Hiroshima
La noche fue mejor para uno que para otro. Yo apenas dormí nada porque el futón era más fino que el papel de fumar, con lo que mis serranos 70 y pico kilos digamos que sintieron la gravedad en sus carnes. Eli durmió mejor.
Durante la noche algún que otro bichejo se me posó, hubo uno que sonó gordo contra la pared cuando lo lancé, ni idea qué era ni ganas de saberlo.
Por la mañana nos despedimos de la casa de “La maldición” y de la señora, que nos regaló unas palas típicas de madera de la zona, suponemos que para hacer brebajes.
No sabemos si recomendar el hotel, que cada cual decida, dormimos por 9000 yens los dos, bastante barato en comparación con los demás sitios pero con sus “desventajas”.
De camino al ferry pasamos de nuevo por delante del Torii y la marea estaba bastante baja, como a última hora de la noche. Hicimos unas cuantas fotos más del sitio y nos fuimos ya para el ferry.
Miyajima es preciosa, pequeña y atestada de turistas pero preciosa, y sobre todo se disfruta por la tarde cuando mucha gente se vuelve con el ferry y quedamos unos pocos privilegiados para disfrutar de las últimas horas de luz, de postal.
Nos ha quedado la ruta del sendero que sube a la montaña, pero hacer dos noches nos pareció excesivo y como ya hemos hecho alguna que otra ruta “bosqueril” como la de Kamakura o Fushimi en Kyoto decidimos seguir el camino.
Ya en Hiroshima dejamos las mochilas y la mayor carga en unas taquillas que hay en todas las estaciones en las que hemos estado, un recurso barato y que quizás deberíamos haber utilizado más en algún desplazamiento. Por 400 o 600y (depende la estación), puedes dejar el equipaje guardado e irte a visitar el lugar. A primera hora de la mañana hay bastantes taquillas, pero conviene no fiarse con el horario.
Nada más salir de la estación te encuentras con la terminal de tranvías, preguntamos para ir al Gembaku Dome (Cúpula de la Bomba Atómica) y nos dieron un mapa en el que explicaban las líneas, muy parecidas a las de Kyoto, con lo que nos familiarizamos rápidamente. Cogimos el 2 y nos dejó justo en frente de la Cúpula.
Sobrecogedor.
Justo al lado del río Motoyasu-Gawa aguanta como puede uno de los edificios que aguantó el tirón, entre otras cosas porque en el año en el que cayó la bomba (el 6 de Agosto de 1945 a las 8:15 de la mañana) era de los pocos edificios de hormigón que habían en la ciudad, el resto eran casitas típicas...
El edificio era el Pabellón de Fomento de la Industria, y la visión que ofrece es desoladora. Vigas dobladas como chicle, columnas que se aguantan dobladas, cascotes por todos lados de piedras, salas “despellejadas” y unos restos de muros en su parte exterior en el que se puede apreciar lo ennegrecido por el calor y el infierno soportado. Cerca de 4000 ºC. Un puto infierno.
Dimos unas cuantas vueltas, el sitio está vallado y mediante placas puedes leer un poco la historia del lugar y ver algunas obras dedicadas a la paz, Hiroshima se ha volcado totalmente en este tema.
Desde cualquier ángulo la cúpula llama poderosamente tu atención y las entrañas del edificio son un fiel reflejo de lo que allí sucedió. Sin palabras.
Cruzamos un puente que está justo al sur y atravesamos el bosque de la paz, pasando antes por la estatua en memoria de Sadako Sasaki, una cría que sufrió a los dos años el ataque y a los once años desarrolló leucemia.
Lucho por sobrevivir y como en Japón las grullas de papel son símbolo de longevidad, se propuso realizar 1000 grullas con la esperanza de vivir, murió sin poder conseguirlo pero sus compañeros, amigos y familiares terminaron el trabajo...convirtiendo el tema en leyenda y símbolo de la superación mundial.
Después del trago pasamos por la Llama de la Paz, una llama que permanecerá encendida hasta que la última arma nuclear sea destruida.
Llegamos al museo de la Paz pasada una plaza en la que el sol pega pero de verdad, con lo que entrar en el recinto se agradece muy mucho.
La entrada es simbólica y vale 50y por persona, nada más entrar llegas a una sala en la que se proyecta un vídeo de introducción, en el que te detallan a grosso modo lo que sucedió. Si se desea se puede adquirir una audio-guía (está en castellano).
