9 de enero de 2016

Maggie

De nuevo asistimos a esa suerte de cine fusión en la que el director intenta recoger una temática cuya exclusiva tiene a buen recaudo productos como The Walking Dead para adentrarse en el arriesgado mercado del largometraje de terror con tintes dramáticos.


Henry Hobson pretende ralentizar el manido proceso de conversión zombi para profundizar en gran medida en esas relaciones personales que se suelen perder por el camino en este tipo de producciones, ahondando en esos aspectos que suelen atravesar fugazmente la pantalla mediante escenas climáticas y que dan paso a escenas de acción que no suelen dejar demasiado tiempo para la reflexión, entre otras cosas porque su esencia suele ser otra.

La cinta nos sitúa en un escenario post apocalíptico en el que la plaga zombi, catalogada ya como enfermedad, está controlada y cuyos protocolos de actuación están claros por parte de la población de cara a sobrevivir y continuar con sus vidas. 
Es entonces cuando Maggie, la hija de un granjero, sufre una mordedura.

Dejando a un lado que este tipo de historia pueda atraer más o menos, sin duda ver a Schwarzenegger embutido en un drama y ver de qué es capaz el mítico T-800 es uno de los alicientes para los que crecimos con el bueno de Arnold y sus didácticas pelis.
Y debo decir que el tipo cumple, no es que haga un papel de aquellos que erizan la piel, pero se contiene y transmite lo suficiente como para funcionar en su rol, salvando incluso cierta frialdad por parte de Maggie, cuya oportunidad para presentar una de esas relaciones que brillan, bajo mi punto de vista, ha perdido.

El que espere grandes dosis de acción, probablemente se sentirá defraudado, puesto que esta historia se codea más con esa visión gris y atormentada de pelis como The Road, sin descuidar algunos momentos de tensión bien llevados y que consiguen enlazar de forma más que correcta el drama personal para dotarla de cierto ritmo, siempre pausado, enfocado más en mostrar la temática Z como si de una enfermedad terminal se tratase.

El principal problema que le veo a Maggie es que en su extremo cuidado por no caer en ciertos clichés, en no caer en el pozo de una cinta de zombis más, acaba siendo un buen producto con un acabado correcto y sin demasiadas fisuras, ciertamente comprometido en mostrar ese drama olvidado en este tipo de licencias., pero no arriesga. No consigue llegar al clímax de la relación padre-hija ni tampoco resulta demasiado impactante en cuanto a lo que podría haber mostrado de ese desagradable proceso, con lo que tenemos un drama anti climático, un terror no demasiado destacable y un thriller tímido.

Un saludo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario