Continuación directa de la cinta de Wes Ball basada en la novela distópica de James Dashner.
Una vez superado el laberinto, el grupo de chavales se encuentra en un mundo post apocalíptico en el que deben sobrevivir.
Debo decir que la primera parte no me disgustó, es más, diría que me resultó un entretenimiento superior a los dos productos con los que compite de forma directa en esta moda de distopía teenager, Los juegos del hambre y Divergente.
Cierto es que bebe de los mismos problemas, esa sensación de tragedia para dummies, esos protagonistas tan encorsetados de cara a la galería, ese perfil tan lleno de clichés, ese guión tan insultantemente lineal y esos dramas torpes que no hacen sino ralentizar el ritmo de lo que a fin de cuentas pretende ser un maldito blockbuster. Dejemos la profundidad y el mensaje para otras obras más sesudas o vayan con todo a dar la estocada con algo rompedor, pero aquí ni lo uno ni lo otro.
De todas formas, una vez superado el trauma, como digo, aquella primera parte tenía ese aire de aventura y misterio con ciertas reminiscencias a la obra de William Golding, El señor de las moscas, cosa de agradecer aunque acababa resultando bastante más kumbayá y con mucha menos mala leche que las "aventuras" de Ralph y compañía.
En esta segunda parte se intenta mantener cierto suspense a base dosificar una historia que poco a poco va revelando sus aparentemente inocentes cartas, así como a introducir una serie de personajes que juegan con esa dualidad entre el bien y el mal.
Todo ello aderezado con paisajes apocalípticos muy del estilo Buronson-Hara y su First of the North Star con los inevitables habitantes a caballo entre Mad Max y Resident Evil, la que es más mala que el resto que son muy malas, la del desierto.
Cierta variedad de situaciones, entretiene lo justo sin llegar a hacerse demasiado pesada (para ver una vez, no más), un par de escenas con alguna fotografía interesante, algunos bichos que resultan un cruce entre los infectados de las cintas tipo 28 días y los clickers (o chasqueadores) de The Last of Us y un par de escenas que pretenden resultar duras o emotivas pero que no consiguen llenarnos porque, sobre todo en su parte final, resultan torpes, diluidas y predecibles, en parte porque los personajes secundarios han quedado muy desdibujados.
El cierre de la trilogía no resulta muy seductor, pero con algún giro y golpe en la mesa quizás pueda ser recordada con cariño.
Un saludo.
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