30 de septiembre de 2013

Breaking Bad

Ahora hace casi un año comenzaba a devorar la obra de Vince Gilligan, entre extraños episodios en los que no acababa de ver la excelencia de la que hacía gala en la red, pero con un poso que poco a poco alimentaba cierta adicción a ese mundo de Albuquerque, Nuevo México.

Y hoy, la historia principal de Breaking Bad ha llegado a su fin, en una última temporada colosal, donde se ha puesto toda la carne en el asador, donde los personajes han llenado la pantalla con unos primeros planos que cortan la respiración, donde todo o nada cobra sentido, como el cometido de su protagonista principal, Walter White.


Como ya comenté en su día, la historia de Walter "no es más" que la deconstrucción del ser humano, alimentado por una serie de características que lo convierten en un súper héroe terrenal, en su caso una capacidad sobre la química fuera de toda duda y de una escalada desde las profundidades del looser de turno hasta convertirse en toda una leyenda, respetada y temida en todo un país.

Son muchos los elementos que hacen de Breaking Bad un grande, sin duda sus personajes han conseguido calarnos hondo, desde el joven Flynn hasta el grandioso e incorruptible Hank, pasando por lo más variopinto del hampa de Nuevo México hasta por capos de la droga y narcos sanguinarios. Todo ese mundo nos ha dejado tramas memorables, situaciones rocambolescas, entre decisiones de lo más mundanas hasta las más calculadas y brillantes, y todo ello sin perder un punto de humor tan realista que a pesar de su crudeza y maldad en ocasiones, hace que incluso riamos a pesar de lo que tenemos delante, porque es tan humano que resulta hasta creíble.

El viaje de White, su travesía dantesca a través de su propia personalidad es el hilo del que todos cuelgan de alguna u otra forma, entre paisajes áridos, acordes y percusiones secas, mientras la muerte siempre planea sobre la cabeza de su protagonista, una muerte que es la que todo lo acelera, que empuja a explorar esa naturaleza oculta en las sombras y que puede inclinarse hacia el bien o el mal en función de cómo la vida te haya, te trate y vislumbras que pueda tratarte.
Es lo que hace que White vaya sin frenos en ocasiones, es, además del "motivo" principal, lo que hace que el cierre sea grandioso, cuando se abren las puertas de la verdad, cuando nos regalan el porqué más humano y cuando una vez que se apagan las luces hace que el camino recorrido brille con luz propia y convierta la serie en todo un diamante en bruto.



Un saludo.

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