9 de junio de 2011

Where The Streets Have No Name


Nada más llegar a Shirakawa lo primero que se me vino a la mente es aquél "idílico" mundo creado por Peter Molyneux, Fable.



Perderse por los caminillos, con los riachuelos y a través de los campos de un trigo verde radiante nos pareció algo mágico. Si bien es cierto que no deja de ser un sitio turístico (y qué no lo es?, si te venden cervezas bajando en canoa por el río Li en China perdido de la mano de Dios...), lo cierto es que el sitio es simplemente, precioso.




Subir al mirador no hace más que corroborarlo...un sitio de otro tiempo.




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