17 de noviembre de 2013

Solo Dios Perdona

Voy a intentar ser lo menos gafapasta posible y lo más condescendiente con la mayoría de opiniones sobre esta cinta, la cual doy fe que puede tanto levantar aplausos como culos del cine para encontrar la salida más próxima.

Para quien no conozca a Nicolas Winding Refn, diremos que es el director de la trilogía Pusher y de la reciente y más famosa Drive, aquella en la que Gosling hacía de un tipo imperturbable con un don para la conducción y que acababa envuelto en una trama de mafias.


Algunos probablemente ya estén buscando la salida o dejando de leer, pues bien, ya aviso que Solo Dios perdona estaba ideada para ser rodada antes incluso que aquella, con lo que si algunos fliparon con esas pausas temporales en los que los personajes simplemente se miraban y en las que el ambiente se podía cortar con un cuchillo, en ésta pensarán que están en Oz y en cualquier momento una casa machacará los sesos de algún asiático, ya que aquí no sólo tenemos un ritmo pausado sino que además lo onírico alcanza cuotas muchísimo más elevadas que en la cinta del conductor.

Para los que soporten los buenos treinta y pico minutos principales, apoyados en alguna escena gore tan característica de este director, puede que comiencen a ver entre la fantástica recreación de una Bangkok de luces de neón y de vida frenética entre calles oscuras y a la vez brillantes, una historia de violencia, un simple cuento en el que no existen verdaderos héroes ni villanos, en el que se imparte una justicia propia en un mundo apoyado por una reglas que se aplican durante el día pero que una vez llegada la noche se muestra en su naturaleza más violenta.
Pero no se conforma con esto, avanza hacia un terreno algo más personal entrando en la familia del protagonista y mostrando, desde la perspectiva tan característica del director, una serie de complejos freudianos perturbadores y que destapan un poco la carga psicológica que resume un poco la idiosincrasia de los personajes.

Creo que no voy a conseguir lo de ser lo menos gafapasta posible, pueden suprimir este último párrafo y sustituirlo con que simplemente es una familia con grabes desequilibrios emocionales.


A mí personalmente me ha encantado, desde una Kristin Scott Thomas algo histriónica y que probablemente sea el personaje cuyo punto de inflexión detona la esencia del film, hasta un Vithaya Pansringarm (el aparente jefe de los polis) cuya caracterización vuelva a acercarse a aquél Santo de los Asesinos que tanto molaba en la obra de Ennis y Dillon, Predicador, y que cada vez que hace su aparición en pantalla provoque que contengamos la respiración hasta ver su "veredicto".
Pero puedo entender perfectamente que muchos vean más de una escena gratuita, que vean un mundo irreal de flipados en el que los personajes deambulan como si fueran espíritus errantes y que aplican unas sentencias sobre la gente difíciles de encubrir por su atrocidad y aparente impunidad.
También creo que es una cinta a la que es muy fácil atacar tachándola de presuntuosa, de estilo videoclipero, de burda imitación Lynchiana por momentos y vacía de contenido.

Yo creo que cuando una cinta es capaz de generar tantísima opinión encontrada ya ha conseguido algo, y es como mínimo proponer multitud de opciones interpretables bajo distintos puntos de vista, un viaje diferente a las propuestas aparentemente más lineales del mundo cinematográfico.
Creo además que visualmente el director ha conseguido afinar un estilo bastante personal y reconocible a pesar de que a algunos ya les canse un poco la férrea personalidad de Gosling y que en definitiva, es un producto disfrutable si simplemente nos dejamos llevar por este cuento neo-asíatico-western ambientado en nuestros días y bajo las luces de neón de esa fantástica Bangkok.

Pros: De nuevo un estimulante viaje visual y sonoro a través de unos personajes impredecibles y perturbadores.
Contras: No es para todos los públicos, es fácilmente odiable y criticable.

Un saludo.

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