9 de agosto de 2010

Un gran circo. Tokyo. Día 2

Caímos fulminados en las camas, pero fulminados totalmente.
Nos pusimos el despertador para las 8:30 de la mañana para irnos a visitar el estudio Ghibli, del maestro Miyazaki, en Mitaka, al oeste de Tokyo.
Nos sonó el aparato y nos preparamos para irnos, al salir advertimos que no había ni Dios por las calles, algún que otro loco haciendo footing, pero poco más...

Caminamos y nos fuimos hasta la estación de Asakusa para tomar el metro hasta Shinjuku, donde pillaríamos la linea Chuo que nos llevaría hasta Mitaka.
Una vez en la estación (sigo sin poder pillar el maldito ticket, pero caerá) hemos visto que teníamos el reloj adelantado pues unas dos horitas...ole ole ole.

Bueno, pues así tenemos más tiempo para ver cosas.

En fin, ya le vamos pillando el truco a la maraña de líneas de metro que hay aquí (es como si miraras una red neuronal o algo así). Los billetes de metro rondan los 230Y los dos más o menos, van por zonas y depende donde marques en la pantalla te cobran más o menos....todo va por códigos (rollo Asakusa el 190, etc) y la gente tiene mucha prisa por pillar el billete, y yo como tengo que sacar la cartera de la mochila, buscar entre las monedillas que no conozco y meterlo en la ranura pues como que se desesperan un poco...ajo y agua oigan, que somos extranjeros.

Como teníamos tiempo paramos en Shinjuku para tomar un café y almorzar algo (ya que como era tan temprano cuando salimos de Asakusa apenas había nada abierto)...la zona parece impresionante pero de día no luce tal y como nos recomendó el socio de Kyoto. Así que no dimos mucha vuelta y nos metimos en un Starbucks en donde había peña sentada a un lado dándole al móvil que daba gusto y al lado contrario la gente sentada leyendo y con el simbolito de prohibido el móvil en la mesa...de friki.

El trayecto fue sin problemas y llegamos a Mitaka en unos 17 minutos desde Shinjuku. Una vez allí salimos de la estación y giramos a la izquierda en donde hay una parada de bus que te lleva hasta la puerta del museo, peeeero como era tan temprano nos daba tiempo a dar un buen paseo, así que decidimos ir caminando siguiendo el canal de Tamagawa hasta el parque Inokashira y disfrutando de las vistas de la zona.
La verdad es que la zona es preciosa, con sus casitas bajitas, jardincillos en las puertas y todo impoluto, incluidas las plantas que adornan las calles....otra cosa que nos ha llamado la atención es el asfalto...está increíblemente...nuevo. Es que parece recién asfaltado, con la de terremotos que hay por aquí deben haberse inventado algo para asfaltar en tiempo récord! Claro que viendo como van las máquinas del metro, igual utilizan una tecnología parecida XD.

Llegamos al parque y seguimos el senderillo en dirección al museo, allí nos encontramos a gente haciendo footing, jugando al tenis, una zona muy “deportiva”.
Le preguntamos a un tipo si íbamos bien para el museo y nos medio dijo que sí, pero no se veía muy seguro.
A los dos minutos lo teníamos al lado indicándonos el camino y nos dejó en la misma calle que daba al museo...grado de amabilidad 11/10.

Ya desde fuera pudimos ver asomarse el robot gigante de Lapüta y el sitio pintaba chulo. Por dentro el sitio es una fantasía para los críos y una delicia para los que nos gusta el mundo Miyazaki.
Nada más entrar pasamos a una sala en donde se podían ver fragmentos de las pelis con unas láminas que simulaban un 3D y que daban las sensación de movimiento dependiendo del punto de vista, el sitio tenía una luz tenue y la musiquilla relajaba lo suyo y ayudaba a conectar bastante con el mundo Hayao...lo malo es que había demasiada gente y decidimos adelantarnos un poco a la marabunta para empezar por lo último y acabar al principio...bien hecho, al parecer los japos tienen la costumbre de estar a primerísima hora en los sitios, tan sólo esperarse 15-20 minutos ya rompes esa armonía y te encuentras con los sitios la mar de tranquilos.
Correteamos por las salas y pasadizos que hay por el museo, entramos en una estancia que estaba llena de bocetos de sus pelis y donde se recreaba exactamente el lugar de trabajo del creador de obras tan brutales como Chihiro, Porco Rosso, Totoro, Nausicaa o Lapüta entre otras. Con maquetas y reproducciones de elementos de sus pelis...en fin, una gozada para aquí el friki de turno...como escarpias los pelos se me ponían.
Además, Eli pilló ideas para su trabajo con los críos por lo original de algunas propuestas, como elementos palpables en las paredes o figuras creadas manualmente fáciles de reproducir.
Subimos a la azotea y allí nos hicimos fotos con el gigante de hierro de unos 3 metros, luego bajamos y estuvimos viendo un corto de unos 20 minutos en una sala de cine. Muy entretenido y entendible por todos los públicos ya que no era hablado...digamos que era “murmurado”.

