13 de febrero de 2012

Moneyball

Moneyball se ha presentado al mundo como una cinta sobre béisbol y superación que según dicen no muestra apenas béisbol, siguiendo quizás la estela del tipo Invictus de Eastwood, salvando las distancias claro está, y de la mano de Bennet Miller el cual ya dejó muy buen sabor de boca con su Truman Capote.

Bradd Pitt es un ex-jugador de la liga profesional que ahora es manager deportivo de los Oakland, intentará cambiar el modelo a seguir en el mundillo con una nueva fórmula revolucionaria.


Dicha fórmula no es más que hacer lo que siempre se ha hecho en el béisbol pero de forma más sistemática y menos "juego de cromos", estudiar al contrario, analizar lo que se tiene y actuar en consecuencia en función de lo que se dispone fichando lo realmente necesario. Algo difícil de cambiar en una sociedad derrochadora y un tanto especial como la americana.

No es que yo sea un mega-entendido en la materia, pero algo jugué en mis años mozos y no se me daba mal del todo, curiosamente el fútbol, que es se podría decir mi deporte favorito, no se me daba tan bien. El caso es que me sentía atraído por ver de qué manera la conservadora sociedad yanki se despegaba de sus raíces más profundas en esta historia, y el resultado me ha dejado algo indiferente.

Indiferente porque analizando lo que muestra y el ritmo de la cinta, uno no tiene mucha sensación de cambio alguno salvo por un par de momentos encumbrados por música e imágenes rápidas que nos dan a entender si la cosa funciona o no, el espectador simplemente se deja llevar y una vez finalizada juzgará sobre lo que queda.

Se hace difícil entrar a valorar la cinta sin destripar su final, claro que su resolución no debe empañar si la cosa funciona o no, en mi opinión rodada está bien rodada, no achacaría absolutamente nada en este sentido, otro cantar es lo que ofrece al público como entretenimiento o historia.

Una vez divagado sobre el tema, por el cual da tiempo de sobras dado que la cinta avanza a un ritmo algo lento, nos encontramos con los protas, un Brad Pitt que no es que lo haga mal, lo considero un buen actor, pero está tan sumamente irritable con sus puñeteras poses, tics y...puede parar de comer? que provoque la necesidad imperiosa de hostiarle cada dos por tres. Para apacigüar este aspecto tenemos unas escenas familiares metidas un poco con calzador para humanizar al personaje. Entiendo el por qué están ahí, pero les falta algo de elegancia creo yo...o mejor, casi mejor quitarlas.

La dupla de Pitt es Jonah Hill, al que se le está alabando por su interpretación en bastantes medios...pues oye, ni fu ni fa. Se limita a ser inexpresivo y a hacer los cálculos molones a los que Bradd Pitt no se digna a hacer porque está ocupado...comiendo. Sinceramente no le veo escena destacable ni interpretación excesivamente llamativa salvo un par de ocasiones como mucho.

Otro cantar es Phillip Seymour Hoffman alias "Truman Capote", enorme en los pocos minutos en los que aparece y con un magnetismo que ya quisiera Hill.


Y llegados a este punto tenemos al tema de los diálogos, no lo sabía, pero mientras la estaba viendo observaba un nerviosismo y un frenetismo a la hora de decir cualquier cosa que me estaba poniendo de los nervios. Llegó a una escena en la que se estaban cerrando unos fichajes y, a pesar de que en el fondo disfruté un poco en algún momento, la sensación era de "qué mierda es esta?", "esto se supone que alguien debe entenderlo?" Y no es por no saber lo que decían pues la vi subtitulada.
Así que miré y resulta que el "culpable" no era otro que el mismo de "la red social", entiendo.

Así que no, conmigo no lo ha conseguido, y lo peor es que no tenga la sensación de querer recuperar la cinta en un futuro para intentar sacarle algo mejor, porque me daría una pereza enorme.

Un saludo!

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