No sé si Andy Weir, un programador informático que un buen día decidió auto publicarse su propia novela de ciencia ficción, era consciente de lo que se le venía encima en cuestión de dos años, pues en este tiempo, su obra fue fichada por una editorial, los derechos fueron vendidos para su adaptación cinematográfica y ahora Ridley Scott la presenta como una fiel y solvente cinta que gustará a los amantes del survival y del siempre atrayente planeta rojo.
Matt Damon interpreta al astronauta Mark Watney, biólogo y miembro de una expedición encargada de realizar investigaciones en Marte. Una tormenta pondrá en peligro la misión con lo que su capitana decide abortarla y regresar, pero el bueno de Mark sufrirá un accidente y será dado por muerto, mientras el resto de la tripulación emprende el retorno a casa.
Supervivencia, humor y ciertas dosis de acción son los elementos que nos acompañarán en esta aventura que resucita el concepto de Robinson Crusoe en un ambiente "algo" más hostil, apoyada por un muy buen ritmo y un director que no se aleja demasiado del manual que Weir le facilitó para poder hacer un producto muy disfrutable y con pocos peros, salvo que determinados aspectos puedan parecernos poco realistas o no nos convenza demasiado la actitud de un protagonista que en ocasiones parece no tomarse muy en serio la gravedad de su situación. Pero como comentaba hace poco en una conversación sobre la cinta, bajo mi punto de vista si dicho personaje, con la preparación que se le presupone para misiones de ese tipo, sabe que va a morir, lo único que cabe es seguir adelante y probar suerte, y con humor todo pasa mejor.
En cualquier caso, pocos no esbozarán una sonrisa ante determinadas situaciones, o se interesarán por esas "pequeñas" lecciones de ciencia para dummies, o no se emocionarán con alguna que otra fantasmada, muy bien plasmada, eso sí, y con continuas referencias a nuestra cultura contemporánea, menos que en el libro en el que se basa, pero igualmente agradecidas, mientras las canciones de la capitana Lewis atormentan a algunos y hacen las delicias de otros.
Un saludo.
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