El cierre de la tercera trilogía, y con ella la saga Skywalker que nos ha acompañado durante más de 40 años, toca a su fin.
JJ Abrams vuelve a tomar las riendas tras la arriesgada propuesta de Rian Johnson en The Last Jedi para ofrecer una mirada más nostálgica, recuperar conceptos de la primera trilogía y, en definitiva, intentar contentar a todo el público.
Abrams toma prestados ciertos elementos del cómic Imperio Oscuro para traer de vuelta a Palpatine y enfrascar a los personajes de esta nueva trilogía en una lucha contra reloj para detener la “nueva” amenaza.
Ya desde un inicio, la historia comienza como una suerte de “previously on Star Wars” como si del episodio 7 hubiésemos llegado aquí, únicamente tenemos cierta referencia a un Ren que ahora manda y que se presenta en las mismas narices del ex emperador Palpatine para dejarle claro que él va por libre. Aquí ya vislumbramos cierta prisa, aunque como el ritmo y la imagen acompaña en cierta medida nos dejamos llevar para ver cómo se desarrolla la trama.
El problema llega cuando llegados a cierto punto, comienzas a ver que lo que en segundos se ventila al comienzo, se intenta estirar como un chicle durante el resto del metraje, encaminando al espectador hacia la simpleza de una búsqueda de aquí para allá envuelta en rayos, deus ex machina y flares, reutilizando conceptos clásicos, encorsetando a los personajes en historias ya más que cerradas, sin avanzar hacia la frescura o el impacto que requiere el cierre de la tercera trilogía.
Sí que tenemos momentos emotivos, sólo faltaría, y las notas musicales ponen la piel de gallina al más templado, pero anhelamos esa diversión y química del episodio 7, aunque fuera un refrito en muchos sentidos, o esos giros del 8, por no hablar del estilazo de Johnson al rodar...la pelea de la sala del trono de Snoke, la batalla del planeta rojo, el impacto de la nave de Holdo...
Este episodio no deja apenas marca o impacto en nuestra memoria...y es algo que todas habían conseguido de una forma u otra...
Además, deja cierta sensación de querer enterrar los conceptos de Los últimos Jedi de forma sutil pero reiterada. Evidentemente no son tontos y no van a tirarse piedras sobre su tejado, pero sí se perciben esos comentarios o acciones que buscan sin duda alejarse del concepto de Johnson y saciar al fan molesto con el anterior episodio.
En cuanto a los personajes, se recupera alguna vieja gloria, que ofrece cierta emotividad y se cierra el ciclo de otros, sin llegar a la épica que merecía el clásico y desaprovechando el nuevo, por esa falta de agallas para ir un pasito más allá y sacarle el rendimiento que actores como Driver pueden ofrecer, y que sin duda su personaje merecía.
A pesar de todo, es Star Wars, y siempre le guardaré gran respeto a esta historia que tanta emoción y buenos momentos me ha dado a lo largo de los años.
Un saludo.
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