29 de septiembre de 2017

Black Sails

Reconozco que el mundo de los piratas siempre me ha atraído, quizás la vertiente más onírica, porque la realidad histórica fue según los registros bastante más oscura y macabra de lo que lo pintan esos retratos tan amables, como en ocasiones sucede en esas cintas de samuráis o geishas donde todo se presenta como si de un cuento se tratase.

Ese mundo de pillaje, de aventuras, de forajidos y batallas navales, quizás emparentado con el propio western (en secano, claro), es un caldo de cultivo de historias que han ido forjando al fin y al cabo la idiosincrasia del ser humano, creando en ocasiones leyendas que perduran hasta nuestros días y maneras de quebrantar la ley de las formas más impunes.


Desde Robert Louis Stevenson, pasando por Tim Powers o Joseph Conrad, son muchos los escritores que han plasmado las aventuras y desventuras de personajes como John Silver o Chandagnac, siendo posteriormente adaptados a la pantalla en infinidad de versiones y por multitud de actores, desde Errol Flynn hasta Johnny Deep.
La última incursión en el cine del mundillo pirata nos vino de la mano de la exitosa saga Piratas del Caribe, aunque personalmente, creo que la última gran cinta de aventuras sobre la temática, en su vertiente más pura, fue La isla de las cabezas cortadas, toda una declaración de intenciones que lamentablemente fue un fracaso en taquilla.

En el mundo seriéfilo, han existido algunas incursiones, aunque en los últimos tiempos es cuando más han proliferado, como Crossbones de John Malkovich o Neverland, pero ha sido Black Sails la que ha aguantado el tirón hasta la actual tercera temporada, en la que se ha anunciado su final en la cuarta, cerrando, previsiblemente, la historia de forma satisfactoria sin estirar más de la cuenta este prólogo de lo que vendría a relatarse más tarde la obra de Stevenson, La Isla del Tesoro.

Black Sails arranca en Nassau, una suerte de puerto pirata donde no impera la ley después de que el mundo declarara a los piratas "hostis humani generis" (enemigos de toda la humanidad) tras sus continuos saqueos al comercio marítimo de la zona.
En esta pequeña ciudad se comercia con los botines obtenidos y se trafica información, cuya figura más visible es Eleanor Guthrie, hija del Gobernador y que se ha granjeado todo un emporio.

Así comienza este prólogo de lo que contará años más tarde la conocida obra literaria, entre personajes que irán forjando su historia y leyenda, mientras las tramas nos muestran desde ese día a día pirata hasta los motivos personales que empujan a estas personas a convertirse en parias de la sociedad, en alguna ocasión justificada y en otra debido sencillamente a la codicia más primaria del ser humano.
Es en esta profundidad de los personajes donde la serie creada por Jonathan E. Steinberg y Robert Levine brilla en conjunción con unas escenas de acción brillantemente ejecutadas que nos enseñan además algunos aspectos históricos que conectan con nuestros días a la hora de mostrar ese mundo corrupto que se ampara en ciertas leyes de dudosa justificación, dando forma a esa sociedad repudiada, esa familia que podría emparentarse con Yakuzas, Triadas, Camorra e incluso las bandas o clanes urbanos más contemporáneos.


Visualmente, Black Sails consigue un acabo fantástico para un producto destinado a la pequeña pantalla.
La puesta en escena es muy ambiciosa y la utilización de determinados espacios y localizaciones consiguen trasladarnos a esos peligroso mares caribeños de la edad dorada de la piratería, con un aspecto más amable de lo que realmente era pero respetando determinadas costumbres y mostrando cierta barbarie que suele pasar en ocasiones desapercibida en otros productos más comerciales.

Pero no todo reluce durante sus tres primeras temporadas, en ocasiones alguna trama se hace, en mi opinión, algo densa, como por ejemplo la trágica historia de Anne Bonny, y puede que algunos capítulos condensen demasiada paja dialéctica, pero por fortuna sabe remontar a tiempo y en la mayoría de episodios tenemos situaciones frenéticas o elementos lo suficientemente interesantes como para no perder el hilo y desengancharse.

El reparto de la serie, encabezado por Toby Stephens como James Flint, funciona a la perfección, con personajes como Charles Vane, Eleanor Guthrie, Jack Rackham o John Silver que tienen un magnetismo fantástico y que consiguen transmitir de forma notable desde la fiereza de Vane a la perspicacia de Rackham.

Black Sails contará con una cuarta y última temporada que cerrará el círculo y conectará, en principio, con la historia de Stevenson y por ende con los personajes de ficción en los que se basa.
Perfectamente podía haber terminado en su tercera, pero no está de más conocer algunos entresijos que acabarán por darle forma a esos personajes tan míticos como John Silver o el capitán Flint.

Por cierto, magnífico opening con el tema de Bear McCreary.

Un saludo.

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