21 de agosto de 2010

Nara

Nara

Bajamos a tomar el almuerzo tipo buffet incluido en el precio de la habitación y nos topamos con la maravillosa máquina que vimos en Nikko y que hacía de todo, incluida la variedad carajillo baileys sin alcohol...y encima barra libre, tiembla máquina.

Hicimos una lavadora en una de esas máquinas que hay y que por 250y puedes lavar y secar la ropa en secadora. Entre una cosa y otra tarda unos 30-40 minutos, por lo que aprovechamos el rato del desayuno y el “acicale” matutino.

Por cierto que en el baño de la habitación tenemos uno de esos lavabos con botonera del que tanto se habla en occidente. En los sitios en los que hemos estado todavía no habíamos tenido uno “completo”.

Este viene con chorrito al culete, calentador de tapa, presión del agua al caer y un modo en el que digamos que va tirando agua el solito confirme uno está haciendo sus necesidades. La primera vez asusta porque no te lo esperas y piensas que ya has tocado algo, tranquilo, que la cosa es automática y por supuesto, desactivable.
El chorrito es otro cantar, uno no está acostumbrado a estas cosas, pero hay que decir que es un lujete para el culete...el chorro es regulable y en el nivel “hard” debe de ser perforador, porque el medio ya te da un sustito que pa qué. (es que el chorro no es inmediato al pulsar el botón, hace un ruido y al momento FLASH! Sorpresa)
El “rayo de la muerte” como yo le llamo está en dos versiones, para damas y caballeros, el primero es más chorro tipo fuente, el segundo es tipo láser...en los dibujos aparece una señora sentada y en el de caballeros aparece, supongo, un culo.

En fin, el calienta tapas no está mal, supongo que para invierno debe ir bien.

Había que contarlo.

Con la ropa ya limpia y preparada para los días finales del viaje nos fuimos calle principal hacia arriba y giramos justo al poco de llegar a la zona del parque, para seguir la ruta indicada en la Lonely Planet, que por lo que hemos leído te lleva a los sitios principales.

Por fortuna el día estaba algo nublado, no para llover, pero las nubes tapaban el sol y la verdad es que se agradecía, porque el día anterior había sido un infierno al medio día.

Llegamos a la estación de Kintetsu Nara y seguimos recto hasta entrar en la zona del parque, allí ya ves ciervos acosando a todo ser viviente, tienen un apetito insaciable y a pesar de ser primos hermanos de bambi, yo personalmente veo algo que me da mal rollo en esos ojos negros...y esa cornamenta...no sé por qué pero estos bichos no me acaban de gustar.

El caso es que paramos para definir la ruta un poco y uno de ellos se intentó comer mi pañuelo y...un bolsillo del pantalón!
Vamos a llevarnos bien.

Lo peor de todo es que venden unas galletas para ellos y literalmente se abalanzan sobre la gente, lo más gracioso es que la gente lo hace para la foto o por alimentar a los animalitos...pero les ves la cara al ser acosados por el animal y es de puro pánico...es que lo pasan realmente mal!

Alguno se hace el valiente tipo Cocodrilo Dundee y zas! Morrazo en la entrepierna, por listo.

Yo soy más bien pacifista, pero si se me vuelve a acercar me quito la camiseta y me enzarzo en lucha libre.

Caminamos un rato siguiendo la ruta y llegamos a uno de los jardines más bellos de Nara, el Isui-en. La verdad es que sí es bonito. Incluso tenía vegetación de diferentes tonalidades (marrón, amarillento...) que te ayudan a hacerte una idea de lo brutal que deben resultar los paisajes en primavera u otoño...una lástima lo aburrido que resulta, como ya hemos dicho, la vegetación en verano...

De todas formas, el estanque central, una colina preciosa en el centro, una noria de agua, los jardines conectados por senderos de piedras bajo los árboles y alguna cascadita consiguen que la estancia te deje KO en algunos momentos. Muy chulo.
También pudimos ver algunas casas para la ceremonia del té, están abiertas y puedes ver el interior. Pagando 400 o 500y puedes tomarte un té helado en alguna de ellas mientras disfrutas de las vistas del jardín. De cine.

Salimos de los jardines y nos fuimos a ver el templo de Todai-ji, peculiar y visitable por varios motivos. Uno por ser enorme. Otra por ser la edificación de madera más grande del mundo. Otra por tener una de las mayores figuras en bronce de Buda del mundo, de 16 metros de alto y 400 y pico toneladas.

Con esos motivos entramos en el complejo en el que ya había bastante gente, pero al ser un sitio tan enorme la verdad es que no tienes sensación de agobio.

El templo impresiona, una mole de madera al final de un camino de piedra blanca y rodeado a ambos lados por césped verde tipo fútbol...daban ganas de pelotear un poco.

