21 de agosto de 2011

C'est fini Jim

Dejamos la habitación a eso de las 9 y algo, aprovechamos para ducharnos y prepararnos bien ya que no llegaríamos a casa hasta el día siguiente, la experiencia ya hace que uno deje lo que más necesita en la parte superior de la mochila ya que los trenes literas pueden ser muy engorrosos a la hora de moverse. Mejor tenerlo a mano todo.

Nos fuimos directamente a la parada del Louvre en la línea 1. Nada más salir, dimos con digamos la parte trasera del museo, atravesamos un arco y nos topamos con la famosa pirámide de cristal y con su famosa enooorme cola de gente bajo un sol de justicia.

Seguimos los consejos del compi que encontramos en el tren en Polonia. Hay un "mini" Arco del Triunfo justo delante de la pirámide del Louvre, tomamos hacia la izquierda (sin atravesar el arco) y llegamos a una puerta que indicaba "Gates du Lyon", pero nos encontramos con que cerraba los martes y los viernes. Cawuen...nos preguntamos si no existiría otra entrada como esa y cogimos a un chaval de por ahí y nos indicó otra justo al otro extremo, nos dijo que bajáramos unas escaleras y que entraríamos directamente.
Bingo.

Es increíble. El Louvre tiene digamos 3 accesos. Uno por la puerta de Lion tal y como nos comentó el compi, otra por la principal, por la que la gente espera horas para acceder y la tercera es justo desde la entrada principal del Louvre a mano derecha, todo recto, se bajan unas escaleras y se llega a un centro comercial (con tienda Apple incluida, jurl) que da directamente a las máquinas expendedoras de tickets para acceder al Louvre, desde aquí ya se puede acceder a las 3 secciones principales. Richelieu, Denon y Sully, pero con el ticket comprado tan sólo con enseñarlo en un control rutinario te dejan acceder.


Que alguien nos explique la cola para entrar por la pirámide.


En fin, el sitio es enorme, y el mapa es imprescindible así que hay que hacerse con uno cerca de donde venden las audio-guías. Está bastante bien explicada cada sección y hay placas informativas de los sitios más relevantes. Nos han llegado a comentar que hacen falta 3 días para ver todo el museo, no lo dudamos si uno se va parando en absolutamente toda pieza (sobre todo si vas con audio-guía), pero nosotros fuimos viendo, parando donde nos llamaba la atención y sobre todo fuimos a ver las obras más significativas como la Venus de Milo, La Gioconda o los apartamentos de Napoleón, que nos recordaron poderosamente al palacio visto en Viena.


El museo está muy bien, pero a nosotros quizás nos gustó algo más el del Cairo, aquél es muchísimo más caótico y las piezas se amontonan por salas en vitrinas viejas, tiene más pinta de museo "aventuresco" por así decirlo. Claro que a nivel de colección de pinturas no tiene comparación, pero aun así aquél lo recordamos con mucho cariño.

Eran sobre las 16h, así que nos comimos un par de lasañas que vendían en uno de los restaurantes del centro comercial del Louvre (no muy caras, tampoco muy buenas) y tras reposar  (pongamos 10 minutos) decidimos pasar por la plaza de la Bastilla y posteriormente acabar de rematarnos pasando por el famoso cementerio Père-Lachaise (en la parada de metro del mismo nombre) para presentarle nuestros respetos a Chopin, Wilde y Jim Morrison entre otros.

La Bastilla...pues bueno, lugar simbólico y con la torre de Julio y la Ópera, pero sinceramente, se puede ahorrar uno la visita. El cementerio de Père ya es otro cantar.

El sitio es enorme, conviene hacerse con mapa en la entrada en donde se indican los personajes famosos enterrados.

Decidimos visitar la tumba de Chopin (lo cambio por si alguien se va a buscar choped en lugar de a Chopin en el cementerio...) y de camino vimos verdaderas obras de arte en forma de lápidas, algunas incluso con chistes....mucho pasillo, arboleda y colores otoñales. La verdad, muy bonito.

Finalmente llegamos a la tumba de Jim Morrison, bastante escondida pero fácilmente localizable por un árbol totalmente tatuado con mensajes y porque la tumba es un "estercolero" con bambas (zapatillas), cigarrillos, flores, escritos, fotos y el famoso epitafio "Kata ton daimona eaytoy". "Conforme a su propio demonio", con dos huevos.
Le dimos las gracias por los buenos momentos y nos fuimos a ver la tumba de Oscar Wilde, pero listos de nosotros no nos fijamos en la hora de cierre y nos extrañó que llevábamos caminando un rato sin ver ni un alma (ejem), en eso que apareció un coche pitando y una mujer negra dentro parecía que estaba hablando de Kunta Kinte, algo enfadada. Lo pillamos rápido y salimos disparados para la salida más próxima. Una señorita muy sonriente nos esperaba en la puerta, tras un par de "excusé mua" nada más salir dio un portazo que hasta una señora que pasaba por ahí se pegó un buen susto. Uff. Casi. Hora de cierre, las 18h.

Para no tentar a la suerte más veces en este viaje, nos fuimos hacia el hotel, recogimos las mochilas y nos piramos para la estación de tren de Austerlitz. Sobre las 21:25 el tren se puso en marcha dirección a Perpignan, allí tomaremos otro tren hacia Barcelona y luego otro (esto no se acaba nunca) hasta casa.

Todo ha salido mejor de lo que pensábamos, creíamos que perderíamos trenes y que tendríamos muchos más problemas pero la verdad es que hemos podido llevar a cabo un itinerario que por momentos creíamos que no podríamos cumplir. Hemos visto muchísimo (pero mucho) y como siempre, nos ha quedado muchísimo por ver, pero creemos que nos llevamos la idea clara de una buena parte de Europa y algunas de sus ciudades más importantes (y turísticas).

Como siempre, dejaremos pasar unos días para procesar lo vivido y, algo más descansados, lanzaremos una valoración global.

Volvemos a casa.

Un saludo!

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