23 de marzo de 2014

Dallas Buyers Club

Dallas Buyers Club representa ese tipo de cintas un tanto incómodas de ver, no al nivel de Shame o similares, incomodidad más bien escénica, pero que abordan temas como el de esas enfermedades incurables y que tanto pavor provocan en nuestra sociedad. En este caso, además, es retrato de una época de un descontrol y autodestrucción personal considerable.

Ron Woodroof, un electricista de Dallas, representado aquí como homófobo, mujeriego y drogata, un vividor del día día con ese nervio propio de los supervivientes natos, contrae el VIH y se le da un mes de vida.


Jean-Marc Vallée presenta una historia que mezcla de forma cojonuda desde el retrato y progresión de la vida de un personaje muy peculiar, centro de atención y verdadero conductor del argumento, hasta esa oscura guerra que libra la sociedad adormecida contra las grandes multinacionales farmacéuticas, los gobiernos que las protegen y los negocios más retorcidos con la vida humana.

Aunque no aborda de manera tajante ni se centra al 100% en sacar tajada de tan jugosas conspiraciones, se las arregla para introducirlos de manera brillante desde la perspectiva de ese flacucho pero energético personaje interpretado por un magnífico Matthew McConaughey, que representa esa parte de la humanidad que pretende ganarse la vida, como las farmacéuticas al fin y al cabo, pero sin oligopolios ni blindajes por parte de las autoridades en forma de leyes beneficiosas para sus negocios mutuos.

Pero Dallas, como digo, no se centra únicamente en esa parte de negocios farmacéuticos, ya que en ningún momento olvida la construcción y deconstrucción de un personaje que bien podría ser el Caronte de Dallas, presentado desde un infierno de odio pasando por distintas etapas hasta esa redención, pero sin dejar de lado una personalidad afilada innata.
No hay que obviar tampoco el fantástico trabajo de Jared Leto, en un papel secundario de lujo, compañero indispensable para entender la travesía de Ron y ganador merecidísimo de cuantos premios quieran darle a él y a Matthew.


Poco más que añadir, una historia dura pero divertida por momentos, con unos toques de humor en ocasiones muy negros pero con los que se hace difícil no esbozar una sonrisa, interesante por su honesta visión de la vida, de los negocios, de la gente y de la dignidad.

Pros: Sin duda el plantel de actores está en gracia, McConaughey se come la pantalla, la fotografía es fantástica por momentos, la banda sonora se apiada del espectador y acompaña o enfatiza en lugar de marcar el camino, el mensaje es claro y directo.
Contras: Parece que la historia real es algo menos dramática, se dice que Ron era bisexual...con lo que puedes sentirte manipulado, pero dudo que, una vez finalizada la historia, nadie se sienta con ganas de echar en cara la manera de llevarla a la pantalla.

Un saludo.

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