilla de mejor actriz bajo mi punto de vista son bastante elevadas y merecidas.

Sin hacer ruido, Room se presenta como la opción independiente de la temporada de cara a los grandes premios.

Muy recomendable.

Un saludo.

24 de febrero de 2016

Deadpool

Marvel sigue extendiendo su universo de entretenimiento explotando nuevas vías antes de que el agotamiento por parte de la audiencia acabe con la gallina de los huevos de oro, y tiene pinta de que la cosa va para largo.


Guardianes de la Galaxia ya presentó un grupo de cazarrecompensas que se alejaba del estereotipo de superhéroe clásico, o encorsetado en su rol de salvador y defensor del bien, como pueden ser Superman, Spiderman o grupos tipo Los 4 fantásticos, aunque estos últimos probablemente tarden bastante en volver a aparecer en pantalla, siendo un claro ejemplo de la facilidad que tienen para estrenar cintas de este tipo, con 3 (tres!) secuelas de algo que jamás ha llegado a funcionar.

Lobezno o Batman ya representan ese perfil de personaje sombrío, posicionados en el bien pero sin temor a saltarse las reglas. En menor medida Spiderman suele ser también un freelance chistoso pero sin perder el norte a la hora de discernir entre el bien y el mal.

Deadpool llega para dar un golpe en la mesa, sacar lo brutalidad de Lobezno, la lengua afilada de Spiderman, la sed de venganza de Batman y añade pinceladas de mucha mala leche a lo Kick-Ass (la primera) para presentar una nueva franquicia que funciona, no se corta y explota en pantalla con una personalidad arrolladora.

Hablar del argumento de DP es, bajo mi punto de vista, restarle al guión los pocos puntos sorpresivos en cuanto a trama, por lo que lo único que diremos es que la cinta es una mera carta de presentación en la que se nos cuenta el "nacimiento" de tan peculiar "superhéroe".

Correctamente estructurada, una buena banda sonora, con una historia contada a base de flashbacks, con la consiguiente facilidad a la hora de dosificar las sorpresas, y con un ritmo muy acertado, Deadpool funciona muy bien bajo una premisa muy simple pero efectiva, en las antípodas de lo que podría considerarse como algo original en cuanto a trama central, pero sí rompedor en cuanto a carisma, y es ahí donde brilla con luz propia, gracias a un Ryan Reynolds en estado de gracia al que le sienta a las mil maravillas el personaje, una suerte de hijo bastardo de Han Solo inflado a base de esteroides y con bastante peor lengua, con el que nos reímos en más de una ocasión gracias a no dejar títere con cabeza del universo Marvel contemporáneo e incluso de otras franquicias, ya sean de la casa o no, todo ello aderezado con unos efectos correctos y las típicas piruetas y coreografías CGI.

No hay que engañarse, aquí lo que manda es el señor Pool, el humor, el atizar a nuestra cultura pop, la brutalidad y el ensañamiento. La fórmula ha funcionado, así que para la siguiente deberá superarse y ser más incisivo todavía, y hacer algo original para justificar la retahíla de chistes, porque en caso contrario la cosa acabará por ser una Scary Movie a base de refritos o el típico 1 vs 1 de héroe (atípico, eso sí) contra villano.

Como muy bien dicen en los títulos de crédito iniciales, los putos amos son los guionistas, a demostrarlo.

Un saludo.

10 de febrero de 2016

Spotlight

Spotlight cuenta la historia de un grupo de reporteros del Boston Globe que desenmascaró el escándalo de abusos sexuales a menores en la archidiócesis de Boston, y que provocó una reacción en cadena destapando casos a nivel mundial.


Tom McCarthy se marca una cinta soberbia, con un ritmo potente pero sin perder el norte a la hora de retratar de la forma más realista posible el oficio del periodismo.
Aquí no veremos reuniones sórdidas en pasillos oscuros, ni sicarios contratados para quitar a la mosca cojonera de turno, o el joven becario al que extorsionan para extraer información. 
En su lugar tenemos un trabajo tenaz, real, sufrido, de listas infinitas, de cotejar datos, de utilizar las brechas y puntos flacos de las mismas leyes para sacar a la luz una historia muy turbia.

Para ello se asienta sobre unas interpretaciones muy sólidas, en especial Ruffalo, Keaton y un sorprendente Liev Schreiber. Sin estridencias, sin hacer uso de una banda sonora en exceso llamativa que simplemente acompaña las transiciones y dota de cierta tensión en algunos momentos.

