14 de agosto de 2011

Cementerio de Praga

Tras tomar unos cafés en un garito no muy lejos de la plaza de la Ciudad Vieja, nos dirigimos hacia el norte, concretamente hacia el barrio judío de Josefov. Situado a unas tres manzanas al norte de dicha plaza.

Al parecer, el barrio judío se conserva tal cual estaba ya que la ocupación nazi lo mantuvo con la idea de convertirlo en un museo, “gracias” a esto se puede visitar unas de las mayores exposiciones de objetos antiguos.

Llegamos a la zona del cementerio antiguo. Realmente, más que visitar sinagogas (de las que hay unas cuantas), nuestro mayor interés residía en visitar el museo del cementerio viejo de Praga y los dos cementerios, tanto el viejo como el nuevo.

Para entrar en las sinagogas y en el cementerio viejo, es necesario sacar unos tickets que cuestan 300 coronas los adultos. Este ticket te sirve para entrar en el viejo cementerio y en todas las sinagogas de Praga. Había una cola del mil para sacar el ticket, pero habíamos leído que en estancos y papelerías cercanas se podían comprar sin esperas. Fuimos y bingo, además, hacen descuento estudiante con lo que mostramos nuestro flamante carnet de la biblioteca pública y nos hicieron un 50% de descuento. Es lo justo, no vamos a ver todas las sinagogas.

Ya con los tickets, nos metimos en la sinagoga Pinkas justo al lado del viejo cementerio. El museo es totalmente blanco con nombres escritos en sus paredes. Como inciso, antes de entrar hay una placa informativa en la que informa que a las víctimas no se les recompensó por las pérdidas sufridas durante la Segunda Guerra Mundial hasta los años 90 y en forma de paga durante 10 años...

Una vez visto el museo nos metimos en el cementerio. Se dice que en él pueden haber enterradas cerca de 100.000 personas. El lugar es bastante pequeño, y damos fe que puede que sea cierto. Miles de lápidas se amontonan en pequeñas colinas rodeadas por árboles, césped y flores. El lugar da la impresión como que es de cuento, parece una pesadilla de Burton por las formas imposibles que llegan a tener algunas formaciones. Espectacular. Muchos preguntaban por la tumba de Franz Kafka, pensando que estaba en ese cementerio cuando en realidad la tumba del famoso escritor está en el cementerio nuevo, en la parada de Zelivskeho.

Tras la visita nos dirigimos a dicho nuevo cementerio para visitar la tumba de Kafka. Ni Eli ni yo hemos leído absolutamente nada de este buen hombre, pero nos hacía ilusión verla y de paso ver el cementerio que parece es de los más bonitos. Lo es, es enorme, con interminables pasillos de inmensas arboledas (más parece un parque) y calles por todos lados. Una vez vista la tumba nos dirigimos hacia el sur de Praga, a la zona del castillo de Vysehrad.

Nada más llegar y tras caminar unos minutos divisamos la famosa muralla que rodea el complejo y en su interior queda la basílica de San Pedro y San Pablo y un cementerio. Es un agradable paseo, la zona no es excesivamente grande y desde la zona de la muralla se pueden ver unas vistas excelentes del rio Moldava y alrededores.

Decidimos volver hacia la zona de la Ciudad Nueva y nos bajamos en la parada Muzeum, en el que nada más salir te encuentras con el museo nacional, una mole de edificio que preside la zona alta de la plaza de Wenceslao, llena de tiendas, restaurantes y gente, muchísima gente. Praga está hasta los topes de gente.

Nos comimos un hot dog de esas salchichas típicas que venden por todas partes y que tienen más pinta de chorizo que de frankfurt y una hamburguesa de queso (de queso queso, sin carne). Las dos cosas por 2e al cambio. Más barato que en el Mercadona.

Seguimos caminando, de paseo callejeando, entrando en alguna tienda de música y pelis, tomando un café....así se nos consumió gran parte de la tarde, así que volvimos al hotel para acicalarnos. Cenamos en un sitio medio escondido que vimos que preparaban Gulasch, estaba de muerte y encima por sólo 5e el menú con birra incluida. Por cierto, aquí lo hacen más espeso y tirando al estofado, en otras zonas como en Hungría es más tirando a sopa.

Para terminar de exprimir un poco la visita, nos fuimos a tirar unas fotos nocturnas a la zona del río. Iluminada por la noche la zona es espectacular, lástima como decimos que hay gente a tropel, con lo que muchas veces resulta imposible disfrutar al 100% de la visión de ciertos lugares. Esta vez no tuvimos viento, pero comenzó a lloviznar, así que decidimos retirarnos. Mañana pondremos rumbo a Berlín, con esta ciudad, 6 países llevaremos...ozú.

Praga nos ha encantado. Como el resto de ciudades que hemos visitado, también requiere de algo de más de tiempo del que le hemos dado dado su abanico de posibilidades, pero en cualquier caso, hemos podido empaparnos bien de su atmósfera y sitios más conocidos. Es de las más turísticas que hemos encontrado, pero realmente merece la pena perderse por sus calles tanto de día, con mucho ambiente, como de noche, con bastante zona fiestera.

Un saludo!

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