El bueno de Andy ha crecido y está a punto de largarse a la universidad y, como suele tocar, ya no utiliza a sus juguetes de toda la vida, a pesar de las intentonas por parte de los muñecos para llamar su atención y lograr que así juegue con ellos..
La cinta es un portento de la animación, Pixar ya lo ha demostrado en sus trabajos, y es que cuando el estudio se pone poco se puede hacer más que alabar el trabajo realizado con Toy Story. Una animación sublime, unos planos fantásticos y un saber hacer tremendo, toda una delicia audiovisual.
La primera parte de la saga resultó todo un soplo de aire fresco, tenía un ritmo fantástico, una animación increíble y una historia muy bien pensada que hacía que cada dos por tres soltaras una carcajada (la escena del gancho simplemente es fantástica).
Su segunda parte me resultó flojucha en comparación con la primera, algo lenta aunque con una factura tremenda también.
Esta tercera reune lo mejor de las anteriores, lo potencia y supera en ocasiones, resultando más canalla y con muchos guiños tanto a la vida terrenal como al mundo cinéfilo (las referencias son continuas, Star Wars, El padrino, Bond....).
Pero además de sus buenos momentos, la cinta juega muy bien con esa añoranza que uno siente cuando ve jugar a los críos con sus juguetes y recuerda ese tiempo en el que uno se tiraba en el suelo y fantaseaba con mundos imaginarios mientras recreaba historias con distintos personajes...como resultado tenemos alguna escena que consigue arrancarnos la lagrimilla por lo emotivo del asunto.
No le encuentro demasiadas fisuras a un entretenimiento tan bien plasmado y realizado como Toy Story 3, no os la perdáis.
Un saludo!.
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