Puede que a algunos les parezca demasiado real incluso, que esperen ese aire noir, esa fotografía de galería o esos personajes atormentados, pero para ser honestos con esta historia reciente, debía contarse como tal porque la fuerza de la misma y la capacidad de sus protagonistas para trasladar esa pasión era lo que realmente debía dejar marca en nuestras conciencias.

Lógicamente, la mayoría desconocemos lo que se cuece en una redacción, y tampoco tenemos manera de saber hasta qué punto o qué intereses habían detrás de la historia, de haberlos, pero lo que no se puede negar es del impacto en la sociedad, de la capacidad que se puede llegar a tener siendo tenaz sin olvidar el criterio.

Spotlight saca de los bajos fondos una historia que debía refrescarse, un hecho que debe hacernos meditar, que debería hacer mucho más críticos a los indiferentes y que funciona para conocer desde sus entrañas un oficio necesario que, por desgracia, cada vez se denigra más, ya sea por la poca moralidad o por la falta de rigor, como en tantos otros estamentos.

Un saludo.

3 de febrero de 2016

The Leftovers

Existe cierto miedo patológico sobre las obras que llevan el sello Lindelof desde que millones de personas quedaron traumatizadas con el polémico final de Lost, a pesar de ello, el buen hombre sigue apostando por obras con cierto aura de ciencia ficción pero utilizando como base historias aparentemente mundanas que encierran infinidad de secretos.


Como si de una venganza orquestada por el propio Damon se tratase, en esta ocasión se asocia con Tom Perrota, autor de la novela en que se basa The Leftovers, para meternos de lleno en ese inquietante, enigmático y misterioso universo de nuevo y volver a jugar con nuestros sentimientos a base de what the fucks en toda regla, para empezar, nos quiere vender que 140 millones de personas desaparecen un buen día sin dejar ni rastro.

Sectas, religión, tragedias y un mundo que intenta avanzar sin poder explicarse qué demonios pasó aquel 14 de octubre, con familias destrozadas por la desaparición injustificada de sus seres queridos (o no tan queridos), así comienza esta serie que contemplará 3 temporadas en total y que desde su inicio ha ido creciendo en intensidad, añadiendo personajes y elementos de ficción que conjugan un caldo muy del estilo Lost pero sin la barrera que supone estar en una isla remota, ya que la acción se traslada a escala global, mostrando poco a poco esos misterios que encierran las familias cuyos desaparecidos parecen tener algún tipo de conexión, o puede que la conexión esté en los que se quedaron, ahí reside la magia de Perrota/Lindelof, adorables, en hacerte dudar hasta escribiendo una crítica.


Y este es el gran temor y por el que muchos probablemente ni se acerquen, el temor a ser "engañados" de nuevo, a la frustración de no encontrar respuesta al puto oso polar, a personajes demasiado extraños, a mesías en rebajas, al humo negro...y sinceramente es una pena, porque la capacidad de crear tensión y desconcierto que tiene esta serie es sencillamente magistral.

El simple hecho de no acercarse se le da la espalda a una construcción de personajes muy sólida, a unas historias interesantes, de cierta crítica hacia el culto religioso y el sectarismo, a ese enfoque frágil del ser humano, a la culpa, la redención...en definitiva, a una ficción que puede no dar las respuestas a todo lo que plantea, de hecho es previsible que así sea, pero que en el camino nos deja episodios espectaculares, muy intensos, sin olvidar una calidad técnica envidiable, con alguna fotografía fantástica y una banda sonora de las que quedan grabadas a fuego.

Un saludo.

1 de febrero de 2016

The Revenant

Alejandro González de Iñárritu vuelve a sacudir al público y crítica con un proyecto alejado de su anterior obra, Birdman, pero que lanza otro órdago, a su manera, en forma de pulso técnico y sensorial.
Si Birdman era presentada como un falso plano secuencia de 2 horas de duración, The Revenant apuesta por introducir al espectador en todo un tour de force rodado casi en su totalidad con luz natural.


Dejando ya de lado sus fanfarronerías técnicas, es el momento de saber si la nueva propuesta del director mexicano cumple además las expectativas, si Di Caprio vuelve a regalarnos un buen papel y si la historia tiene los suficientes alicientes como para formar algo sólido e interesante para las audiencias.

The Revenant nos sitúa a principios del siglo XIX, donde un grupo de tramperos son asaltados por nativos y deben huir a través de la montaña guiados por Hug Glass, un explorador al que acompaña su hijo mestizo.
La obra surge como adaptación de la novela de Michael Punke y tras varios retrasos y cambios de equipo, esto último nada halagüeño en la mayoría de casos, Iñárritu se hizo a los mandos para intentar llevar a buen puerto una historia que si bien no es que sea un derroche de originalidad en cuanto a su planteamiento, consigue sorprender, retorcernos en el asiento y mantenernos con los ojos pegados en la pantalla.

