5 de diciembre de 2011

In Time

Con lo caras que se venden las pelis cifi decentes, no es de extrañar que nada más estrenarse In Time, y con el nombre de Andrew Niccol tras el proyecto, me apresurara a ver qué tal estaba la peli, por desgracia, parece que el director de Gattaca y Lord of War esta vez no ha dado con la tecla, en lo que se podría considerar como un paso atrás en la carrera de este interesante director.

En un futuro próximo, la humanidad vive 25 años por una modificación genética, a partir de ese momento, disponen de 1 año que se irá consumiendo hasta provocarles la muerte.

Esto es así porque sí.


La idea a primera vista puede resultar interesante, y más sabiendo que en Gattaca, donde se trataba el tema genético, el resultado fue bastante satisfactorio, pero conforme los minutos pasan en esta In Time vemos que todo va quedando diluido, sin fuerza y por si no fuera poca la desilusión, con escenas realmente mediocres.

Empezando por un elenco de actores extrañamente escogido, con un Cillian Murphy que está totalmente desaprovechado en un rol anodino de "Guardián del tiempo", pasando por un Timberlake que, a mí personalmente me parece un tipo simpático, pero que no acaba de convencerme en sus papeles ya que en mi opinión le falta ese pasito interpretativo que hace que los personajes sean creíbles, sobre todo en escenas dramáticas.
La elección de las chicas ya me parece más extraño, dando el relevo de la experiéncia de Olivia Wilde a una Amanda Seyfried que simplemente pone ojos y piernas en un papel predecible hasta la saciedad, como muchas otras cosas de esta cinta.

Pasando de página en cuanto a interpretaciones, el componente cifi queda relegado al efecto chulo fosforito en los brazos de todo ser viviente, un par de mods en coches que hacen que queden bastante cañís y algún que otro lector de tarjetas, nada llamativo. No hay ciudades futuristas, ni ventanas hacia nuevas maneras de vivir o inventos "raros" que tanto gusta al seguidor de la ciencia ficción.

Y finalizamos con el guion, totalmente perdido entre los clichés más típicos, el torpe pulso narrativo y cierta sensación de lo que podía haber sido y no fue. Porque a pesar de que la historia podía haber sacado algo interesante (o simplemente entretenido), ya sea orientando el tema hacia una vendetta más ácida y malsana o hacia un thriller conspiranoico algo más elavorado, el caso es que el resultado final deja un pobre sabor de boca.

Fallida, y por momentos, bastante fallida. Seguiremos depositando esperanzas en Prometheus, en directores como Duncan Jones y en que Niccol recupere el olfato.

Un saludo!

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