12 de marzo de 2012

La piel que habito

Personalmente creo que el mundo de la cirujía siempre provoca cierto sentimiento entre lo grotesco, lo insano, perverso...no en vano su función es la de modificar como somos, en ocasiones lo intenta con el continente y en otras sobre el contenido (visceralmente hablando), como si de un seguro de vivienda se tratara.

 La sensación innata creo que va íntegramente ligada a una violación de nuestro ser, mezclada con el consentimiento social ante lo que es bello o feo. En el cine se suele prestar como compañero ideal de historias de terror, thrillers morbosos, psycho-killers y perfiles de temple absoluto con inteligencias rozando la locura.
Almodóvar vuelve a demostrar que atrás quedaron experimentos que ya no lo parecen tanto, sino que se convierten en una base para conseguir trabajos como los que ha regalado en los últimos años tipo Volver, Hable con ella o La mala educación, una lástima que aquellos inicios tan cañís suelan generar un cierto odio hacia su persona y obra, prohibiéndose de forma absurda unas experiencias en mi opinión muy recomendables.

Robert es un cirujano al que la vida le ha sonreído en lo profesional, pero que en su ámbito familiar las cosas han sido algo "turbulentas". Su mujer sufrió quemaduras en todo su cuerpo a raíz de un accidente de tráfico, a partir de entonces estudiará la manera de generar piel humana capaz de resistir incluso el dolor. Su laboratorio de pruebas será su aislada casa y Vera, una misteriosa chica, será la que reciba el tratamiento.


Contar más sería destrozar los giros de guión, las sorpresas y cargarse un poco la magia que generan estas cintas con componente tipo Vértigo de Hitchcock, influencia muy visible en esta obra en la base.

Pero sí podemos comentar que la ambientación enfermiza que se respira durante su metraje es fantástica, unido a una factura solvente, en la que salvo dos o tres aspectos nos transportan a un lugar atemporal, solitario y alejado de cualquier tipo de escrúpulo, como el que demuestra un Banderas que en ocasiones está fenomenal y en otras quizás abusa demasiado de esa mirada de perro de presa.

A pesar de las buenas vibraciones, tampoco está exenta de fallos. En mi opinión tiene un par de puntos discutibles que ayudan a que la trama avance pero que en general resultan algo forzados u oportunistas, como cierta escena "felina" o la "rave" en la fiesta. Situaciones posibles pero que no hacen sino que evolucionar hacia donde se quiere. En cualquier caso, el buen pulso hace que cuando nos planteemos un "si hombre, y qué más", la obra retome el vuelo con algún giro o idea interesante, lo que hace menos dolorosa esa percepción de fallo.

Mención especial a una banda sonora nada excesiva y sobervia que le va como anillo al dedo, gran trabajo de Alberto Iglesias, de nuevo.

La piel es un muy recomendable drama, a caballo entre el thriller y el terror grotesco que provoca el mundillo de los cirujanos, que entretiene y que deja un sabor de boca en general de buen producto.

Un saludo!

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