Han pasado poco más de dos semanas desde que llegamos de nuestro viaje y todavía estamos algo descolocados.
Somos conscientes de que casi un mes en otro país siempre deja huella, pero este nos ha marcado con fuego...no es que seamos unos trotamundos, pero solemos absorber de cada sitio en el que estamos sus cosas buenas y malas..
España es un país fantástico, con gran gastronomía y mejor gente de la que se cree, pero su crecimiento es lento, lastroso y la cola eternamente de Europa...tenemos un gran clima, luminosas mañanas (y lagos) y mucha incertidumbre sobre un futuro que algunos pintan muy mal y otros ni siquiera pintan, porque con la saturación de información a la que nos someten, simplemente no saben cómo hacerlo.
De las diferentes localizaciones que visitamos nos quedamos con sitios como Soria (gran gastronomía y una gente tremendamente acogedora), Extremadura y sus calles empedradas de Plasencia, con esas plazas llenas de garitos con unas tapas que quitan el "sentío" y localizaciones preciosas como el embalse de Gabriel y Galán...y Tenerife, una isla fantástica pero que para personas que necesitan cambios y moverse como nosotros no puede ser lugar de residencia...todo es buscar dónde uno se encuentra consigo mismo.
Nuestro viaje de novios a la península del Yucatán nos mostró un lugar maravilloso lleno de cultura añeja pero con posibilidades más bien limitadas, a pesar de todo disfrutamos muchísimo con la hospitalidad de sus gentes y con el ron caribeño...ese es un viaje que siempre será especial y que recordaremos con gran cariño.
En Egipto ya perfilamos lo que sería nuestro gran viaje a China, ciertos contactos con libertades alejadas de los circuitos turísticos nos mostró un mundo desconocido en el que uno se podía mover haciendo uso de su habilidad para salir de situaciones, digamos "foráneas"...allí descubrimos las maravillas de una cultura increíble pero turísticamente muy consumida...caos, suciedad y mucha pillería...miradas de soslayo y oscuras esquinas con vendedores del todo.
China era nuestra apuesta por el Rock'n Roll que no hicimos de novios, nuestra herida de Egipto sin cicatrizar...
Estamos muy orgullosos de haber podido superar este reto y de quizás, encontrarnos a nosotros mismos más de lo que creemos. Esto hace que añoremos en exceso la tierra oriental, una fuerza invisible que nos empuja hacia muchísimas de las cosas desconocidas que dejamos atrás...del tiempo perdido y del paso que no dimos en alguna de las miles de calles que no llegamos a cruzar...entre la neblina de Beijing y Shanghái todavía se esconden lugares exóticos, música nocturna, rascacielos chillones y gente con platos aún más extravagantes...un idioma que no entendimos en el 98% del tiempo en que estuvimos y un inglés que es la puerta hacia ese país tan desconocido...
Por eso mismo la puerta sigue abierta, sabemos que sería un gran sacrificio, una apuesta sobre otra en la que ya eras ganador, una nueva puerta a un futuro que se muestra como una inmensa hoja en la que hay preparado un pincel con brocha gorda intercambiable por una delgada...pero no hay miedo, hay ilusión, hay posibilidades, movimiento, cultura, visión y riesgo...
Y por qué no vivir en China?
Un saludo!.