The Revenant podría considerarse como una survival movie bajo un entorno bello y a la vez hostil, en el que se añade cierto misticismo propio de esas culturas chamánicas olvidadas que atormentan la voluntad del hombre dividido por sus orígenes y en el que se nos muestra la mezquindad del ser humano desde distintos prismas.
Bajo todo ese enfoque, encontramos la figura del protagonista principal, alma del asunto y verdadero motor para que el engranaje funcione, y de nuevo hay que decir que Leonardo Di Caprio vuelve una vez más a estar enorme ante la pantalla, en un papel muy exigente, por momentos electrizante gracias a ese entorno frío y helado al que acompaña con una gélida mirada, de dureza y sufrimiento, odio, comprensión, venganza y redención.
Por su parte, Tom Hardy como némesis ofrece esa figura odiosa, casi cercana al animal de rapiña que representa la parte más oscura del ser humano que no ha conseguido superar su tormento interior y que se ve vencido ante sus voluntades más primarias, pero sin dejar de lado una tremenda capacidad por la supervivencia.


Todo un tour de force como comentaba bajo la simple premisa de la venganza, en lo que aparentemente es la clásica historia search and destroy pero en la que se esconde todo un lienzo de sensaciones, de desgarradores (nunca mejor dicho) momentos que quedan grabados en la retina, de tremenda belleza visual, y de una de las más jodidas actuaciones de Di Caprio, el resultado es sencillamente magistral y por momentos agotador.

Un saludo.

29 de enero de 2016

Creed

Creed resucita de nuevo la figura de Rocky Balboa, en una nueva entrega del carismático boxeador de Philadelphia esta vez bajo la dirección de Ryan Coogler, que realiza un notable trabajo sobre la franquicia.


La historia se centra en la figura de Adonis Johnson, hijo del mítico Apollo Creed y gran amigo de Balboa, que cayó muerto en el ring ante He-Man y cuyo padre jamás pudo conocer ya que nació justo después del fatal desenlace.
El muchacho vive una vida paralela entre la oficina, un trabajo estable, y los rings alternativos donde saca ese gen de luchador ocultando su pasado para ganarse por sus propios méritos el reconocimiento.

Con este interesante, que no exento de clichés, caldo de cultivo se presenta una nueva historia sobre el boxeador italoamericano más famoso del celuloide, pero esta vez Balboa ya definitivamente pasa el testigo y únicamente aparece como figura conocedora del oficio, desde el pesar de los años, estancado en otra época pero con un olfato afilado y ese sentido del deber para cumplir con esas acciones, por pequeñas que sean, y sentirse realizado tanto con los vivos como con los amigos ya fallecidos.

Una vez pasado el trámite de aceptar la figura de Adonis como el hijo de Creed y comenzar su entrenamiento es donde la cinta ofrece esas pequeñas perlas en forma de secuencias entrañables en las que Rocky muestra todo su conocimiento, a su ritmo, con seguridad y sobre un montón de ruido en forma de Hip Hop y luces de neón, donde se funde el pasado y el presente y donde podemos ver otra de las mejores versiones del personaje interpretado por Sylvester Stallone, que sencillamente llena la pantalla cada vez que aparece, esta vez no tanto por volumen, pero sí por carisma y potencia emotiva.

Pero no se olvida de la evolución de Creed, en una lucha interna algo más predecible pero de igual forma interesante que conjuga ese universo de prisa, ansia y fama que envuelve al mundo del deporte y el entertainment con ese tormentoso pasado y pelea interna por aceptar esas letras que forman su legado y del que el chaval no hace más que poner barreras hasta creer ser merecedor de ellas.

El análisis de Creed debe también, como es lógico dada la temática, profundizar en las peleas, y en esta ocasión no iba a ser menos.
Aunque escuetas, la calidad de las mismas es enorme, con un manejo de la cámara fantástico, unos planos brutales, feroces, en los que el punto de vista subjetivo se acerca poco a poco hasta que prácticamente sentimos los golpes, el agotamiento, y se aleja para tomar aire y volver de nuevo a la batalla en un balanceo fantástico que mete de lleno en la acción al espectador y lo hace sufrir junto a los protagonistas.
Definitivamente, el nivel alcanzado en este aspecto en la saga lo hace muy, muy destacable.


