10 de mayo de 2010

Léolo

Bueno, espero darme un chute de cine de acción palomitero, de ese de insultos ochenteros, personajes absurdos simplemente puestos ahí para morir en las próximas semanas, el motivo? pues que llevo viendo desde hace bastante tiempo cine un tanto dramático, depresivo por momentos, aunque no exhento de calidad, eso sí (y menos mal).
Cabe recordar que me pirra la ciencia ficción, apartarme de bichos xenomorfos y batallas interestelares durante X tiempo puede resultarme fatal, me vuelvo mezquino y cada vez que alguien me dice que Avatar es un peliculón me vuelvo violento y suelto improperios nombrando a cineastas como Goddard o Haneke, que no conoce ni su madre pero que provoca en la pobre persona al que el cine ni le va ni le viene una reacción como de "mejor me aparto que a este le falta un hervor".

Al grano, Léolo.

Vamos a comenzar por explicar de que va la cinta. Leo es un crío que vive en el seno de una triste familia en Montreal, para alejarse de su vida terrenal, se ha creado un universo que plasma sobre el papel todos los días.
Esto se traduce en que durante el metraje, se suceden una serie de escenas surrealistas en el que por ejemplo vemos a Léolo (nombre que adapta en su mundo) bucear en el océano mientras da vueltas sobre un cofre del tesoro, envuelto todo en una música de ensueño.


La cinta puede odiarse o amarse, en mi caso, me ha parecido una tremenda cinta, muy poética (poesía moderna, pero poesía) por momentos, con unos pasajes narrados que te dejan hipnotizado, al igual que algunas imagenes y sonidos, uno parece que queda a merced de lo que ve, y si te dejas llevar mejor que mejor...ya que si te paras a pensar demasiado en alguna de las cosas que retrata (como el culto al cagar) puede que te quedes en fuera de juego con la peli, y que ella avance y tú pienses en quitar el dvd.


Léolo retrata de forma magnífica y bastante explícita la inocencia de la niñez y de como acude al "rescate" la adolescencia y los "males" que poco a poco contaminan la mente voraz e imaginaria que todos tuvimos, para, en el caso de Léolo, salvarlo de llegar a la pura locura.

Una cinta diferente, no apta para todos los públicos, bella por momentos, perturbadora otros, mágica para algunos.

Jean-Claude Lauzon, su director por cierto, no rodará más cintas por desgracia, ya que falleció en el 97 en un accidente de avión. Una lástima.


Un saludo!.

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