5 de marzo de 2012

Carnage (Un Dios salvaje)

Los valores, la educación y el juzga y serás juzgado se dan de la mano en esta cinta de Roman Polanski que bebe directamente del teatro, en el que cuatro personajes se reúnen para tratar una riña entre sus respectivos hijos.

Cojonuda. Polanski narra con un pulso casi perfecto esta mundana historia que se situa en ese tipo de cintas atemporales como 12 hombres sin piedad, cintas que se podrían rodar cada diez años acometiendo la situación social del momento.


Un Dios deja a cuatro fantásticos actores en un espacio reducido, un simple piso, como si de un paraíso se tratara en el que tienen la posibilidad de ser felices y tratar el peliagudo tema de la agresión por parte de un chaval a otro en el colegio. Pero lo que en un principio es simplemente el comentar el caso y dejarlo solucionado de la forma más "adulta" posible desvaría en toda una esperial de emociones en las que brotarán desde deseos frustrados, hasta dramas enterrados, problemas psicológicos y la falsedad de una sociedad que se intenta enmascarar en un supuesto civismo, pero que acaba por mostrar irremediablemente lo que es, un ser frágil, pequeño y que no sabe una puta mierda de nada. Toda una deconstrucción del ser humano, desde su civismo enmascarado hasta su caos más absoluto, en el que realmente se muestra sincero.

Aunque pudiera parecer que cuento demasiado de la peli, nada más lejos de la realidad. Su gran baza es ver ese proceso de deconstrucción que sufren sus protagonistas, ver como abordan problemas que están muy enterrados en su interior, y de paso provocar al espectador para que sea testigo ante esas riñas. Es raro no soltar alguna carcajada ante algunas.

Porque a pesar del drama personal de cada uno de ellos, la cinta no deja de tener su lado cómico, cosa que se agradece entre las distintas situaciones tensas, aquí la pericia de Polanski para continuar con una historia que en manos de otro podría caer en lo mediocre entra en escena, y salvo un par de ocasiones en la que sientes que la cosa puede a caer en más de lo mismo o que se agote la magia, retoma el vuelo para dejarnos con un muy buen sabor de boca.


Una cinta en mi opinión muy disfrutable, en el que aunque ni de lejos nos sintamos identificados con la forma de vida que llevan sus protagonistas, de seguro con sus reacciones y argumentos veremos cierto espejo en el que se refleja gran parte del ser humano. Necesaria en unos tiempos difíciles para la educación.

Abordando los aspectos criticables a los que se le achacan, casi todos van enfocados hacia esos personajes puestos a dedo con esa personalidad tan "irascible" y dada al juego. En mi opinión no es un caso tan remarcable como Melancholia de Von Trier, en el que todos están ahí para formar el hilo conductor y crear la depresión de la protagonista. El problema de esa cinta es que la sensación de que te manipulan (o por lo menos a mí me lo pareció) era constante, la diferencia con esta es que a pesar de que las parejas puedan ser estereotipadas, el nexo en común ya está definido, la pelea de sus hijos, a partir de ahí todo se vuelve impredecible y resulta muchísimo más rico en posibilidades.
No hay que olvidar que en el fondo tiene alma de comedia.

Muy recomendable.

Un saludo!

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