17 de marzo de 2015

Wild (Alma Salvaje)

Después de dirigir a uno de los actores que más destaca actualmente en el panorama internacional gracias a series y cintas de gran calidad como Dallas Buyers Club, del director de esta Wild o la mini serie True Detective, Matthew McConaughey, Jean-Marc Vallée adapta esta vez la obra basada en las memorias de Cheryl Strayed.

Chery (Reese Whiterspoon) es una joven a la que la vida no le ha puesto aparentemente las cosas sencillas, así que después de unos acontecimientos concretos decide hacer una ruta de senderismo conocida como la Pacific Crest Trail que bordea la costa oeste de Estados Unidos desde la frontera con México hasta Canadá, con el fin de encontrar cierto equilibrio y acabar con la espiral de destrucción donde se encuentra sumida.


La historia se puede decir que se desarrolla desde el nacimiento de la nueva Cheryl, todavía arraigada a su pasado y atormentada, hasta este intento de búsqueda de redención y de encontrarse a sí misma con el fin de salir de una situación donde tocaba fondo.
A la vez que Wild se presenta como una cinta sencilla en su planteamiento, en sus entrañas tenemos la historia de una persona que abre su vida al espectador para que lo acompañe en esta gesta. Mediante flashbacks daremos forma a una vida que ha tenido un camino tortuoso mientras los idílicos paisajes contrastan con el sufrimiento personal, en un equilibrio casi orgánico entre la naturaleza y el ser humano.
Aunque se trata de una cinta muy personal orientada a centrar la atención a su actriz principal, hay que hacer referencia a la gran calidad de secundarios que intervienen en su vida, en especial Laura Dern, como madre de la protagonista y que consigue, a pesar de no disponer de muchos minutos en pantalla, transmitir prácticamente el gran núcleo dramático y el porqué de la personalidad de la protagonista.

Afincada en el drama, la cinta se muestra sólida y fiel a su espíritu sin dejar de lado cierto humor negro, recordando a menudo a la protagonista de Orange is The New Black (no sólo por el físico), aflojando la cuerda dramática cuando debe y mostrando momentos bellos y reflexivos, aunque aquí mi vena fotográfica me ha impedido disfrutar totalmente del aspecto visual, ya que creo que se podría haber sacado mucho más de estos escenarios.

Puede que no sea digerible por cualquier tipo de público, tal vez es necesario entender un poco ese espíritu viajero que parece purificar nuestro ser cuando estamos lejos de nuestro entorno cotidiano, haber percibido cierta sensación de añoranza y soledad cuando uno se encuentra en un país lejano, incluso tener cierto espíritu independiente para poder entender en cierta medida el porqué de una obra así. Esto no quita que se pueda disfrutar en cualquier caso, pero es comprensible que una parte de los espectadores no vean nada en todo esto, como otras obras en las que priman las sensaciones por encima de las palabras, como por ejemplo Lost in Translation.

Un saludo.



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