El museo está estructurado en bloques, el primero tiene una parte inferior y superior en el que se pueden ver maquetas a escala de cómo era Hiroshima antes y después del bombazo, y paneles (en inglés y japo) explicativos en el que se puede uno informar de todos los detalles de la historia (y copias de los documentos originales, como una carta de Einstein a Roosevelt advirtiendo de la amenaza de una arma nuclear).
Pasado un túnel que conecta los dos bloques se llega a la otra parte, en el que además de los paneles informativos uno puede ver objetos para hacerse a la idea de la magnitud del asunto, objetos totalmente deformados, tejas de los edificios (que uno puede tocar sintiendo la rugosidad, escalofríos)...todo un museo de objetos antiguos y que no hacen más que ponerte la piel de gallina a cada paso que das...incluso hay ropas manchadas con la lluvia negra, sangre y suciedad, de personas reales...en fin, un drama.
No existen palabras para describir lo que uno siente, quizás pena, culpa, dolor...demasiado para el cuerpo. En cualquier caso es todo un lugar para aprender y para empaparse de historia y sobre todo para no olvidar, y a ser posible...que no se repita.
Después de dejar el Museo nos fuimos al Pabellón de la Paz, lugar en el que tienen registradas las víctimas de las bombas atómicas, incluso se puede utilizar un terminal para buscar el nombre y te enseña la foto y sus datos.
Teníamos pensado hacer mañana en Hiroshima, pero nos gustó tanto la parte del museo que nos dieron casi las 4 de la tarde. Así que fuimos caminando por una especie de hall al aire libre (como en Kyoto o Tokyo) y buscamos sitio, pero todo estaba cerrado a excepción de un garito en el que servían pasta y pizza, allí nos metimos.
Evidentemente estuvimos hablando sobre el tema del museo, todavía en shock.
Cogimos el tranvía justo al lado y pillamos el nº6 que nos llevó hasta la estación. Hiroshima no nos ha parecido tan fea como la pintaban, sus calles atravesadas por el tranvía, la vida en sus calles....tiene algo especial, vamos, que nos ha encantado lo que hemos visto.
Ya en la estación preguntamos para llegar a Himeji aunque no lo teníamos muy claro por la hora que era, las 4 y pico...y sabíamos que a las 18h cerraba....el caso es que de camino se nos hizo tarde y decidimos dejarlo para el día siguiente. Nos fuimos directamente a Kyoto.
Llegamos a la estación, recogimos las mochilas en las taquillas y como no teníamos muy claro dónde estaba exactamente el hotel pillamos un taxi. Preguntamos a dos o tres conductores por el hotel pero no parecían tenerlo muy claro hasta que uno parece que lo sabía y nos indicó que subiéramos. El tío era la versión japo de Elvis, con unos años de más pero con el mismo tupé.
Erró, y nos llevó a otro hotel cápsula que no era el nuestro, así que recordamos que habíamos escrito en una libreta el nombre de la calle y la pronunciamos como pudimos, el tipo pareció entender y tuvo el detalle de parar el taxímetro para no cobrarnos de más (increíble, igualito que en España, vamos).
Llegamos al lugar, y resultó que habíamos pasado por la misma puerta hacía unos días, al lado del museo de Kyoto. Con dos huevos.
En la recepción comenzó el show de “cateto a babor”.
El checking bien, sólo faltaría. Pero luego te dan una llave, hum?, otra llave, hum? Te dejan unas instrucciones en inglés para que las leas en dos segundos, las retiran (ponía no se qué de unas duchas en una planta...tan difícil es traducir las cosas con el traductor de google?), yo pregunté por wifi y me dieron un papel con una contraseña. Nos señalaron una taquilla a nuestras espaldas.
Usar llave blanca en taquilla.
Suponemos que para dejar los zapatos de calle. Ok. Dejamos los zapatos, pero antes queríamos cenar algo. Le decimos que salimos. Ok,
Dar llave blanca de taquilla a recepcionista.
La otra llave suponemos que debe ser para la cápsula o algo así, creímos oírle que para la taquilla.
Entonces nos entregó un par de papelillos en el que ponía el número de cápsula suponíamos. Nos pidió las llaves.
Dar llave negra a recepcionista.