Una vez pasado los aspectos técnicos, las actuaciones, la trama...lo que queda es la nostalgia, esa figura que planea y nos acompaña durante el metraje, que nos hace recordar momentos pasados, como ya sucediera en la anterior Rocky, donde se juega con el drama para darle un cariz entrañable, a base, por ejemplo, de unos pocos acordes que recuerdan la mítica melodía de Bill Conti, o alguna secuencia que actualiza las clásicas, o la utilización fantástica de la figura de Apollo, que parece observarlo todo desde la lejanía.

Los más fríos pueden decir perfectamente que es un nuevo intento de exprimir la gallina de los huevos de oro, que es un drama sencillo, previsible y una excusa para Stallone de meter de nuevo a uno de sus personajes estrella en escena.

Es respetable, pero yo he visto ciertamente cariño en algunas secuencias, he visto nostalgia, una reinvención incluso sonora que osa fusionar el hip hop con las partituras originales, y un retrato correcto y respetable del mundo del boxeo, por no mencionar las fantásticas luchas, una fotografía cuidada y un ritmo bastante acertado.
De seguir así, con gusto seguiremos volviendo a Philadelphia cada pocos años hasta que Rocky quiera.

Un saludo.

21 de enero de 2016

The Martian

No sé si Andy Weir, un programador informático que un buen día decidió auto publicarse su propia novela de ciencia ficción, era consciente de lo que se le venía encima en cuestión de dos años, pues en este tiempo, su obra fue fichada por una editorial, los derechos fueron vendidos para su adaptación cinematográfica y ahora Ridley Scott la presenta como una fiel y solvente cinta que gustará a los amantes del survival y del siempre atrayente planeta rojo.

Matt Damon interpreta al astronauta Mark Watney, biólogo y miembro de una expedición encargada de realizar investigaciones en Marte. Una tormenta pondrá en peligro la misión con lo que su capitana decide abortarla y regresar, pero el bueno de Mark sufrirá un accidente y será dado por muerto, mientras el resto de la tripulación emprende el  retorno a casa.


Supervivencia, humor y ciertas dosis de acción son los elementos que nos acompañarán en esta aventura que resucita el concepto de Robinson Crusoe en un ambiente "algo" más hostil, apoyada por un muy buen ritmo y un director que no se aleja demasiado del manual que Weir le facilitó para poder hacer un producto muy disfrutable y con pocos peros, salvo que determinados aspectos puedan parecernos poco realistas o no nos convenza demasiado la actitud de un protagonista que en ocasiones parece no tomarse muy en serio la gravedad de su situación. Pero como comentaba hace poco en una conversación sobre la cinta, bajo mi punto de vista si dicho personaje, con la preparación que se le presupone para misiones de ese tipo, sabe que va a morir, lo único que cabe es seguir adelante y probar suerte, y con humor todo pasa mejor.

En cualquier caso, pocos no esbozarán una sonrisa ante determinadas situaciones, o se interesarán por esas "pequeñas" lecciones de ciencia para dummies, o no se emocionarán con alguna que otra fantasmada, muy bien plasmada, eso sí, y con continuas referencias a nuestra cultura contemporánea, menos que en el libro en el que se basa, pero igualmente agradecidas, mientras las canciones de la capitana Lewis atormentan a algunos y hacen las delicias de otros.

Un saludo.

9 de enero de 2016

Maggie

De nuevo asistimos a esa suerte de cine fusión en la que el director intenta recoger una temática cuya exclusiva tiene a buen recaudo productos como The Walking Dead para adentrarse en el arriesgado mercado del largometraje de terror con tintes dramáticos.


Henry Hobson pretende ralentizar el manido proceso de conversión zombi para profundizar en gran medida en esas relaciones personales que se suelen perder por el camino en este tipo de producciones, ahondando en esos aspectos que suelen atravesar fugazmente la pantalla mediante escenas climáticas y que dan paso a escenas de acción que no suelen dejar demasiado tiempo para la reflexión, entre otras cosas porque su esencia suele ser otra.

La cinta nos sitúa en un escenario post apocalíptico en el que la plaga zombi, catalogada ya como enfermedad, está controlada y cuyos protocolos de actuación están claros por parte de la población de cara a sobrevivir y continuar con sus vidas. 
Es entonces cuando Maggie, la hija de un granjero, sufre una mordedura.

