Hace unos días me fijé mirando por encima el diario de viaje que algo no me cuadraba...repasé los días y me di cuenta de que, nos habíamos olvidado de publicar nuestro paso por la ciudad de Johdpur!
Así que a modo de "extra", como en los "devedés", publico ahora el diario de esa ciudad (lo tenía guardado, osea que no me lo he inventado, es el que escribimos en su día)...qué cabeza...así que...
Previously on the...La Ciudad Azul
Dormimos bien, uno ya se empieza a acostumbrar a oír mil y un ruidos, además del rumrum del aire acondicionado de la habitación...cualquiera lo apaga, en 5 minutos estás chorreando...
Marchamos hacia Johdpur, unos 360 kilómetros de viaje hacia el sur. De camino vimos una especie de peregrinación, formada por interminables filas de gente, porteando banderas de su región.
Mushara nos explicó que es tradición en agosto recorrer la distancia que hay entre Delhi y Amritsar para llegar a un templo y rezar...algo así como el camino de Santiago pero a lo hindú.
Como muchos no pueden ir a Amritsar, pues hacen el trayecto hacia otro lugar sagrado.
Es bastante acojonante ver como desde niños a ancianos, tullidos e incluso mujeres llevando a recién nacidos en una especie de pañuelo a modo de hamaca cogido por dos...Mushara nos comentó que era típico animarles en el camino, pitando o agitando el brazo...y así lo hicimos...se volvían locos saludando y sonriendo cuando lo hacíamos.
Llegamos a Johdpur sobre las 13h más o menos, directamente accedimos a la ciudad por una carretera que daba al fuerte de Meherangarh y que dejaba la ciudad oculta tras este, rodeado por murallas que nos recordó la Gran muralla China...las vistas de cine...el fuerte está en la cima de una montaña y parece sacado de una película, increíble.
Directamente nos fuimos a visitarlo, en la entrada vendían audio guías (bastante recomendadas, pero preferimos ir consultando la guía). El ticket costaba 350 INR cada uno pero con la jugada student nos salió por 250.
Una vez dentro del fuerte, subimos por una cuesta empinada donde ya pudimos apreciar lo imponente que es, no tanto por sus detalladas tallas (que lo son) sino por unos muros enormes, con ventanales desde donde se divisa toda la ciudad.
Entramos dentro y vimos las estancias, entre los pasillos, hindús tocaban la flauta y alguno estaba con la cachimba haciendo el paripé un poco.
Subimos hacia los extramuros donde varios cañones apuntaban hacia el vacío y desde allí teníamos unas vistas impresionantes de Johdpur. Miles de diminutas casas pintadas de azul le dan a la ciudad un aire así como a la de los cuentos de Ali Ba ba...precioso.
Mientras hacíamos fotos se nos acercaban críos y no tan críos para que les hacháramos una foto, disfrutan como locos y para nada piden propina ni nada parecido, simplemente les gusta, se ríen y salen corriendo.
De camino a Jodhpur pasamos por el templo de Jaswant Thada, completamente hecho en mármol y rodeado de unos pequeños jardines muy bonitos.Justo antes de entrar al templo nos encontramos con un hindú y su hijo que tocaba el Sitar Bathan..para no perder la costumbre cada vez que veo un instrumento (de música) en estos países pues me gusta tocarlo y me lié siguiendo sus instrucciones a intentar tocar lo que pude...al final ya me salía alguna cosilla e improvisaba algún punteo, el sonido es sedante. Para entrar tuvimos que descalzarnos, como en casi todos los templos, la entrada costó 90 INR y disfrutamos de unas vista del fuerte y de la ciudad también muy chulas.
Una vez en Johdpur fuimos a buscar un hotel y finalmente nos quedamos en el Ajit Mansan, algo alejado del centro (10 minutos en rickshaw) pero necesario ya que Johdpur es bastante caótica, llena de ruido, mucha gente...mejor estar algo apartados.
Nos salió la noche por 800 INR y la habitación, pues correcta, sin más.
Dejamos las mochilas y nos fuimos al centro, como no sabíamos cuanto íbamos a tardar, le dijimos a Musha que se fuera donde quisiera y ya nos veríamos en el hotel...el pobre no lo tenia muy claro y cambió de color un par de veces, pero le tranquilizamos diciendo que sabíamos indicarle a algún rickshaw o sino teníamos su teléfono.
Así que nos metimos en la jungla, visitamos la torre del reloj en pleno centro y rodeado por un bazar interminable...huelga decir la de kk que hay en el suelo, basura, vacas, humo, calor...y unos puestos de mil y un colores y olores...nos metimos por las callejuelas malolientes, llenas de charcos y agua negra (pero negra negra)...encantador.
Nos fuimos por el casco antiguo (si cabe más antiguo) y generamos una cola de críos detrás nuestra bastante considerable, les hicimos fotos a tutiplen y bueno...todo Dios diciéndonos “hola”, “where are you from”...
Mirando la guía vimos que el On the Rocks era un sitio bastante recomendable para cenar, así que pillamos un rickshaw que nos llevó por 40 INR al sitio.
El lugar muy bonito, la entrada era un pasaje escarvado en la roca, con una mini cascada a la derecha y vegetación selvática.
Una vez pasado el pasillo llegamos a una terraza con mesas iluminadas desde la parte de abajo y un quinqué con velita, el sitio era bastante bonito.
Cenamos pollo Tikka con verduras y champiñones Tikka, acompañamos con Nan de cebolla, un par de cervezas y té negro para los dos...total 900 INR, el sitio tenía precios altos (dentro de los precios de la India), pero mereció la pena, todo muy bueno.
Una vez fuera le dijimos a un rickshaw que nos llevara al hotel y llegamos sin problema. Musha volvió a recuperar el color al vernos y quedamos para las 8 al día siguiente.
Aprovechamos que había un ordenador con internet para actualizar y subir unas fotillos de estrangis, ya que había un cartel que prohibía no subir/descargar fotos.
A dormir y mañana hacia Ranakpur.
Un saludo!
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