29 de julio de 2013

The Last of Us

Hoy me salto la peli de la semana para comentar lo que probablemente sea el cierre más cojonudo que haya podido tener un sistema de entretenimiento de sobremesa (una consola de videojuegos, vaya) en las últimas generaciones.

No sólo representa una revolución en cuanto a narrativa y profundidad a la hora de transmitir emociones mediante órdenes que salen de un mando que nosotros dominamos, sino que además consigue la difícil tarea de emocionar, de transmitir tensión, miedo, alegría, pena y por supuesto algo que no sucede muy habitualmente en los que como yo llevamos ya unos cuántos años dándole a esto de los videojuegos y que cada vez nos cuesta más invertir tantas horas en finalizar los títulos, hablo de divertirnos sobremanera y de incluso querer repetir la experiencia una vez terminada, dada que su duración y rejugabilidad son exquisitas, sin hacerse tedioso, con el componente justo de evolución entre pasada y pasada que pican al jugador, ofreciendo de nuevo una experiencia que permite descubrir más y más detalles que quedaron ocultos a nuestra vista ya sea por la espectacularidad de alguna escena, por las prisas de querer salir por piernas de una situación límite y que ahora controlamos mejor o bien por no estar tan familiarizado con el entorno.


Entorno, porque The Last of Us es por encima de todo un mundo creado para paladear, para degustar lentamente mientras escudriñamos casas decrépitas, zonas aisladas, parques, túneles, poblados, un mundo olvidado y violento, con la naturaleza invadiendo esa urbe de hormigón y metal en la que parecen todavía escucharse los ecos de una civilización perdida, a pesar de la aparente soledad que nos envuelve en nuestro camino.

Soledad que no es tal, ya que en cada esquina acecha el peligro, ya sea por las cuadrillas de supervivientes que han elaborado una comunidad en la que prima el más fuerte y en las que la caza de recursos llega a puntos de incluso el canivalismo, representado de forma sobria, con cambios de ritmo sonoros y alguna frase esporádica con tono nervioso de personajes que todavía atisban un resquicio de humanidad y que les diferencia de las bestias.
O bien por enemigos frutos del extraño virus que hizo que todo se fuera al garete, y que le da al juego un componente de survival horror con algunos pasajes simplemente de acabar agarrotado de la propia tensión.

The Last of Us nos pone en la piel de Joel, un tipo que lleva 20 años sobreviviendo en un mundo devastado por un virus que convierte a los seres humanos en una suerte de infectados, tipo 28 días después. En su camino se topará con Ellie, una adolescente muy especial y que se convertirá en compañera de viaje en una misión por intentar devolver la esperanza a la humanidad.


No estamos ante un derroche de imaginación a la hora de valorar el guión del producto. Trasladado a cualquier película apocalíptica podríamos incluso tacharla de predecible o poco novedosa, pero todo cambia cuando uno se pone tras los mandos de estos personajes y poco a poco construye su historia, ayudándoles a sortear infinidad de peligros hasta llegar a empatizar con ellos gracias a un buen puñado de momentos escogidos con sumo cuidado, tomando lo mejor del mundo del cine de forma simple y directa arropado con una factura cuidada al detalle. Como las notas musicales que Gustavo Santaolalla rasga para deleite de algunos pasajes, ya sea para infundir miedo, calma, soledad o bien para dar paso a un fundido negro ante una situación típica de los cliffhanger que las series suelen dejar al final de la temporada, dejando al espectador en shock, brutal.


Técnicamente además, resulta un fuera de serie. No voy a aburrir con tecnicismos, pero la sensación orgánica de los escenarios es simplemente magistral. Todo parece vivo, en movimiento, la inteligencia artificial de los secundarios, sin ser perfecta, está a un nivel fantástico, incluso respondiendo en función de algunas acciones. Ellie se mueve de forma fantástica, nerviosa si la situación lo requiere, comentando una situación violenta o simplemente apartándose y dejando el espacio que requiere nuestro personaje para explorar o moverse por el entorno.


Reconozco mi debilidad por este tipo de productos, orientados a la supervivencia, a la resolución de algún que otro puzzle (aunque sin llegar al nivel de antaño) y a la exploración de un mundo hostil y solitario. Ese mundo que permite detenerse unos instantes para observar una mole de acero resquebrajada, mientras los rayos de sol atraviesan los árboles y el crepúsculo lo invade todo con colores miel o con la amenaza de una tormenta.
Esto es algo de agradecer en una cada vez más industria orientada al producto explosivo, a la velocidad terminal de efectos generados para machacar los sentidos una y otra vez de la forma más retorcida y sin posibilidad de escape ni pausa, aunque por fortuna todavía quedan una serie de estudios que cuando deciden crear algo lo hacen a lo grande como en el caso de Naughty Dog.

