15 de abril de 2015

Distopías Teenagers Actuales

El otro día viendo Divergente recordé que tenía por ahí escrita alguna reseña del Corredor del Laberinto y aprovechando el tirón creo que voy a hacer un pequeño repaso a esta nueva ola de cintas (y libros) de género distópico más enfocado al público jovenzuelo, esas en las que por lo general nos sitúan en sociedades futuras ficticias, en muchas ocasiones bajo regímenes totalitarios. A grandes rasgos...


Mientras que la serie de los Juegos del Hambre nos pone en la piel de un futuro decadente en el que una suerte de reality orquestado por un gobierno dictatorial sirve para entretener a las clases altas manteniendo a ralla a las bajas, en Divergente, quizás más cercano a relatos tipo Un Mundo Feliz de Aldous Huxley, tenemos una sociedad regida por castas en las que, a pesar de aparentar una sociedad civilizada y ordenada en extremo, siguen existiendo conspiraciones totalitarias cercanas a las dictaduras.
Y finalmente tenemos El Corredor del Laberinto, en el que un grupo de muchachos aparecen en una especie de claro rodeado por un peligroso laberinto que les impide ser libres, con su componente más cercano al misterio y acercándose a relatos tipo El Señor de las Moscas de William Golding.


Tres propuestas en las que, como base, resultan inocentes críticas hacia nuestra propia sociedad, hacia esa tiranía escondida en el control de las masas ya sea por los poderes políticos, por los medios de comunicación o por esas corporaciones gubernamentales secretas que operan en la sombra.

Podríamos decir que está muy bien esto de concienciar a los espectadores, con historias cercanas a la aventura, con como digo cierta crítica social, con acción, grandes efectos especiales y la clásica historia de amor, ya sea posible o imposible.
Y en este último punto es donde posiblemente entra en juego el entertainment y el llegar al mayor número de público, es donde el piloto automático se conecta para una vez ofrecido cierto tufillo a plato refinado se da rienda suelta a la hormona, al triángulo amoroso, a la novela rosa y a dejar a un lado feos aspectos mundanos que a nadie importan y la violencia demasiado explícita, a pesar de situarnos en una sociedad hostil y violenta donde por ejemplo se lanzan críos a una selva para que se maten.
Es cuando uno o bien es engullido por el mainstream y se deja llevar, o se enfurruña pensando en que no es más que otra tomadura de pelo, vista una y otra vez y en la que prima, por encima de todo, que A se junte con B, con alguna variante tipo que C ande por ahí pululando, aunque no importe demasiado.

A pesar de que pueda parecer que no me convencen, y así es en mayor medida, debo reconocer que no me importa acercarme a ellas. Me entretiene bastante eso de ver sociedades futuras en las que se ha alcanzado cierto extremismo llamativo, para ver esa típica historia del elegido, a lo Neo en Matrix pero menos metafísico.

Dicho lo cual, debo decir que El Corredor del Laberinto ofrece algo más de casquería que las otras dos sagas, algo más de tensión (sobre todo en los momentos del laberinto), y disimula en cierta medida la condición teenager, por lo menos en gran parte de la cinta, aunque también por momentos es un poco kumbayá.

Un saludo.

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