19 de agosto de 2011

París

Llegar a París fue una buena odisea, aunque afortunadamente pasó bastante rápido gracias en parte a que durante el camino conocimos a Sergio, un colombiano con el que charlamos durante el viaje y con el que compartimos impresiones.
Tras varios retrasos, tres transbordos y un cambio de vagón llegamos a Paris Nord.

Ya en la estación consultamos los horarios para la vuelta a Barcelona, tendremos que hacer una parada en Perpignan y desde allí hasta Barcelona ya que desde París no podía sacarnos un billete directo. Viajaremos de noche y llegaremos a Perpignan a eso de los 7 de la mañana, desde allí, unas 3 horas hasta Barcelona. Bien.

Nos despedimos de Sergio y nos fuimos al hotel que habíamos reservado desde Amsterdam, el hotel Maubeuge, en la calle con el mismo nombre y a tan sólo dos manzanas de la estación de tren.

El hotel cojonudo por el precio y la ubicación inmejorable, con el metro casi en la puerta para movernos por París.

La primera impresión es que París es muy parecida a Barcelona, pero mucho. Con la salvedad de que hay mucho, pero mucho negro. Una burrada, y además enormes.

Tras dejar las mochilas nos fuimos directamente a visitar un par de cosillas para aprovechar lo poco que quedaba de día.

Pillamos el metro y sacamos un pack de 10 billetes por 12,50e. Por los desplazamientos que pensamos hacer creemos que es lo más económico, hay otras modalidades en función de cada planning.

El metro es antiguo, huele un poco fuerte y está hasta los topes de gente. Pero hasta los topes. Matizando, los vagones algunos son nuevos, pero la estructura del metro, los túneles, escaleras, etc. son del año 2. La red de metro es un caos, cuesta un poco orientarse entre tantísima línea, pero al final, increíblemente, comienzas a ver los destinos que interesan, trazas el principio y final de una línea y como la frecuencia de pase entre tren y tren es corta, tu misión simplemente consiste en ver el transbordo más corto. Es un poco lío, pero con dos o tres viajes queda bastante definido.

Y muchísima gente, un porrón.

Nuestra primera parada fue el Arco de Triunfo. El hermano mayor del que tenemos en Barcelona. Nada más salir de la parada de Charles de Gaulle-Etoile te topas de frente con esa enormidad que recuerda a las naves malas de Tron.

En mitad de una plaza-glorieta, rodeada de tráfico incesante, se encuentra el monumento, y la verdad es que impresiona de lo grande y abierto que es el lugar. En el mismo, coinciden calles que salen disparadas hacia destinos tales como los Campos Eliseos, La Defense, etc. Digamos que es como el centro neurálgico.

Tras tirar fotos a porrillo nos movimos hacia el sur por la misma linea de metro hacia los Campos Eliseos, que no es más que una avenida que va desde el Arco de Triunfo en dirección al Obelisco y al Louvre. Desde esa parada caminamos dirección al Sena para ver la Torre Eiffel desde lejos y la Asamblea Nacional, un edificio que se divisa pasado el puente, pero antes....nos quedamos maravillados con la puesta de sol y la Torre Eiffel al fondo.

La visitaremos de cerca, pero ya desde esta distancia la imagen de postal, encima tuvimos suerte y el cielo era un cúmulo de nubes por el que los rayos del sol atravesaban...en fin, que nos quedamos embobados con el Sena, la torre, el cielo, el puente y la madre que los trajo, muy muy bonito.

Eran las 8 y pico de la tarde y como también queríamos ver el partidillo de vuelta de la Super Copa, regresamos al hotel para encontrar un garito donde ver el susodicho. Encontramos un pub no muy lejos con precios asequibles y happy hour de cerveza hasta las 23h. Así que tras ducharnos y picar alguna cosilla nos fuimos directos.

Intermission.


Aguantando el chaparrón como venimos haciendo en los últimos años nos fuimos a dormirla al hotel, mañana exprimiremos un poquito más París, a ver qué nos encontramos.

Un saludo!

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