Anya-Taylor-Joy y Milles Teller son dos francotiradores que forman parte de una misión ultra-mega secreta para los mandamases del gobierno en sus respectivos países.
El director de Sinister, Scott Derrickson presenta esta historia de un par de mercenarios que son enviados a un misterioso desfiladero para contener una amenaza desconocida, cada uno con sus mierdas personales.
Como si de un episodio de la Dimensión Desconocida se tratara, pero con algo más de presupuesto, la historia fluye bajo la sombra del misterio, la acción y el terror y poco a poco construye cierta química entre sus protagonistas que divierte y engancha, gracias al buen hacer de los dos actores principales.
Resulta un buen entretenimiento a lo largo de su primera mitad, pero poco a poco se convierte en ese meme tan cachondo que presenta la imagen de un caballo en tres partes, la primera está fantásticamente trazada, la segunda comienza a desdibujarse y acaba con la calidad de un boceto de un crío de primaria.
Sencillamente, la parte final tiene más agujeros de guion que un queso gruyere, pero si nos olvidamos de todo y simplemente nos dejamos llevar por la tensión hasta puede llegar a disfrutarse...
Aunque está claro que es un producto palomitero, y que su misión no es dejar huella en la historia del celuloide, todo tiene un límite, hasta para los deux ex machina que usa el director para saltarse sus propias reglas cuando le rota.
Y si además sale Sigourney Weaver en un papel deleznable...es que hasta sabe mal.
Un saludo!
