15 de junio de 2012

EOS Tres Cincuenta D

La muy jodida llegó rozando el palo justo antes de largarnos de viaje, no las tenía todas conmigo, pero a pesar de que en Hong Kong sufrían tornados y no sé qué histórias (verídico, salía por televisión recuerdo) llegó a tiempo procedente del continente asiático, aquél bicho con objetivo 18-55mm y que supuso un salto enorme, yo que siempre había tirado de digitales compactas (de 1 megapíxel) y de carrete tradicional me abrió un abanico de posibilidades abrumador.
Evidentemente, no sabía ni por donde empezar, pero tenía claro que no era un juguete de usar y tirar, desde entonces se ha mantenido cual Huargo de Stark a mi lado y he destripado hasta el último rincón de sus cinco pestañitas de opciones.

Pasamos inundaciones, desiertos, ríos, mega-urbes (y no tan mega), mares, montañas, nieve y ahí estaba la jodía, siempre al pie del cañón y su sssss-clac! al enchufarle los objetivos que iba adquiriendo.

No tengo más que buenas palabras para una máquina fiable al 100%, dura y que junto a la lente correcta puede dar mucho, mucho (pero mucho) más de sí que lo que yo he conseguido sacarle.

Pero inevitablemente llegó la hora de dar un pasito más y renovar, así que mi compañera de batallas pasa a manos de mi señora, que aprenderá los caminos de la fuerza :), está en buenas manos....


El mar, el cielo y tú. - Agustín Lara, adaptado por Enrique Bunbury en Licenciado Cantinas.

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