Ok, entendimos que podíamos salir, cenar y luego volver a dormir dándole los papelillos. El tema es que en el panfleto ponía que en el sitio se estaba 9 horas, 7 para dormir, 1 para ducharse y otra para tocarse los huevos...imaginamos que igual el tema contaba desde cierta hora (no sé, nunca hemos ido a un sitio así!), pero no, lo de las 9 horas es una tontería, tú dices a qué hora sales y puedes hacer el checking a partir de las 17h de la tarde.
En fin, que salimos de “La isla” (el sitio es totalmente blanco con símbolos en el suelo que te señalan dónde ir, mujer, hombre, etc.) y justo al lado vimos un sitio para cenar sushi que no pintaba mal. Subimos y nos metimos un plato sushi al estilo Kyoto (básicamente es sushi en “bolas” y presentado muy mono) y una hamburguesa con salsa teriyaki con verdura. Muy bueno todo, 3000 y poco yens, con birras.
Regresamos a Absolon (el sitio se llama 9 hours) y un poco más sueltos ya le dimos los papelillos y nos dio las llaves, metimos el calzado en la taquilla y en el equipaje colgamos unas tablillas identificativas.
Luego nos fuimos pasillo adelante (nos dieron unas zapatillas a los dos y una botella de agua) y aquí tocaba separarse, dos ascensores dividen a chicos de chicas. El tema está bien indicado, planta baja es zona lounge, para conectarse a internet, etc. luego hay unos pisos en donde se duerme y en el 3ª piso están las duchas para las chicas y en la 9 para los chicos. Ok. Suerte y al toro.
Player 1, Eli.
Mientras subía con la chica de recepción pensé “bueno, cualquier duda ya me lo dirá ella”. Salimos del ascensor, decido ducharme primero y ver la cápsula después. Primer problema, con cual de las dos puertas de acceso me quedo, no aparece indicación en ningún sitio y me quedé en plan “stand by”, la chica me señaló la puerta número 1.
Bueno, aquí no hay nadie. El sitio está como una patena de limpio. Madre mía que orden! Las toallas bien puestas, limpitas, cepillo de dientes con su pasta en bolsitas, secador. Buah!
Usar llave negra en taquilla.
Anda, un pijama! Bien bien. Dejé toda la ropa ordenada en la taquilla y me fui para la zona de las duchas.
En la parte de las duchas (individuales) vi una puerta a mi izquierda, la abrí y me encontré con un pasillo largo en el que al final había un “onsen”, he dicho que el sitio está impecable? uno se puede relajar en el “onsen” después de lavarse. Encima no hay nadie, así que me regalo y me quedo un rato. Esto Fran lo habrá visto? Si tuviera el móvil lo avisaría..
Duchadita toca irse a la cápsula. Sube hasta la 5ª planta. Anda que donde me mete este puñetero Fran, bueno, por lo menos el sitio está limpio limpio y de momento pinta muy bien.
Se abre una puerta y da a una sala oscura en donde hay un montón de agujeros, el sitio para flipar “Dios mío esto parece la puta nave espacial de Alien!”. Ojalá me toque la de arriba, bingo. Subí unos escalones pequeñitos y me metí en el asunto.
El futón es mullido y parece cómodo, la cápsula es espaciosa...joder como mola!
Miraba con recelo el papel explicativo que indicaba cómo activar la alarma despertadora en la cápsula. Fran me lo había comentado pero yo de la tecnología paso como tres pueblos, de todas formas se que hay un botón del pánico, lo pulsaré como la cosa no esté clara.
Bajo la persianita y me lío con las instrucciones, con este botón pongo las 7, 00, ok. Programo y activo el modo “sueño”. Esto está tirao, qué mal se explica Fran ostia. Pensé “tengo que tener cuidado de no darle al botón del pánico”.
La luz poco a poco se va apagando dando la sensación de que el día se va, la temperatura es ideal y no se escucha nada, nada salvo cuando ha llegado una japo más burra que un arado que se ha liado a hacer fotos (seguro que Fran también hace alguna) y dar trompicones...por fortuna ha sido un momento.
Mientras “se iba la luz”, pensé si se apagaría por completo o se quedaría a medias...no fue así y la cápsula en 30 minutos quedó a oscuras. A dormir, qué bien se está!
Mañana Himeji y Nara.
¡¡¡¡Here comes a new Challenger!!!!
