Miyajima
A eso de las 7 y algo nos levantamos y nos despedimos del ryokan, han sido 4 noches estupendas en un sitio precioso. En recepción nos dieron una tarjetita válida por un año con un 10% de descuento en nuestra próxima visita...es difícil, así que si alguien viene que cuente con ella!
Nos fuimos directamente a la estación de Kyoto con el bus nº9 y una vez allí fuimos directos a la zona shinkansen de la JR. Vimos el tren que nos tocaba en los billetes del día anterior y como teníamos 20 minutos entramos en una cafetería para comprar el almuerzo.
El viaje duró unas 2 horas, comodísimo, como todos los shinkansen.
Llegamos a Hiroshima a eso de las 10:15 de la mañana y ya por las ventanillas pudimos ver el nuevo estadio de los Carpa de Hiroshima, el Zoom-Zoom de Mazda, el equipo de béisbol local, aquí el béisbol goza de (muy) buena salud.
Dejando a un lado el estadio, uno no puede dejar de pensar en que aquí calló una puta bomba atómica hace tan sólo 65 años...ves sus calles, sus edificios, las montañas que la rodean...parece increíble que después de ese horror se haya recuperado tan bien y en tiempo tan de récord.
Como la visitaremos al día siguiente no quisimos pararnos demasiado, pero con lo sentimentales que somos creo que aquí vamos a dejarnos más de una lágrima como ya nos pasó en el Taj, en la Muralla o en las pirámides de Giza....en fin, mañana.
Para llegar a Miyajima basta con seguir las indicaciones de la estación, hay abundantes carteles una vez pasado la zona de tickets que indican hacia Miyajima. En todo caso se toma la JR dirección San-yo y hay que bajarse en la parada de Miyajima-guchi.
Una vez allí salimos de la estación y también te indican la dirección del ferry que te lleva a la isla...o eso o sigues a la marabunta de gente que va al mismo sitio que tú.
Llegamos al ferry y no tuvimos que esperar apenas nada, nos subimos y zarpó a los pocos minutos mientras poco a poco se iba divisando el característico Torii de la bahía de Miya...enorme y en mitad del mar.
La cosa prometía, el sitio parecía un puto paraíso y encima hacía un día cojonudo, con mucho sol. Estamos en racha.
Llegamos al muelle después de unas vistas de las montañas y de la playa tremendas. Según la guía había un bus que nos llevaba a la puerta del acuario de Miyajima en donde tenemos el hotel-ryokan, del que por cierto habíamos leído auténticas barbaridades en internet y por lo que estábamos bastante acojonados...
Le preguntamos a una señora por el bus pero no entendía ni papa, ni por signos, ni por nuestro estupendo inglés ni nada de nada...así que como vimos que estábamos perdiendo el tiempo y que la distancia entre la estación y el ryokan es de poco más de un kilómetro decidimos hacer el camino caminando con las mochilas a cuestas....
De camino ya pudimos ver el ambiente de Miyajima mientras la gente nos miraba como pensando “dónde van estos con 30 y pico grados a la sombra y cargaos como mulas?!”, todo está lleno de restaurantes, tiendecitas y puestos como en cualquier sitio turístico...con la salvedad de que aquí además hay manadas de ciervos sueltos.
Digamos que están por todas partes los bichos, algunos con una cornamenta considerable. Se limitan a pasear, tumbarse a la sombra, cagar y comer, cualquier cosa, como luego comentaremos.
Casi estábamos en el hotel cuando decidimos parar un momento a tomar algo fresco. Nos metieron en una sala al fondo donde se estaba muy fresquito y nos pedimos una tempura de sardinas y unos fideos. Estaba todo que te cagas y por menos de 500 y 600y respectivamente.
Le preguntamos a la dueña por el hotel y nos dijo que estaba a tiro de piedra siguiendo la calle.
Llegamos a la casa de los horrores Mizuha-So pasados unos minutos. Nada más entrar nos atendió la mujer mayor de la que había oído hablar en internet. Muy amablemente nos dio la bienvenida y nos invitó a subir al piso de arriba en donde estaban las habitaciones.
