6 de febrero de 2012

The Artist

Creo que alguna vez ya he comentado que soy un tipo al que le chiflan, por ejemplo, ver marines embarcados en naves espaciales, que sueltan gilipolleces entre ellos y se enfrenten a cacerías de bichos. Si me tiro un tiempo sin ver algo ambientado en el espacio, futurista o en clave dimensión desconocida me empiezan a dar temblores, es un gusto personal y no puedo evitarlo, a pesar de que las pelis de este tipo con cierta calidad escasean.

Eso no quita que no disfrute con productos en blanco y negro, con cine clásico y con grandes leyendas del mundillo. De vez en cuando recuperar a Wilder, Hitchcock o Lumet entre otros es un ejercicio que libera mucho y pone un punto y aparte en el frenetismo que acompaña a la mayoría de productos comerciales de hoy en día.

Muchas veces quedo fascinado con obras de 50, 60 o 70 años, por poner un ejemplo, realmente las encuentro disfrutables y en la mayoría de los casos, te descubren que los recursos que vemos hoy en día no dejan de ser fórmulas refritas de antaño. Cambian las técnicas, cambian las personas, cambia la tecnología, pero la esencia de lo que se busca es la misma. Todo tiene su momento.


Michel Hazanavicious, este francés con nombre de delantero lituano se ha tirado a la piscina sacando en pleno 2011 una cinta en blanco y negro, muda. En ella nos cuenta la progresión de una estrella del cine mudo allá a finales de los años 20, momento en el que se tiene que enfrentar a la entrada en su mundo del cine sonoro.

Yo consideraría The Artist como un regalo para los amantes del cine clásico, lo normal es que si una persona no suele consumir cine de este tipo, pues rehuya de ella y busque otros entretenimientos, tampoco es tan extraño, en los mismos años 20 estoy seguro que ya había gente así. El caso es que para los que se animen podrán disfrutar de una historia muy sencilla, que probablemente con cierta complicidad por parte del espectador llegue a transmitir muchísimo, interpretada de forma magnífica y con una buena puesta en escena.


La duda o el miedo a no poder seguir el hilo en este tipo de cine se pierde rápidamente pasados unos minutos, aquí entra la sencillez de la historia, en la que tan sólo va un poco más allá a la hora de mostrarnos el "trauma" de la evolución del propio mundo del cine mudo a lo sonoro, en una pequeña incisión sobre la misma evolución, lo nuevo, el futuro y la voracidad de un mundo que ya en aquellos años parecía tener las mismas inquietudes que tenemos hoy en día.
Véase el maldito 3d, aunque poco a poco se va apreciando que las cosas tardan en entrar al público cada vez más si no se les da algo realmente rompedor y accesible. Como por ejemplo el blu-ray, que empieza a tener precios equiparables al dvd, incluidos los reproductores, prohibitivos hasta hace nada.

Qué se puede decir? Pues que es una buena película, que es descarada por presentarse hoy en día ante el público, pero que ha gustado y por algo será, y es que el producto entretiene. Más allá de los valores cinematográficos.


El dúo protagonista funciona, con momentos más acertados que otros, sobre todo por esa sensación de poca credibilidad en el ecuador de la vida del protagonista Jean Dujardin, el cual vemos quizás hundirse con demasiada facilidad "en su propia mierda" hablando en plata y para que esto no quede tan pedante.
Pero "hablamos" de una peli muda, ambientada en unos años lejanos a los nuestros y, en cualquier caso, tampoco chirría en exceso, se podría decir que le da incluso ritmo el hecho de que no se profundice demasiado en el personaje, pero en mi opinión da una sensación extraña de vacío argumental llegados a cierto punto. No empaña el resultado en cualquier caso, hemos perdonado barbaridades mucho peores a producciones muchísimo menos arriesgadas que esta.

No he visto otras cintas de Michel, sinceramente, estoy recuperando algunas de sus obras aprovechando que el plus está recuperando sus trabajos dado el éxito, pero por lo poco que he visto, al muchacho parece que le va lo retro, lo vintage, así que no era raro que acabara haciendo una cinta así. Ya veremos en el futuro.

En todo caso, me encantaría que productos de este tipo se acercaran más a las pantallas, creo que hay cabida para todos en este entretenimiento, incluso para fusiones extrañas entre lo retro y lo nuevo.

Espero que Ridley Scott ahora se porte bien con los amantes del cifi y su Prometheus sea como esta The Artist para los amantes del cine clásico.

Ah, y el perro es la bomba.

Un saludo!

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