Player 2 Fran
Qué hago, voy a mirar las cápsulas o a las duchas?...opción 2, me dejo lo mejor para el final.
Quedan 3 pisos, preparo la cámara en la mochila. Mierda, hay una cámara en el techo del ascensor, me vigilan. Disimulo.
Ostia, pues está que te cagas el sitio, qué limpio y qué orden. Eli debe estar flipando.
Abrir taquilla con llave blanca. Error, Llave negra. Error, del revés. Ok.
Dejé la ropa en la taquilla y vi un kimono negro tipo kill bill, qué grande. Como había un par de personajillos por ahí decidí dejar la cámara en la taquilla y luego ya tiraría fotos. Ale, despelote y para la ducha.
Una vez en la ducha tuve que salir dos veces porque me había dejado el champú (todo está a disposición en su zona, champús, secadores, cepillo de dientes...empaquetado todo y muy ordenado) primero y la goma del pelo puesta.
Anda, si hasta hay un onsen pasado la puerta de la ducha! Ahí Eli se va a meter fijo. Ducha, onsen (una bañera cuadrada de cerámica con agua calentita y cristalina) y para la taquilla.
Una vez con el traje de kill bill puesto toca hacer le mongo rollo karateka y posturitas varias, saco la cámara y hago fotos del lugar y de mi haciendo el mongo.
Cámara en el techo, mierda, la puerta se abre y aparece uno de los recepcionistas...”este fijo que ha visto a un tío hurgando en la mochila mientras subía y haciendo el bruceslee aquí y ha dicho, vamos a subiiir...”
Salgo del paso como puedo “es para el recuerdo”, el tipo ríe como diciendo, “de pueblo”.
Faltan maquinillas de afeitar, pero pensando en naturalezas borrachiles y con tendencias suicidas se entiende que no pongan.
Cerrar taquilla con llave negra.
Me llevo la mochila y bajo por el ascensor hasta la planta 6. Abro la “escotilla” y toma, vaya flipe.
Las cápsulas están divididas en dos pisos, son bastante amplias y para subir al “segundo” piso hay unas escaleras. El lugar está oscuro pero se ve sin problemas y se escuchan los débiles ronquidos del tipo que había en el baño antes...espero no me de la noche el mamón.
Me sabe mal, pero preparo la cámara y tiro algunas fotos. Como veo que el japo y alguno que hay al final (debemos de ser unos 4 o 5 en la sala como mucho, y bastante separados) se remueven un poco me subo al cubículo y dejo estar las fotos.
Es comodísimo, y amplio. La cápsula es de unos dos metros y medio de largo por uno de alto. Hay un futón y almohada y unas instrucciones para programar el despertador. Pones la hora, grabas y activas. Luego lo pongo.
Decido dejar la mochila en la taquilla de nuevo porque no es plan de hacer mucho ruido aquí.
Subir por ascensor. Abrir taquilla. Dejar mochila. Coger agua olvidada en taquilla. Cerrar taquilla. Bajar ascensor.
Ya en la cápsula activo el modo sueño y la luz va desapareciendo progresivamente...es como estar en una puta nave espacial, el tema es cómodo y resulta muy curioso, pero pienso que también es frío y me parece algo distante el que se aplique algo así en nuestro país. Primero no hay “seriedad” para seguir unas normas como estas y después que aquí, en un país en que hay gente que vive en cubículos de ciber-cafés (con su vida en una riñonera, como bien nos contó Jordi) es algo más normal.
Frito me quedé. Mañana Himeji y por la tarde a Nara.
Player 1 & 2. Mission Accomplished.
Un saludo!.
Bueno pues no tengo Ojo de pez... ¿Y?
ResponderEliminarAhora tu puedes tirar a ISO2500???
Muy bonito y tal y como lo explicas los pelos como escarpias por Hiroshima.
Quiero FOTOS!!!!
Eso de que no tienes ojo de pez....
ResponderEliminarPero si tiras en automático! Que me lo ha dicho Héctor!
Muy chulo Hiroshima, te gustaría muy mucho estoy seguro.
Pongo algunas, para mi una de las más estremecedoras la de los relojes marcando la hora....te quedas helado....bueno y los trozos de piel donados por el hospital tampoco se quedan cortos...las ropitas...en fin.
Que pasada las capsulas!!! no se por que me las imaginaba mas cutre, como mola dormir en una nave je je je
ResponderEliminarBesitos
MaRi