El hotel es una casa convertida en ryokan. Algo vieja y destartalada.
Subimos unas escaleras detrás de la pobre mujer mientras a cada paso decía algo que suponemos sería como “ya no tengo edad para esto” o “hay mi espalda como me duele” o “la madre que parió a estos que me habían dicho que llegaban a las 6 de la tarde”...al igual sólo eran quejidos.
El sitio está enmoquetado totalmente de verde con lo que le da al suelo una apariencia de mesa de billar enorme. Por lo menos parecía limpia.
La habitación no estaba tan mal. Habíamos oído cosas como que estaba llena de bichos, humedades y no se qué historias...pero vamos, ni de lejos, es cutre pero espaciosa, de tipo tatami y con aire acondicionado...para dormir suficiente.
La mujer hizo unas cuantas reverencias y desapareció por donde había venido...también había leído que las puertas no cerraban y que la mujer entraba como Pedro por su casa en las habitaciones. En la nuestra falso, aunque el sistema de cerrar la puerta es extraño, a no ser que tenga una técnica centenaria para abrir puertas o la derribe, no puede entrar. Internet...
Descansamos un rato y nos fuimos para ver el pueblo y disfrutar de las vistas del Torii más famoso de Japón y uno de las 3 vistas más bellas del país.
El pueblo es precioso, declarado Patrimonio de la Humanidad, no es para menos. Rodeados por el mar, y con las montañas a nuestras espaldas, el lugar es un regalo para la vista. Toda la parte que da al mar está acompañado por un paseo con árboles y farolas de piedra que se iluminan por la noche. Hay bastante gente, pero está todo tan acondicionado para poder disfrutar de las vistas que ofrece la bahía que a excepción de un par de puntos claves, el resto está bastante despejado para poder sentarte a la sombra de un árbol y admirar las vistas tranquilamente, con el sonido del mar y con algún cervatillo por allí correteando. Por cierto, toda una atracción para los críos, te partes viendo las escenas.
Itsukushima-Jinja es un santuario que da a una especie de muelle desde el que todo el mundo se hace la foto típica del mar y el Torii de fondo. Decidimos dejarlo para última hora de la tarde, cuando el sol se pone.
En su lugar, nos fuimos al Senjo-kaku, un pabellón enorme al que le acompaña una pagoda de 3 pisos roja.
Con la calor del medio día resultó una bendición meternos en el lugar. Abierto a los cuatro vientos, tiene una estancia central muy grande en la que te puedes sentar en el suelo de madera mientras en los techos puedes observar pinturas. Se encuentra rodeado en su parte exterior por unos porches en los que uno se puede sentar en el alféizar y disfrutar de un fresco muy agradable...entre las vistas y el fresco tuvimos que salir de ahí con espátulas.
Bajamos por una escalinata de piedra y paseamos por otra zona en la que había muchos restaurantes, tiendas, etc. Le echamos el ojo a algún sitio para cenar y decidimos meternos en una cafetería que habíamos visto justo en la entrada del Senjo y que tenía buena pinta.
El sitio resultó ser un acierto, tranquilo, con música jazz de fondo aunque algo caro (500y por un mocha y otros tantos por un capuccino)...en todo caso estuvimos relajados un rato y cuando vimos que eran cerca de las 17h nos metimos en el Itsukushima-Jinja, ya que además cerraba a las 18h.
La entrada cuesta 300y y aunque vimos que se puede entrar por un montón de sitios sin pagar tampoco es plan de estafarles 2e a los monjes.
El santuario tiene la peculiaridad de que es flotante, está metido en la bahía de Miyajima y parece una mezcla de embarcadero y santuario. Vimos como rezaba uno de los monjes después de tocar el tambor y llegamos a la zona central desde el que se pueden hacer fotos del Torii de frente. Tremendo.
Las vistas al atardecer son increíbles...es de las vistas más bonitas que hemos visto en nuestras vidas...El Torii reposa sobre un mar en calma, con un cielo abierto y con alguna nube que poco a poco se iba tiñendo de dorado...la escena es indescriptible, casi que mejor pongo una foto.
Diríamos que merece la pena venir a Japón tan sólo por tener el privilegio de ver esta panorámica en directo.
