Dejando a un lado la obviedad de que Disney pretende sacar rédito a la multimillonaria compra que hizo en su día por los derechos para explotar la franquicia creada por George Lucas, debo reconocer que por el momento el resultado está siendo infinitamente mejor que la última trilogía de Lucas, los episodios I, II y III.
El joven Han desea escapar de su (apestoso) planeta natal Corellia para convertirse en piloto, junto a su novieta Qi'Ra.
El destino lo unirá a un peculiar wookie, así como a conocer una serie de variopintos personajes...
Como tantos otros en la saga, los anhelos de Solo no son muy distintos a los que tenía Luke o Anakin, un deseo irrefrenable por salir ahí fuera, conocer nuevos mundos y demostrar su valía.
Pero donde explotan su potencial es una vez escapan de su aparente destino y comienzan a moldearse, inclinándose algunos hacia la oscuridad o hacia la luz, o, en el caso de Han, hacia el mejor postor, pero sin dejar de lado esa esencia de justiciero galáctico.
Esa construcción del personaje pasa por conocer al mítico Chewbacca o a Lando Calrissian, entre otros personajes que moldearán esa personalidad tan peculiar que Harrison Ford se encargó de convertir en leyenda del cine.
De nuevo, en esta historia, veremos algunos momentos míticos que en las trilogías "oficiales" únicamente se mencionan, como el famoso Corredor de Kessel del que tantas veces Harrison Ford alardeaba de haberlo hecho en
Curiosamente, todos los que hemos crecido con la saga clásica, pensábamos que "El corredor de Kessel" era "La carrera de Kessel", pues así se interpretó en el doblaje antiguo (en base a "Kessel's Run") y pensábamos que era una suerte de carrera o algo parecido, como en el Episodio I.
En realidad se trata de una temeraria ruta utilizada por los contrabandistas para sacar de hurtadillas material de las minas.
La cinta funciona en ocasiones como una suerte de western espacial, otras veces como de aventura clásica y algo de space opera, ofreciendo lo que se espera de ella y respetando la esencia de estos spin offs de Star Wars, que no es otra que la de llevar a lo audiovisual aquello que únicamente imaginamos en base a unas líneas de diálogo.
El problema quizás de Solo es que se debe a una historia conocida, que podría haberse interpretado de otra manera o con algo más de gracia o mala leche, pero cuyos personajes digamos esenciales tienen muy poco margen de maniobra, con lo que la frescura otorgada, por ejemplo, a los protagonistas de Rogue One aquí se pierde, y todo se convierte en una aventura demasiado clásica a la espera de una serie de situaciones clave.
Otro aspecto que puede no gustar es la caracterización del protagonista principal, pero salvo sorpresón, era fácil esperar que no se podría emular al gran Ford y la personalidad que imprimió en su día a su personaje.
Emilia Clarke como Qi'Ra no me ha molestado tanto como se escucha por ahí, aunque ciertamente existe más química entre el droide L3 y Lando que entre ellos dos.
Mención especial a Donald Glover, cuya interpretación de Lando se acerca mucho más al clásico de Billy Dee Williams que el Han de Ehrenreich.
En definitiva, Solo: A Star Wars History es un producto entretenido, correctamente dirigido por Ron Howard pero que no resulta tan fresca y redonda como Rogue One, y es una pena, porque con otro enfoque con algo más de alma y épica quizás hubiera acabado en el top de la saga.
Esperemos que el siguiente Spin-Off, que parece se centrará en el cazarecompensas Bobba Fett, resulte algo más profundo y original.
Un saludo.
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