20 de agosto de 2010

De Himeji al plató de Blade Runner

Himeji, Blade Runner y Nara

Una luz comenzó a hacerse más y más intensa hasta que al final la estancia quedó totalmente iluminada, me incorporé un poco y la verdad es que te sientes como cuando John Hurt se levanta en la Nostromo después de tener el Alien pegado en la geta.
Salí de la cápsula y vi que algunos seguían durmiendo, otros ya se habían ido. Subí al baño para acicalarme, quitarme el disfraz y luego bajé hasta la planta baja. Allí estaba Eli esperando. Nos miramos y al momento sabíamos que la experiencia había sido un flipe para los dos.

Les dimos las llaves a la recepcionista cogimos las mochilas y nos dirigimos hacia la estación para visitar Himeji, en donde se encuentra uno de los castillos más famosos de Japón, el Himeji-Joo “Garza Blanca” por su característico color blanco de sus muros.

Sabíamos que estaba en obras y que realmente no merecía mucho la pena, pero a pesar de todo era un sitio al que queríamos ir. Así que pillamos el tren en Kyoto (dejamos las mochilas en la estación) y al cabo de una hora más o menos estábamos allí.

Ya de lejos pudimos ver los andamios en la parte delantera, una pena, la cosa pintaba mal...
Desde la estación, tomamos la calle principal todo recto y aparecimos en la entrada del recinto, rodeado por un foso de agua y con una zona ajardinada bastante grande.

La entrada eran 400y, normalmente cuesta 600y pero lo han rebajado por la limitación de la visita, que consiste ni más ni menos en no poder acceder al castillo...buah.

Pasamos de la parte de los jardines ya que habíamos leído que no tenían nada especial. La putada era el no poder entrar dentro del castillo, ya que a pesar de estar en obras su fachada, el interior teníamos la esperanza de poder visitarlo.

Estuvimos dando unas vueltas por el exterior y pudimos ver los muros de defensa y las aberturas por donde se tiraba el aceite hirviendo, flechas, etc. contra los enemigos. Llegamos a una parte en la que estaba cortado el acceso y dimos media vuelta, allí nos encontramos con una pareja que habíamos conocido en Tokyo y que viajaban con su nene de 6 meses. Viajeros empedernidos y una gente muy maja. Estuvimos hablando durante toda le estancia (lo que pudimos ver) y luego nos despedimos en la salida.

Una lástima lo de Himeji, a pesar de todo pudimos sacar alguna foto en la que se aprecia el poderío de sus muros, la belleza de su forma y al menos tuvimos el privilegio de pasear por sus callejuelas.

Regresamos para Kyoto para irnos a Nara, nuestro próximo destino y en el que estaremos dos noches, la primera sería ese mismo día y una vez instalados nos iríamos a ver las vistas nocturas del Umeda en Osaka, ya que el compañero Héctor nos lo recomendó y como no nos fiamos de que nos impresionen lo suficiente las vistas de la torre de Tokyo decidimos visitarlo por si acaso.

Llegamos a Nara en tren local desde Kyoto. Habíamos visto por internet que la mayoría de hoteles tenían sitio para instalarnos, por lo que no reservamos nada ya que estaban cerca de la estación la mayoría.

En Nara hace una calor de espanto, pega una barbaridad y el sol quema, pero quema de verdad....como sigamos con la racha de sol lo llevamos chungo para hacer las rutas a pie del día siguiente.

Entramos en la oficina de turismo y vimos varios panfletos de hoteles, uno era el Super Hotel, que por 7000y ofrecía habitaciones dobles con baño privado, internet...tenía buena pinta y estaba justo en frente de la estación.

Eran cerca de las 15h, y casi todos los sitios estaban, para variar, cerrados a esa hora, así que tocó McDonalds ya que estaba justo al lado del hotel mientras hacíamos hora a que abrieran la recepción (hasta las 15h ponía que no se abría el hotel para hacer checking).

Ya dentro vimos que las habitaciones estaban muy bien y completas por lo que decidimos quedarnos un par de noches.

Directamente nos fuimos hacia Osaka, ya con la tranquilidad de tener sitio para dormir. Las mochilas las teníamos en la estación de Nara, y allí se quedaron hasta que volviéramos por la tarde.

