20 de diciembre de 2010

Kill Bill

Que Quentin Tarantino es un freak de cuidado es por todos los que seguimos su trabajo bien conocido, pero que no hay nadie como él para hacer refritos de este calibre, y encima presentando productos tan bien paridos como Kill Bill, también.

Kill Bill nos cuenta una historia de venganza, protagonizada por la musa del bueno de Quentin, Uma Thurman, la cual es atacada y dada por muerta el día de su boda por el que aparentemente es su pareja, Bill, un sanguinario asesino.


De esta forma tan brutal comienza la historia de "la novia", un colosal (como diría Elle, el personaje interpretado por Daryl Hannah) monumento y tributo al cine que ha acompañado al director durante su vida. Una mezcla de cine gore, de artes marciales, animación, cultura popular y cine tanto clásico como moderno.

Kill Bill posee infinitos elementos que convergen en un universo plástico  en su primera parte, con un componente de más acción y en algo más desarrollado como película en su segundo acto.

Su primera parte, como comento, es algo fantástico de cara al espectador. Tremendamente bien realizado y montado, con escenas que brillan por su solidez y belleza, acompañadas de una banda sonora que no es más que un popurrí de melodías de cintas clásicas (salvo alguna excepción) pero que le van como anillo al dedo al delirio visual que nos regala Tarantino.



Esta parte se presenta como si de un videojuego se tratara, o de una evolución de la última cinta de Bruce Lee "Game of death" (aquella que no pudo terminar de rodar), en la que debía superar nivel tras nivel una serie de enemigos para acabar con el "boss".
Pero algo tan simple como esto se convierte en toda una experiencia, divertida, dinámica y con muchísimo elemento de referencia al mundo cinematográfico, todo un mundo de detalles. Magnífica primera parte a la que incluso se le unen algunas escenas realizadas en anime por el estudio Production I.G, creador de obras como Ghost in the Shell o Blood.

Su segunda parte es más peli en conjunto. Digamos que ya está desarrollada toda la trama y en esta se centra en acabar la historia con algún que otro giro y enseñándonos algo del micromundo creado para La Novia y para Bill.
Esta parte no posee la fuerza visual de su primera, pero gana en profundidad y en un estilazo a cine clásico en muchos momentos fantástico, con algunos personajes tremendos como el que interpreta Michael Madsen o M. Parks y escenas magníficas como las del entrenamiento o la pelea con Elle.

Kill Bill es un regalazo para los que les encanta ese cine con toque retro o vintage, lleno de matices, de personajes a cual más dispar que se toman (o no) en serio a sí mismos...de esas peleas alocadas entre mil chinos, del mundo del cómic...., aunque también está abierta a un público que quiera pasar un buen rato con unas pelis muy bien paridas, grande Tarantino.


Un saludo!.

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