En trance debía estar Danny Boyle cuando decidió sacar a flote un proyecto guardado desde hacía casi dos décadas, un galimatías psicológico y sesudo en el que decidía meterse en la mente de un tipo con amnesia para extraer la ubicación de un objeto de gran valor.
La premisa es cojonuda, es interesante, parece que todo está orquestado a asistir a otra Origen pero sin tanto componente de ciencia ficción y con algo más de profundidad psicológica y en definitiva, real y más cercana a nuestros días.
Pero Boyle se pierde, comienza un viaje con mano entre el thriller y el drama, camina sólido con unos personajes solventes, un James McAvoy que da presencia y ritmo, una Rosario Dawson que bueno, que está muy bien y un Vincent Cassel que le da ese componente de villano sin estridencias, real y cumplidor.
Pero el juego comienza, con unas cartas que ya están sobre la mesa desde hace bastantes minutos, y toca jugar a entretener al respetable, a ofrecer un laberinto psicológico que no pierda frescura, dinámico y sin olvidar la potencia visual, que estamos en el cine cojones.
Los minutos se suceden, la cosa parece ir bien pero se tuerce cuando al bueno de Boyle le da por introducir trampas, rebobinados, avances, delirios de amoríos, personajes de caricatura, de postizo, un todo vale para llegar a los infinitos giros finales mientras la música en un in crescendo infinito te acompaña como si en cualquier momento fueran a aparecer Batman y el Joker enzarzados en una brutal pelea, y lo deseas, porque no entiendes muy bien a qué viene esa música de tensión en una escena en la que simplemente se mira en el espejo en un baño.
Batman no llega y anhelas que hubiese entrado aunque sea para romperle el cuello a alguno de los protagonistas para acabar con esa agonía, aunque no habría servido de nada, puesto que el bueno del director puede resucitar a los muertos si le place llegados a cierto punto.
Así se define el trance de Boyle, en una pastosidad que pierde todo interés mientras se derraman los minutos.
Así que no, esta vez no Danny.
A favor: McAvoy un rato, Cassel otro, Dawson en pelotas, cierta temática psicológica interesante y el principio.
En contra: La excesiva banda sonora, los giros...en definitiva, el resto.
Un saludo.
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