Parece que poco a poco, esa ingente cantidad de films, cómics y, en definitiva, cultura popular, comienza a crear estos productos donde se mezcla ese mundo ideado en papel con dramas que humanizan a personajes que hasta ahora resultaban pura fantasía.
No hace mucho Logan esbozó un producto imperfecto pero que dejaba entrever de forma más que correcta lo que podía dar de sí un universo como comentaba de fantasía con cierto toque crepuscular y su dosis dramática.
Eather Ledge ya puso el listón lo suficientemente alto como para considerar el profundizar en el personaje y dar al público un producto cuidado, con una potente carga emocional y que respetase la esencia del mundo al que pertenece.
Joker da un paso más y se centra en esa profundidad anhelada del personaje, mezclando grandes referencias cinéfilas como son Taxi Driver para dar forma a un psico-drama que bien podría tratarse de la deconstrucción de cualquier desgraciado, pero en esta ocasión se nos muestra como el resurgir del verdadero yo, oculto tras medicamentos, la mentira y una sociedad que insta a controlar al inadaptado, pero que acaba por potenciarlo debido a una estructura social con demasiadas fisuras.
El film se consume en un suspiro, está lo suficientemente bien acabado como para contentar a cualquiera que no le quiera buscar tres pies al gato, que no utilice la manida frase de "si no fuera del universo de Batman y se llamara Joker", o demás corrientes para desprestigiar a un buen producto.
Ciertamente no descubre la rueda, pero Joaquin Phoenix hace un trabajo excelente en una cinta que engrandece el universo Batman, más que empequeñecerlo, y certifica que este personaje de ficción, interpretado a un gran nivel por parte de Nicholson y Ledge anteriormente, no es para tomarlo a guasa.
Un saludo.
Joker da un paso más y se centra en esa profundidad anhelada del personaje, mezclando grandes referencias cinéfilas como son Taxi Driver para dar forma a un psico-drama que bien podría tratarse de la deconstrucción de cualquier desgraciado, pero en esta ocasión se nos muestra como el resurgir del verdadero yo, oculto tras medicamentos, la mentira y una sociedad que insta a controlar al inadaptado, pero que acaba por potenciarlo debido a una estructura social con demasiadas fisuras.
El film se consume en un suspiro, está lo suficientemente bien acabado como para contentar a cualquiera que no le quiera buscar tres pies al gato, que no utilice la manida frase de "si no fuera del universo de Batman y se llamara Joker", o demás corrientes para desprestigiar a un buen producto.
Ciertamente no descubre la rueda, pero Joaquin Phoenix hace un trabajo excelente en una cinta que engrandece el universo Batman, más que empequeñecerlo, y certifica que este personaje de ficción, interpretado a un gran nivel por parte de Nicholson y Ledge anteriormente, no es para tomarlo a guasa.
Un saludo.
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