Huelga decir que la batería de fotos fue de órdago, desde cualquier ángulo posible, el caso es que da igual, tiras la cámara al suelo, le das una patada y si sale el Torii será una maravilla.
Poco a poco la marea va bajando y la gente poco a poco se va metiendo en el agua para llegar a tocarlo, pero eso sucede algunas horas después, con lo que no estropea las vistas para nada...incluso cuando la marea es baja y ya puede llegar la gente, la visión resulta agradable también.
Estábamos sentados en uno de los múltiples “bancos” de piedra que hay repartidos, embobados con las vistas cuando Eli decidió meterse de nuevo (ya había metido los pies un rato antes) en el agua e intentar tocar el Torii. La jodía al final llegó y pude sacarle algunas tomas. Según su experiencia el suelo es fangoso, pero habiéndose metido en el Ganges....
Estuvimos hablando con una pareja de Madrid un rato que había llegado hacía un día y les recomendamos algunos sitios que habíamos visitado...mientras tanto, un ciervo se comió las entradas del santuario flotante que Eli tenía en la mochila, increíble, se lo comen absolutamente todo...menos mal que los Japan los tenemos bien guardados, sino lo abrimos en canal.
Luego decidimos irnos a cenar pero estaba absolutamente todo cerrado...habíamos oído que aquí se cenaba pronto...pero es que eran poco más de las 19h!
El caso es que dando vueltas encontramos un sitio (imposible el nombre, totalmente en japo) que parecía abierto, nos metimos y pudimos cenar unas costillitas asadas con patatas y unas cervecitas (3600y).
Con el buche lleno (dieta esperame en septiembre) regresamos al hotel ya que además la señora nos dijo que a las 10 cerraba el garito, duchas incluidas.
Llegamos y nos fuimos a duchar, allí no había ni un alma (no hemos visto ni un huésped todavía, ni un ruido, nada). Las duchas son tipo baño público, con lo que allí te despelotas, te metes en el cuarto y ale, grifo y cubo para sentarse. De vez en cuando miraba la puerta por si aparecía la mujer, tenía una pastilla de jabón y un cubo a mano por si acaso.
Nada, duchita alegre y para la habitación, sin problemas, aunque hay que reconocer que la casa acojona lo suyo, parece como una de esas pelis de miedo japo en la que siempre hay una chica con el pelo negro que se queda mirando bizca a la víctima...y encima fuera se escucha un viento de cojones. Y Eli sobando!
Mañana nos vamos a Hiroshima, si tenemos tiempo veremos Himeji de camino a Kyoto en donde haremos noche en...un hotel cápsula!
Un saludo!.
Esta vez no digo nada del régimen...
ResponderEliminarVaya FOTAZO!!!!!
ENVIDIA!!!
No hase falta desir nada más.
ResponderEliminarUn saludo!.
PD: Por aquí vi a algunos con la máquina vuestra, no veas que fotos tira el bicho...así cualquiera....yo haciendo maravillas para controlar el iso, la apertura, el focal...y los tíos venga. Iso a burrada mil y p'alante. Les tiré unas fotos a algunos con sus máquinas y tela tela...
Pero no tienen el ojo de pez, muahahahahaha!!!!
eh, que con la 7D también hay que ajustar parámetros (Ricard no porque tira en automático, pero el resto de usuarios sí lo hacemos).
ResponderEliminarYo quiero vivir en Miyajima, el pueblo donde los comercios abren a las 10 y a las 4 de la tarde ya están cerrando.
H
Ya te digo XD Podrían declarar Patrimonio de la humanidad al edificio de Sodexo en la Colonia XD
ResponderEliminarA mi no me importaría ir con media-calcetín, remangarme los pantalones y gritar el Irasshaimaseee!! Cada dos minutos XD
Yo sólo digo que me dejaron una, tiré la foto sin querer y casi lloro....madre de Dios.
En un centro comercial probé varios objetivos (no veas el estabilizador cómo se nota...) y bueno...digamos que se me ha activado el botón de consumismo compulsivo por el cambio de cuerpo inmediato XD.
Un saludo!.