Si la estructura impresiona conforme avanzas cuando entras y ves la segunda cabeza más grande Buda que hemos visto en nuestras vidas ya ni te cuento. Un bicharraco de 16 metros de bronce que descansa sobre una rueda bañada en oro (130 kilos de oro lleva el asunto). A su lado otras figuras de madera y alguna maqueta de la construcción original, ya que esta fue reconstruida allá por el 1700 y tan sólo es 2/3 del tamaño original...cómo sería el templo original, madre de Dios.

El sitio nos gustó bastante, muy recomendable.

Salimos esquivando las tropocientas tiendas de souvenirs (menuda sangría de pasta se dejan en parafernalia) y nos fuimos sendero arriba siguiendo la ruta. Nos desviamos un poco y dimos con un restaurante algo antiguo y con la carta en japo. Los precios eran buenos así que nos metimos a comer algo de arroz con carne y unas birras.

Con las pilas cargadas seguimos caminando pero la mayoría de sitios ya no llamaba nuestra atención como el pedazo de templo visitado, a excepción de una zona de templos chillones en los que los senderos estaban formados por filas interminables de faroles de piedra llenos de musgo y que le daban al lugar un aire muy zen. Aprovechamos para escribir una tablilla de esas en las que piden deseos la gente y las cuelgan en clavos...algunas son tremendas...”quiero ser modelo”...



Otras son empalagosas a más no poder...las japos ni idea, claro...alguna que te acongoja realmente...y la nuestra...pues mejor poner una foto.


Ibamos a pedir la paz en el mundo...pero el frikismo nos ha podido.

Seguimos caminando tranquilamente por los senderos. La ruta del Nara-Koen está muy bien, es una zona en la que puedes visitar una mezcla de templos y santuarios interesantes aunque conviene seleccionar bien qué ver ya que la cosa puede caer en la repetición aquí en Japón, con un templo por esquina. En todo caso el Todai, acojonante.

Volvimos a meternos en el centro y nos tomamos unos cafés helados. Por cierto que en todos los bares y restaurantes te ponen siempre un vaso de agua con hielo, que hemos bebido y nada de mal de tripa ni parecido, el agua, por lo menos en mi opinión, sabe como la embotellada. Eli opina que no...pero no le disguta tampoco.

Decidimos volver al hotel y de paso reservar los billetes para Takayama. Tendremos que hacer un par de trasbordos y llegaremos sobre las 14 horas...un poco tarde, pero levantarnos a las 7 de la mañana supondría llegar allí a las 12:30-13h por lo que no merece la pena madrugar más.

Nos hemos dado cuenta que ya estamos habituados al horario de los nipones, a las 12-13 horas nos entra el hambre y a las 18h también (claro que con los tutes que nos damos a cualquiera no le entra).
Ya veremos cuando regresemos.

Ya por la tarde nos fuimos callejeando buscando algún sitio para cenar, vimos un garito que tenía pinta de cutre cutre y que estaba regentado por una señora mayor.
Los precios pintaban bien así que nos metimos.

El sitio era cutre, con montones de mangas apilados en las estanterías, dos abueletes sorbiendo fideos al fondo y poco más.
Nos trajo la carta “in engrish” y vimos que si bien los precios de algunas cosas eran correctos, no tenía la misma variedad que los platos mostrados en la entrada, por lo que le indiqué a la señora que me siguiera para señalarle los platos desde fuera.

Nos pusimos como el puto kiko (y van). Una generosa bandeja de sushi, pinchos de carne, fideos con huevos de codorniz (que se metían en un cuenco para mojarlos ahí), pinchos rebozados de verduras...cervecitas...madre de Dios...se hecha en falta el jamón ya, pero que nos quiten lo bailao en estas dos semanas y pico.

La cena poco más de 3000y...si no fuera por las birras habríamos comido por menos de 10 euros por cabeza!

Como pudimos regresamos al hotel mientras bajaba el asunto y paseando por las calles de Nara. Es una ciudad muy bonita, sus calles centrales son semi-peatonales y, a pesar de estar en obras la zona de la estación y cercanías, el tener el parque pegado en la chepa y las colinas cercanas le dan un aire muy acogedor.

Ya en el hotel miramos los hoteles para Takayama y enviamos un mail al ryokan recomendado por Jordi por si tienen sitio, si nos falla tenemos otro hotel que pinta bien y algún otro ryokan por la zona...mañana veremos.

Un saludo!.

2 comentarios:

  1. Venga con algo de retraso entro al trapo...

    A ver que te pesas en basculas japos!!! Seguro que te leen la mente y aciertan el peso que quieres ver!!!

    Veo que te a gustado la cámara de Hector y mía... mmmmm...

    A ver que tardas en caer, o en el portátil nuevo de David!!

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  2. Para variar...

    Pues debe ser, porque la de casa me a dicho que "he sido un poco malo"...

    Me gusta, pero como ahora me he vuelto un poquito zen, esperaré para dominar la técnica antes de cambiar de cuerpo.

    Un saludo!.

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