The Last of Us es una joya que desde el momento en el que salió a la calle se convirtió en objeto de culto en el mundo de los videojuegos, y será recordado como uno de los cierres de generación más redondos de las últimas décadas.

Un saludo!


22 de julio de 2013

The Purge

Como si de un episodio extra largo de la dimensión desconocida se tratase, The Purge se presenta como una interesante idea que pretende ahondar en la parte más animal del ser humano, en ese instinto encerrado frágilmente a ojos de una sociedad aparentemente civilizada.

En un futuro cercano y durante 24 horas, en los Estados Unidos (dónde si no), se establece el día de la purga, que consiste en poder salir impune ante la ley de cualquier acto violento, robo, asesinato, etc.
Un día de sacrificio que permite que los niveles de violencia el resto del año sean casi inexistentes.


Sin duda la idea es interesante, es llevar al extremo una solución salomónica inviable en la sociedad real, pero que pretende ofrecer una pequeña visión de cómo funcionaría todo ante una situación aceptada por gobiernos y autoridades.

Pero todas las bondades de la cinta se desparraman llegados a cierto punto de la historia, donde debe mostrar sus cartas, sacar partido de una idea interesante y donde el director debe saber mantener la tensión como en sus primeros minutos.
Y no lo consigue en mi opinión, debido a que todo desemboca en una pequeña situación de un día que podría haber dado más de sí si quizás se hubiese enfocado el tema en algo más psicológico que no en el típico producto mata mata, predecible y con situaciones algo flojas o no muy inspiradas, dejando una extraña sensación que nos hace pensar que el director no ha sabido exprimir el material que tenía entre manos.

A pesar de todo, la cinta entretiene, sobre todo en su primer acto, deja algunos momentos de cierta tensión, una idea que puede enganchar y, a pesar de que el grueso de su resolución es flojo o no sorprende, contiene algunas escenas muy brutas y bien rodadas.

Por cierto, que es de esas cintas que al finalizar dejan la sensación de que puede haber secuela, y a raíz del éxito en taquilla, apostaría por ello.

Un saludo!

15 de julio de 2013

Star Trek Into Darkness

El reboot que JJ Abrams le endosó a la saga Star Trek ahora hace 4 años le sentó a las mil maravillas a un universo algo desgastado y que no conseguía en la gran pantalla, salvo pequeñas excepciones como Primer Contacto, poner de acuerdo a crítica y público.

Aquél reinicio de la saga supuso un abanico de posibilidades muy estimulante, ya que si bien se podía seguir el transcurso de la saga, también era posible introducir cambios que enriquecieran y mejoraran la experiencia, todo un acierto en mi opinión y que supuso el pistoletazo para que el hype se disparara ante la posibilidad de descubrir qué nos depararía el futuro trekkie.

Lamentablemente, y a pesar de los buenos comentarios que va recibiendo la cinta, que parece que además funciona muy bien en taquilla, a mi me ha parecido un peldaño por debajo de la primera incursión, incluso diría dos o tres.


Kirk y su tripulación regresa a la Tierra tras una misión y se encuentran con un ataque terrorista que les hará viajar hasta una zona enemiga Klingon, allí intentarán dar caza a un mortífero fugitivo.

Uno de los grandes problemas que le veo a la cinta es su excesiva linealidad, y la verdad es que me extraña viniendo de gente como Abrams y Lindelof, sobre todo del segundo, todo un experto en crear cliffhangers, giros y sorpresas, aunque no siempre sean del gusto de todos.
Desde los primeros compases algo falla, la historia avanza a trompicones, ahora nos meten una conversación para acto seguido poner una escena y volver a la misma conversación pero del revés, un sinsentido que corta el ritmo y lo peor de todo, hace que uno sienta que las escenas no importan un pimiento y que no tienen peso alguno en definitiva sobre la historia.

Siendo magnánimos, uno puede dejar pasar depende qué acciones dado que no hay que olvidar que los personajes siguen siendo "cadetes" en esta entrega, es decir, todavía no es la tripulación exploradora en la que se convertirá algún día, pero es que algunas decisiones, algunos giros son demasiado infantiles, demasiado previsibles y con esa insoportable linealidad que, a pesar de algunos detalles que se siguen agradeciendo para el que conozca el universo de Star Trek, hace que no acabemos de conectar con una historia en definitiva floja.


