Hace unos días nos levantamos (o acostamos) con la noticia de que
George Lucas había decidido vender su emporio
starwasiano a
Disney, un porrón de millones por los que bien podría pirarse a una galaxia muy muy lejana si le viniera en gana.
Pero el señor parece haber decidido que sean otros los que continúen su legado, un legado que inició hace mucho mucho (es la última vez que lo pongo, lo prometo) tiempo y por el que muchos hemos sentido verdadera devoción, imaginando aventuras imposibles sable láser en mano y haciendo aspavientos para mover objetos.
Miedo. Uno siente miedo, se le vienen a la cabeza las tres nuevas pelis que nos regaló cuando en 1998 se decidió por mostrar al mundo la historia de
Anakyn Skywalker y su tragedia griega. Aquello por lo que anhelábamos desde jovenzuelos y que no resultó del todo bien por unos motivos u otros.
Principalmente creo que el nivel de exigencia para los muy seguidores estaba por las nubes, es decir, para una persona que se ha visto decenas de veces las pelis, que conoce los diálogos casi al dedillo, que no pasa una semana sin que alguna referencia de la saga se materialice por cualquier motivo y que adora los personajes clásicos resulta un caldo estupendo para que le resulte tremendamente difícil valorar positivamente el producto.
Porque los tiempos cambian, porque esa misma historia que les encandiló hoy sería tachada de infantil, de cutre, de predecible, de maniquea. Cuando en realidad esconde un potencial que tan sólo el haber vivido en esa época y crecer en simbiosis se puede entender el nivel de calada. Por muchas explicaciones que se den, jamás se podrá explicar, jamás se podrá sentir salvo por los que lo vivieron en sus carnes.
No hay que olvidar, que el episodio VI se decidió gracias a unos....peluches, cuesta imaginarse algo así en una peli de hoy en día, sería literalmente lapidada.
Ira. Es por esto que, cada vez que veo la nueva trilogía veo puntas de esperanza pero siento ira, veo momentos de "casi"...pero el tiempo me ha vuelto huraño, receloso de querer destronar al mito por mucho efecto y música estridente que me quieran poner ante los morros, así que me pongo a la defensiva, bajo una batamanta cual
Gandalf protejo el legado y escupo sobre ese
Hayden que no sabe ni poner la cara que debiera cuando pasa al lado oscuro...pero cómo no puede saber interpretar "el momento"? -Pensé.
Supongo que el muchacho sintió una losa demasiado pesada y nuestro nivel de exigencia se salía de las tablas, como el nivel de
midiclonianos del maestro
Yoda.
Analizándola desde un prisma íntegramente crítico, las cintas simplemente no están a la altura de la saga, las demás consideraciones son secundarias, como diría "
Madre" en
Alien.
A pesar de ello, el público respondió y fueron un éxito en recaudación, ahora imaginen que hubieran sido buenas.
Sufrimiento. Pero qué presentará
Disney? Me viene a la cabeza
John Carter y los señores cojones que se gastó (literalmente) el gigante en una cinta que bebía directamente de las cintas más clásicas de aventuras. Sin complicaciones, un tipo, un sueño, una princesa, una aventura, unos malos, unas bestias, unas batallas y cierta épica. Presentado todo bajo el manto marciano y con el aval de un escritor llamado
Burroughs que hace 62 años que cerró el ojo y del que probablemente muchas aventuras se acercaron a sus líneas para nutrirse y crear sus propios mundos.
Pero falló, el público no siguió la historia, aunque parecía guaperas no era ni
Brad Pitt ni
Tom Cruise y a la gente la historia no dejaba de parecerle más de lo mismo....yo en cambio vi un producto interesantísimo, muy entretenido y con una factura muy cuidada, pero que peligrosamente hoy en día puede subsistir en un mercado de hienas....así que dudo y sufro, sufro de veras por saber qué camino tomarán teniendo entre manos un universo tan sumamente expandido, por el que pueden crear nuevas reglas, por el que pueden profundizar hasta el agotamiento, pueden navegar por la ficción hasta que se cansen y rozar el miedo en el frío espacio mientras el lado oscuro cae sobre nosotros.
Pero todo empezó con una nueva esperanza, así que es justo creer que las tres nuevas cintas puedan venir cargadas de momentazos épicos, de alguna lucha a muerte como la que se gastan Luke y Vader en el final de
El retorno del Jedi, con esos coros al unísono subiendo el nivel, mientras el éxtasis llega memorablemente y todos blandimos ese sable láser para vencer al villano, el cual nos dejó una estocada pocos minutos más tarde.....
Pero, por qué ya no se construyen estos personajes? La mayor parte de las producciones de este tipo se han volcado hacia el espectáculo visual (que no está mal bien dosificado) para contentar a las masas mediante rallos y centellas mientras los minutos pasan, los personajes se pierden y la construcción de ese villano que podría convertirse en leyenda queda en el olvido....bien envuelto en lo que aparentemente ellos creen que gusta al público porque saben, o creen saber, sus gustos.
Pero al salir del cine más de uno sentirá que eso ya lo ha vivido y será rápidamente olvidado.
Tristemente seguirán repitiendo frases lapidarias de un personaje del 77 que le aconsejaba "no ofuscarse con el terror tecnológico que había construído" a un oficial. Qué ironía, hoy las compañías parecen realmente ofuscadas por la tecnología, parece que Vader hablaba al futuro.
Pero también pienso en la saga de
Imperio Oscuro de
Veitch y Kennedy y no puedo dejar de sonreír, porque se dice que podría tomar elementos de esa historia, probablemente la más sólida, oscura y de culto que se ha creado sobre el universo
Star Wars. Todo son conjeturas, no obstante, y lo único que sabemos de forma más o menos oficial es que
Michael Arndt, guionista de la muy recomendable
Little Miss Sunshine, será el encargado de realizar el guión del episodio Uve-Palo-Palo.
Eso y que volveremos a tener tres nuevas oportunidades para devolver el brillo perdido a una saga que quizás nunca lo perdió, pero de la que nos sentimos algo defraudados con lo presentado y a la que volveremos a acudir en masa a los cines saquen lo que saquen probablemente...ojalá tengan la suficiente clemencia de no reírse demasiado alto de nosotros.
Un saludo!