Una vez fuera nos fuimos a comer por la zona y entramos en un garito mientras buscamos algo tan simple como un adaptador de enchufe España-Japón, pues nada, que no lo encontramos por ningún lado, probaremos en Akihabara que seguro allí lo pillamos.

Decidimos visitar la zona de Harujuku, en donde al parecer los fines de semana se reúnen unos personajes que se disfrazan de lolitas, de góticos y de mandangas para “escapar” de sus vidas corrientes (al parecer la mayoría sufren acoso en los institutos y cosas parecidas)...
Llegamos al punto clave de reunión, que es el puente Jingü Bashi (nada más salir de la estación de Harajuku) y bueno, eso es para verlo...

La zona está atestada de gente, tirando fotos como locos a las provocadoras tías, tíos, crías o lo que sea que son..porque la verdad es que nos resulta imposible determinar qué edad tienen los japos...la mayoría de chicas del centro van vestidas como si hubieran salido de una película de dibujos animados...igual te van con un tutú como que te encuentras a una vestida de conejito...los tíos son más clásicos, pantalón negro y camisa blanca, como en España, vamos...
En fin, el carnaval de frikismo vivido en el puente es tal que la verdad es que da hasta un poco de vergüenza ajena...pero no te queda otra que reírte del asunto, fliparlo y tirar fotos ya que posan con la gente que quiere hacerse fotos con ellos. A pesar de que comentan que esta zona es en la que se reúnen, hemos visto por varias zonas gente que debe haberse perdido o algo así, porque no tienen nada que envidiar a la fauna del puente.

Saliendo del estado de shock contemplamos la posibilidad de ver un templo cercano, el santuario Meiji Jingú, decidimos dar un paseo ya que la zona tenía buena pinta.
Pasamos unas puertas Torii enormes y llegamos al santuario, allí nos topamos con una boda!
Dios mío que rigidez! La verdad es que uno no sabe si están de fiesta o de luto, porque la novia no levanta cabeza y la ceremonia es en total silencio (por lo menos hasta donde vimos)...en cualquier caso resultó curioso ver desfilar a los invitados y cómo preparaban a la novia.
El santuario es bonito, pero ya dijimos que pasaríamos bastante del tema hasta llegar a Kyoto, por lo que dimos una vuelta rápida y nos decidimos por ir a Shibuya para ver el famoso cruce y la zona.

Cogimos el metro de nuevo (puto ticket) y la misma línea nos dejó en Shibuya, nada más bajar la impresión fue la de estar en el centro de Barcelona pero con edificios un poco más altos, más musiquilla tipo Mario Bros, autobuses con publicidad quinceañera y un cuervo. Sí, un puto cuervo rollo Arale surcó el cielo delante nuestro (buscamos un cerdo propulsado volando pero no lo vimos). Bueno, curioso.

A lo lejos nos pareció ver un montonazo, pero un montonazo de gente que parecía que estaba rodando una escena de Braveheart o una carga de Orcos y pensamos que era por allí el famoso cruce, así que nos fuimos acercando...y sí, qué barbaridad, tremendo oigan.

Yo no sé de dónde demonios sale tantísima gente de golpe, pero cuando se ponen los semáforos en verde en el múltiple cruce (son 4 calles que se juntan en ese cruce) la gente se lanza rollo Mel Gibson hacha en mano...qué flipe!
Mientras cruzas ves a gente levantando las cámaras, otros saludando a gente que les fotografía desde un Starbucks en la otra acera...otros caminando de espaldas...un desparrame el sitio...encima estaba cayendo ya la tarde y los edificios comenzaban a lucir pantallas de neón, letreros por todas partes, voces, gritos, música...pero esto qué es?!!?! Dan ganas de lanzarse a lo Gears con la motosierra XD
Como uno es un poco de pueblo decidimos hacer unas cuantas pasadas hasta que nos aburrimos de hacer el canelo y tirar fotos a lo loco...también subimos al Starbucks para hacer unas tomas desde arriba...qué lugar oigan...

