18 de febrero de 2013

The Master

El director de Magnolia y Pozos de Ambición Paul Thomas Anderson nos presenta la historia de un soldado que tras finalizar la Segunda Guerra Mundial vuelve a casa con algún que otro desequilibrio mental. El destino lo pondrá en el camino de una especie de predicador que lo tomará como discípulo y viajarán difundiendo su creencia.

Joaquin Phoenix junto a Phillip Seymour Hoffman sin duda forman el eje central de esta historia que parece estar basada en la Cienciología, aunque la verdadera naturaleza del film no es otra que la de ser un fantástico escaparate interpretativo para ambos, mientras se desmenuza la esencia del ser humano desde un prisma sectario tras el telón de la guerra y las posibles fatales secuelas de quien participa en ella.


La factura técnica es soberbia en casi todos sus apartados, la música, la fotografía, los intensos primeros planos...todo está rodado con maestría y no deja cabo suelto. Sin duda Anderson consolida una técnica que ya era cojonuda en Pozos y que aquí se presenta reposada, más calmada, sin recurrir a escenas de excesivo clímax como en aquella.
El problema básicamente es que se puede llegar a hacerse tediosa.

No estamos ante El Topo, ni mucho menos. La trama no es un baile de nombres, suposiciones y deducciones en silencio, en sí es bastante simple y gracias al dúo protagonista ayuda a que nos mantengamos enganchados, pero ciertamente llegados a un punto de su camino (porque en la cinta no existe un desarrollo, nudo y desenlace) puede que el viaje pierda cierto interés y comencemos a removernos en el sillón ante la falta ritmo.
Ver a Phoenix y sus salidas de tono junto a la verborrea de Hoffman se convierte en el único aliciente, pero le falta chispa en mi opinión.

Se ha comentado mucho que la cinta critica y se basa en la Cienciología, el caso es que se nutre de ella para jugar con el perfil psicológico de Phoenix, pero bien podría ser cualquier otra causa o ideología, el caso es dar a entender cómo una persona machacada psicológicamente por la guerra, por traumas o por rechazo social, puede ser totalmente controlado por cualquiera que se proclame a sí mismo maestro.

Un saludo!

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