Dejando a un lado que este tipo de historia pueda atraer más o menos, sin duda ver a Schwarzenegger embutido en un drama y ver de qué es capaz el mítico T-800 es uno de los alicientes para los que crecimos con el bueno de Arnold y sus didácticas pelis.
Y debo decir que el tipo cumple, no es que haga un papel de aquellos que erizan la piel, pero se contiene y transmite lo suficiente como para funcionar en su rol, salvando incluso cierta frialdad por parte de Maggie, cuya oportunidad para presentar una de esas relaciones que brillan, bajo mi punto de vista, ha perdido.

El que espere grandes dosis de acción, probablemente se sentirá defraudado, puesto que esta historia se codea más con esa visión gris y atormentada de pelis como The Road, sin descuidar algunos momentos de tensión bien llevados y que consiguen enlazar de forma más que correcta el drama personal para dotarla de cierto ritmo, siempre pausado, enfocado más en mostrar la temática Z como si de una enfermedad terminal se tratase.

El principal problema que le veo a Maggie es que en su extremo cuidado por no caer en ciertos clichés, en no caer en el pozo de una cinta de zombis más, acaba siendo un buen producto con un acabado correcto y sin demasiadas fisuras, ciertamente comprometido en mostrar ese drama olvidado en este tipo de licencias., pero no arriesga. No consigue llegar al clímax de la relación padre-hija ni tampoco resulta demasiado impactante en cuanto a lo que podría haber mostrado de ese desagradable proceso, con lo que tenemos un drama anti climático, un terror no demasiado destacable y un thriller tímido.

Un saludo.

8 de enero de 2016

The Hateful Eight

La octava película de Tarantino regresa al género del western pero sin dejar de lado ese estilo tan particular del director de Tennesse, con sus característicos diálogos, sus gamberradas, violencia y humor negro.


Un caza recompensas llamado John "The Hangman" Ruth se dirige a un pueblo llamado Red Rock para entregar a la forajida Daisy Dormegue, pero un temporal le obligará a detenerse en una posada junto a un variopinto grupo.

Rodada en formato 70mm, la cinta pretende ofrecer toda una experiencia visual para disfrutar en la gran pantalla, o por lo menos las adaptadas, en todo un mensaje de amor por el séptimo arte y lanzando un pulso al imperio digital, aunque prácticamente vaya a ser estrenada en su totalidad en este formato y pocas salas ofrecen la posibilidad de disfrutarla como se debe.
La sala Phenomena Experience en Barcelona es una de ellas.

La fotografía de Robert Richardson luce fantástica en unos primerísimos planos muy potentes junto a unos paisajes gélidos, en los que los personajes se arrastran mientras se dirigen al núcleo de la cinta, que no es otro que la "Mercería de Minnie", donde se desarrolla el meollo y donde el western flirtea con el resto de géneros que se dan cita, desde el thriller hasta el gore, pasando por la comedia. Aquí cabe todo, porque Tarantino utiliza como nadie la narrativa y su potencia visual para ofrecer al espectador esa bizarra mezcla.

Dividida en 5 actos, Los Odiosos Ocho se podría considerar como la versión western de Reservoir Dogs, en otro contexto evidentemente pero jugando con esos elementos más cercanos al thriller, con diálogos mucho más prolongados, un rompecabezas algo más complejo y con mucho más músculo visual.
Y aunque el resultado es mucho más maduro en todos los sentidos que aquella, ciertamente se aprecia un excesivo metraje debido precisamente a esos diálogos que hacen a su vez de macguffin, pero que en lugar de ofrecer algún estímulo, aunque sea visual, nos mantiene atentos a un, en ocasiones, pedante relato que no lleva a ninguna parte, y esto una vez finalizado el viaje es más evidente de lo que debiera.


Pero tiene tantos buenos momentos, sobre todo en su segundo acto, que el sabor que deja finalmente es muy bueno, y justifica esos momentos en exceso alargados, gracias a esa mezcolanza de géneros, a las fantásticas actuaciones, en especial Samuel L. Jackson y Jennifer Jason Leigh, a ese humor que provoca la carcajada canalla, a esa música de Morricone (repescada de otros proyectos), y alguna que otra escena que sencillamente es una maravilla, como la del piano.

Tarantino ha vuelto a ofrecer un producto muy suyo, alejándose mucho del universo "violent pop" de otras obras como Kill Bill, de la absurda complejidad que forma ese micro universo llamado Pulp Fiction y del cachondo y sui géneris retrato histórico sobre el nazismo o de los años previos a la Guerra de Secesión, pero sin olvidar sus raíces, su humor y su particular forma de retratar ciertos aspectos raciales y personajes que tienden a escapar de lo políticamente correcto o de la figura pre establecida en la época en que se encuentran.

Un saludo.