27 de marzo de 2017

Logan

Hugh Jackman se despide de Lobezno tras 6 cintas y algún cameo interpretando a uno de los personajes más emblemáticos de Marvel.


Parece que fue ayer, pero hace casi 18 años desde que vimos por primera vez en los cines aquella bestia atormentada que se unía a los X-Men de Bryan Singer y que se convirtió en una de las caracterizaciones del cómic más acertadas llevadas a la gran pantalla.
Esa mezcla de brutalidad desatada, humor ácido y mala leche formaban una combinación formidable junto al rostro de Jackman, sobre todo cuando llegaban esos momentos en los que la pura rabia emergía a través de las garras de adamantium para desgarrar todo bicho viviente que se pusiera delante cuando un compañero, ese amor imposible, su vida o la propia humanidad se encontraba en peligro.

Lobezno se ganó el podio a la fuerza y es por ello que su importancia creció hasta llegar a tener esta trilogía basada en su personaje, aunque no ha sido hasta esta última Logan, cuando por fin se le ha dado la historia que merecía.

Oculto en la frontera entre Estados Unidos y México, Logan cuida a un deteriorado Charles Xavier cuya inestabilidad mental debe ser controlada a base de fármacos.
Ambientada en un futuro nada halagüeño para los mutantes, estando éstos casi extintos y donde ya ni si quiera nacen, el último superviviente de los X-Men deberá salir de su letargo para atravesar el país y poner a salvo a una prometedora chiquilla.

James Mangold no descubre la rueda con esta tercera entrega del universo Wolverine.
Su latemotiv es bastante simple, su devenir es en cierta medida predecible, no resulta acertada en algunos planteamientos, es incluso torpe a la hora de contarnos ciertas partes, como ese "documental" grabado impunemente en un iphone...

Pero una vez superados estos ataques de toxicidad, el caso es que sin darnos cuenta llevamos la mitad de la cinta y estamos embelesados por todos los conceptos del universo mutante que trata de forma crepuscular, mientras la figura de Lobezno brilla cada vez más en su agotador viaje, luchando ya no sólo con esa vida de tormento de la que no puede escapar, ni quiere, porque todo cuanto amaba se ha ido, sino también contra un veneno que le consume inexorablemente.
Pero no sólo asistimos a la caída del anti-héroe, también tenemos los ecos de una época desaparecida, de un mundo en el que han ganado los humanos y donde una mente maravillosa se debate entre calmantes para poder controlarse y no acabar en genocidio.
Hablo del veterano Patrick Stewart, cuyo papel como el mítico profesor Xavier nos depara algunos de los momentos más emotivos, tristes e incluso humorísticos de la cinta, en lo que según él es su última aparición en el universo mutante.

Y finalmente llegamos al pequeño elemento que debe despertar a la bestia.
La jóven Dafne Keen (española-británica, por cierto) consigue comerse la pantalla y funciona a la perfección como tándem junto a StewartJackman, por lo menos mientras no dice "ni mu" (igual en VO mejora la cosa), regalándonos algunas escenas brutales y ciertos momentos que nos dejan el corazón en un puño.

Logan es sin duda la cinta que el personaje se merecía, no es ni mucho menos perfecta, y podemos hacer sangre en más de una ocasión, pero resulta valiente en muchos aspectos y lo suficientemente emotiva y épica como para dejar muy buen sabor de boca y cerrar de forma más que digna la trilogía de uno de los mutantes más queridos.

Un saludo.






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