16 de abril de 2012

Shame

Michael Fassbender se marca todo un papelón de esos que tanto gusta a la sociedad yanki, de ahí su nominación al Oscar...espera...que no estaba nominado?

En fin, lo de este chico pasa a ser interesante, con un registro de pelis que comenzó en aquella cinta tan odiada y querida a partes casi iguales, sobre todo para los productores, llamada 300 y en la que no tenía un papel destacable, pasando por Malditos Bastardos, Fish Tank, X-men Primera generación o la futura Prometheus. No son obras de arte pero oye, mal ojo tampoco tiene para escoger, o tienen.

El caso es que parece que Steve McQueen parece haber encontrado a su actor fetiché como si de un Deep de Burton se tratara, ya que en sus dos largos ha contado con el actor alemán con alma irlandesa. Lástima que no haya visto Hunger, la cual dicen que es superior a esta Shame, pronto le pondré remedio.


En esta ocasión, Fassbender se meterá en un drama sexual que retrata algunos temas algo tabús en el mundo del cine, de ahí probablemente su ninguneo en los medios.

Una cinta orientada hacia un público que busque sensaciones más personales, más humanas por así decirlo, un retrato que no siempre es de color de rosa y que trata los grises como los vemos en los días más nublados, provocando muchas veces cierta sensación de tristeza. Vemos una calle que bien podría ser la de nuestro barrio en horas altas de la noche, con sus habitantes nocturnos y con una sociedad que en ocasiones no tiene tanto de diferente con el animal más depredador, o peor, ya que es capaz de vilezas sin ningún propósito que no sea otro que el de beneficio propio y el exceso a pesar de dañarse a sí mismo y a los que le rodean.

Así, Shame nos muestra un fragmento de la vida de un neoyorkino metido en la treintena que vive con cierta comodidad, buen trabajo y éxito profesional. Pero su sufrimiento es el de no poder controlar un apetito sexual voraz que le hará llegar a límites insospechados para poder colmar sus instintos, dejando en un plano muy olvidado los sentimientos más humanos e impidiéndole incluso amar a quien en el fondo de su ser desearía.

Su humanidad queda enterrada en sentimientos que le hacen sentirse terriblemente culpable, como aquél que ve desde una vitrina como la vida sigue su camino y sigue estancado en algo que en el fondo no quiere hacer porque no lo controla, porque no es una decisión tomada sino una órden impulsiva de un cerebro que va por libre, y lo peor es ver como se es consciente de que lo está destruyendo. Ojito con la escena "threesome", brutal.


Por destacar algún momento en especial, la escena en el vagón del tren es puro magnetismo, que nos hace plantearnos los límites humanos, lo que está bien o mal, hasta dónde llegar y la diferencia de a quien la honestidad o su fortaleza interior (o como quieran llamarlo) tiene algo que decir ante una situación así. Es una escena increíble, que puede coger hasta descolocado por su tempranera aparición. Añadan planos secuencia nocturnos muy bien paridos y por supuesto, escenas de sexo sin caer en lo burdo, rodadas con elegancia y fuerza donde se requiere.

La inclusión de su hermana, interpretada de forma cojonuda por Carey Mulligan en el papel de chica algo bipolar, desencadena la fluidez de la cinta hacia acontecimientos más acelerados, en un acercamiento más humano del prota que se siente atacado y que entra en consciencia con su problema.


El único problema que le veo a Shame es que es de esas pelis que realmente disfrutas por lo que te consigue provocar una maldita película, pero que probablemente no veas en mucho tiempo porque es demasiado dura. Bromas aparte.

Un saludo!


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