En una hora más o menos nos plantamos en Osaka y para hacer tiempo hasta que se hiciera de noche nos metimos en uno de esos macro centros comerciales enooormes de una burrada de plantas y que están cargados de cosas y letreros que te empujan a consumir.

Nos paseamos por varias secciones de informática, perfumería, básculas (no he pillado apenas peso, increíble, lo siento Ricard)...pillamos un portátil que estaba en exposición y cargamos la página del blog, en directo pudimos intercambiar unos mensajes dejando la página del blog cargada para tocar la moral al comercial.....nada, en dos minutos el tío la quitó y puso la de yahoo. Volveré.

Eli apareció conmocionada después de probar toda la sección de perfumes (puedes probarlo prácticamente todo) y yo con los dientes como sables después de trastear la Canon 7D con dos o tres objetivos...hasta me dejé la gorra en stand y tuve que volver a por ella, por fortuna aquí parece que no roban, confirmado.

Lo bueno fue para volver y encontrar a Eli, tuve hasta que volver a situarme en donde había estado probando la cámara y reproducir los pasos que habíamos dado hasta donde estábamos, qué puto laberinto!.

Tomamos un par de cafés en la planta baja y como ya empezaba a oscurecer nos fuimos para el Umeda. Allí estaba Michael Jackson para recibirnos y volvimos a subir a la planta burrada y 36. Pillamos los tickets 1700y creo y subimos las dos últimas plantas, la última te deja al aire libre y con las vistas.

Impactante.

Todavía no era de noche totalmente, pero el ocaso le daba a las vistas una imagen de postal. Poco a poco se fue oscureciendo y el suelo comenzó a brillar con lucecitas psicodélicas de colores y la ciudad se convirtió en una puta escena de Blade Runner. Con edificios enoormes y con sus lucecitas rojas de señalización en las azoteas. Apilados todos forman una estampa tremenda, la verdad es que es impresionante. Sólo faltan las putas chimeneas de fuego, las navecitas voladoras y la geisha comiendo el caramelo en la pantalla gigante (no vi ninguna por cierto, me faltó ese detalle).

Estuvimos un buen rato mientras la gente trípode en mano algunos, canon 7D otros (malditos!) tiraban fotos como locos buscando ese horizonte imposible y esas vistas futuristas.

Incluso hay una zona muy cutre con un corazón (por fortuna una planta más abajo para no manchar las vistas) de neón para que las parejitas se pongan y se hagan una foto (hay para apoyar incluso la máquina). Bueno.

Después de no se cuántas vueltas nos marchamos hacia Nara. La experiencia vale la pena, sin duda.

Ya en Nara cogimos las mochilas y nos fuimos al hotel. Mañana toca caminata por la ruta del Nara-Koen, 5 kilómetros por parques, senderos, templos y santuarios que nos llevará medio día fijo. Por la tarde descansaremos y prepararemos la siguiente parada Takayama.

Un saludo!.

2 comentarios:

  1. En Nara hay un restaurante muy buen especializado en anguila. Está en la calle principal, yendo de la estación hacia el parque queda a mano izquierda, a unos 5 minutos caminando desde la estación.

    Takayama mola mil, nosotros pillamos las fiestas del pueblo y vimos hasta un concierto de flamenco (no es coña). La zona de templos es muy tranquila y caminable, desde la estación subiendo el pueblo, cuando llegas al rio antes de cruzar giras a mano izquierda, hasta llegar a un puente con un torii de color beige enorme (más grande que el pueblo casi), a partir de ahí recto 300m y se llega a los templos.

    agur,
    H

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  2. No lo vi, me pilló en Takayama ya este comentario :(
    Bueno, me desquitaré en Galicia, que luego vamos para allí ;)

    XD Grande! Todavía quedan restos de las fiestas en algunas calles, tuvo que estar muy bien.
    Takayama mola mucho, nosotros concierto no, pero nos metimos en una "tienda" de un frik que tenía tropocientos vinilos y comenzó a pincharnos discos como un loco mientras nos hacía fotos (?¿?¿? raros son).

    Con Dios.

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