Luego nos metimos por las calles de Shibuya para ver el ambiente y bueno, es un desfile de modelos a cuál más estrambótico y llamativo, con un montón de tiendas del todo, vicio, comida y qué se yo...antes de acabar potando ante tanta visión dantesca nos metimos en un bar para descansar y digerir un poco el zoo que corre por las calles.
Nos tragamos un par de cervezas (son carísimas, tranquilamente te pueden salir por 800y las dos, pero es nuestra debilidad, en esto no podemos contenernos) y decidimos acabar ya de rematarnos visitando Akihabara...y de paso ver si encontramos el puto adaptador de corriente!
Antes de marchar de Shibuya vimos edificios enteros destinados a la música (pero un edificio EDIFICIO), con los últimos mega-hits de las estrellas niponas, los cuales no pudimos escuchar bien porque eran directos y sólo se oía berrear a los fans.

Ya en Akihabara pudimos sentir en nuestras carnes el Tokyo ultra mega tecnológico, aquí si que uno de vez en cuando agacha la cabeza pensando que va a aparecer un puto Delorean sobre tu cabeza, encima era de noche con lo que el sitio lucía a tope.
Madre de Dios, en mi vida he visto tanto chip, tanta placa base, memoria y qué se yo...el número de tiendas del sector lo desconozco pero es que mires donde mires ves pantallas planas, artilugios, mangas, ordenadores, consolas....”sacame de aquí” de Bunbury sonaba en mi cabeza...y en lugar de pillarnos cualquier puto robot nos metemos en un Duty Free regentado por un hindú y encima tiene el maldito adaptador...cuando me lo enseñó pensamos “es que tenías que ser tú quien tuviera el aparato”...me lo mostró, me dijo el precio (400y creo) y por un momento Eli y yo sentimos la necesidad imperiosa de regatearle hasta el día del juicio final...pero recordamos que estamos en Japón y decidimos pagar el precio...lo peor de todo es que el tipo dio la impresión de que esperaba el regateo....joder, qué primos, si lo llevan en la sangre!

Seguimos torciéndonos los cuellos un buen rato y decidimos cenar una hamburguesa ya que comenzaba a cerrar todo...por nuestra cabeza pasaban lolitas, orcos, templos, chips, hindús y la puta máquina del metro...demasiado para un día.

Nos pillamos el metro de camino a Asakusa y después de ver a otra pareja (en serio, es tremendo lo de este sitio) salir como una puta cuba llegamos al hotel.

Por cierto, no lo he comentado, pero por las calles hay infinidad de puestos donde se pueden pillar brochetas de carne, de verduras, unas bolitas que son como mandonguillas (como la de los dibujos, vamos) ...por 1 euros la mayoría...y están de muerte.

Mañana toca Nikko, un día de “relax” a las afueras de Tokyo.

Un saludo!.

5 comentarios:

  1. No si ya te digo yo... Albóndigas a un euro...

    Vais a regresar rollizos!!!

    Por cierto quiero fotos!!!

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  2. La envidia que tiene el Ricardito que no se puede comer el las albondigas... Que lo se yo...

    Pero esto es Nipolandia o Frikilandia? Que fort! Que fort!

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  3. Hoy he volcado ya unas pocas, iremos subiendo algunas ;)

    Frikilandia de momento gana por momentos jeje

    Un saludo!.

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  4. Ufffff....pero menudo estrés no..?Miraba que estaba tranquilito disfrutando de mi gin-tonic después de una noche de verano con tormenta incluida...

    ¿Qué esperanza de vida tienen los japos...? No puede ser bueno tantos estímulos.

    Nada que a seguir disfrutando y a ver si encontráis el Japón Zen

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  5. Pues ya te lo diré, pero tienen pinta de durar bastante, claro que los ancianos que encontramos en las zonas rurales tienen pinta de ser mucho más vitales que los "castigados" por la ciudad.

    El otro día por Nikko le hicimos una foto a una mujer que lo menos tenía 100 años, estaba cortando unas ramitas de un árbol con una agilidad....la mujer nos detectó al segundo (y estaba a distancia, tirando de zoom...vamos, que estaba haciendo un "robado").

    Un saludo!.

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