Detalles como la llamada a Nimoy, personajes como el de Alice Eve o lo increíblemente perdido que resulta Kirk en esta entrega, los giros finales, los "faroles" de unos y otros...todo huele a raíl de un sólo sentido para un producción de la que quizás yo esperaba algo más.
En cuando a los aspectos técnicos, los efectos especiales son de un gran nivel, pero tampoco deja nada grabado en la retina, nada destacable o que rompa con la tónica de CGIs ya vistos en otras producciones de este calibre. Eso sí, se han moderado con los "destellos" en esta parte, aunque a mí personalmente no me molestaban en absoluto.
Incluso Cumberbatch, que hace un más que digno papel de villano, parece fuera de lugar, llevando a unos límites extraños a los personajes y que juegan a favor siempre de que avance la historia a pesar de demostrar en más de una ocasión que está por encima de todos.

Una vez atizada, y debido principalmente a esto último que comento, imagino que mucha gente no la vea tan "desastre", y probablemente estén en lo cierto porque sigue siendo muy superior a muchos pseudo blockbusters, pero mis sensaciones tras verla son así, y todo se acentúa cuando ves la obra anterior en el que sólo con el prólogo, ya se desata más emoción y épica que en buena parte del metraje de ésta.

Un saludo!

8 de julio de 2013

The Last Stand

El retorno como protagonista principal de Arnold Schwarzenegger a la gran pantalla viene de la mano del director coreano Jee-Woon Kim, un tipo del que he visto un par de obras suyas y ambas me han parecido muy interesantes, Doomsday Book y El bueno, el feo y el raro, aquél remake de la cinta de Sergio Leone que tan bien nos lo hizo pasar al respetable en Sitges hace unos años.

Había cierta expectación lógicamente por ver al bueno de Chuache de nuevo repartiendo, una vez vista la cinta, el resultado es mucho mejor del esperado, es una peli que no engaña a nadie ni creo que lo pretenda, es un entretenimiento puro y duro, con sus escenas cómicas, brutalidad y un guión simple pero efectivo.

Un jefazo del narco mexicano  escapa de las manos del FBI, pero en su periplo para llegar a su tierra y quedar libre de las manos yankis, deberá cruzar por el pueblo de Gobernator.


Sin más. Sin desarrollar personaje alguno salvo un par de pinceladas sobre el protagonista para entender por qué es tan duro de roer y con unos secundarios que simplemente están ahí para el lucimiento de la acción, los tiros, la casquería y un humor bien dosificado aunque con algún punto asiático que chocará a más de uno. Eduardo Noriega es esta vez el villano de turno, en una versión cómica del Bardem de No Country.

Sin duda la gran atracción sigue siendo Arnold y su vuelta al ruedo, y hay que decir que sale bastante bien parado, con su toque entrañable pero sin dejar de imponer presencia y colaborando en el tono cómico del que la cinta bebe constantemente.

Tiene burradas mil, como cierta escena en un trigal con dos coches. Una burrada, de friki, pero es que hasta estos momentos surrealistas arrancan alguna carcajada.

Un saludo!

1 de julio de 2013

Spring Breakers

Extraña mezcla entre el videoclip tipo Réquiem por un sueño, las cintas de pandilleros y una mirada de soslayo al mundo gánster con cierta carga psicodélica.

Las capas por las que se mueve la cinta de Harmony Korine, del que no tengo el gusto de haber visto ninguna otra de sus producciones, pueden no gustar a todos los públicos, entre otras cosas porque plantea un micromundo muy sui géneris en el que un cúmulo de personajes forman una trama por momentos brillantes, por momentos hilarante y por momentos incomprensible, como cierta escena final,  que pese a su belleza e hipnotismo, puede resultar hasta cómica.


Spring Breakers nos cuenta la historia de cuatro estudiantes que planean unas vacaciones en Florida, una vez allí entrarán en una espiral de vicio.
El cuarteto protagonista consigue durante los primeros minutos meternos de lleno en la cabeza de unas universitarias que viven la cultura MTV de una forma muy visceral, puede que incluso los más puretillas alucinen un poco con el desparpajo y las formas de las chiquillas, pero todo forma parte del plan para que nada desentone en el camino que poco a poco se va formando hasta desembocar en ese mundo de excesos donde un James Franco, con una interpretación fantástica (de nuevo), lidera como si de un mesías se tratara el cotarro.


Es llegados a este punto de la historia cuando todo pasa a un plano "adulto", en el que las juergas, el alcohol y el sexo juvenil da paso a algo más serio, como si de un videojuego se tratase e incluso dejando poco a poco en el camino los personajes que realmente no tienen el perfil para llegar a ese estado de exceso superior.
Mención especial a cierta escena en la que Franco convierte una balada de Britney Spears en todo un momentazo, simplemente brillante este pasaje.

La cinta, repito, puede que no guste a todo el mundo, golpea con fuerza por momentos pero también podemos sentirnos manipulados o no demasiado conectados con ese mundo tan especial y de neón, como ya pasara con Drive, pero con mucho más exceso y menos momentos, digamos personales.
A pesar de todo, es una obra interesante en el panorama y que merece un buen visionado.

Un saludo!