9 de enero de 2012

12 hombres sin piedad

Un jurado debe deliberar si un chico es culpable o inocente por el crimen cometido sobre su propio padre.

12 hombres es un puto ejercicio cinematográfico que al terminar uno no puede más que quedarse en estado de shock a poco que te gusten los dramas psicológicos y el cine puro, esta cinta debería estar de las primeras en tu lista de futuribles si no la has visto ya.

Sidney Lumet se estrenó a finales de los 50 con esta cinta en la que un jurado se reune tras el juicio de un pobre desgraciado para dictaminar su culpabilidad. Todo parece apuntar hacia la culpabilidad del susodicho, pero un enorme Henry Fonda es la nota discordante de la decisión, planteando su inocencia ante una aparente unanimidad de opiniones.


Con un pulso fantástico y con "muy poco", construye todo un universo en el que desgranará poco a poco una situación para sacar lo peor y lo mejor del ser humano, en todo un ejercicio psicológico que bien podría rodarse cada década adaptada a la sociedad del momento.

Bien es cierto que el director tiene unas cartas bien guardadas en la manga para utilizarlas a lo largo de la historia, pero el juego con el espectador no se ve resentido en ningún momento y el disfrute no puede ser mayor.

Interpretativamente no cabe duda que el elenco de actores es fantástico, da la impresión de que es el papel que todo actor quiere desarrollar alguna vez en su carrera. Sin croma, efectos ni mandangas, un cara a cara continuo con una utilización del espacio brutal, en la que no hay escapatoria hacia la mediocridad.

Y fue la primera peli del director.

Obra maestra.

Un saludo!

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