29 de marzo de 2013

Morning Glory

Dejábamos atrás la ciudad de Nueva York, era agosto de 2012 y volvíamos a casa después de pasar poco más de una semana en uno de los lugares de los que te enamoras conforme pasan los días, por su variedad intrínseca, por su libertad a la hora de poder escoger entre tantísima opción, por la importancia en nuestra cultura popular y por poder callejear y visitar sitios tan emblemáticos y entrañables....
Me habían dicho que en Nueva York pasaríamos un calor tremendo, pues no era para tanto, incluso por las noches refrescaba un poco. También me habían dicho que el gentío que nos encontraríamos sería considerable, había, sí, pero luego pensé en que esa buena gente no había estado en Asia. Eso es calor, eso es gente y eso es caos.

Con el tiempo poco a poco creció dentro de mí esa llama asiática que tengo clavada muy en mi interior, esas calles caóticas, pero caóticas de verdad, llenas de mil y un colores, de olores impensables, de sabores que escapan a lo racional por la exquisitez y la repugnancia más extrema. Ese pisar la calle temprano después de almorzar y sentir que cada momento es una aventura en el que puede pasar cualquier cosa, en mitad de regateos infinitos y de costumbres que los occidentales simplemente no comprendemos por mucho que vayamos al restaurante thai más cool del momento.

Esa llama me llevó a trazar en el mapa una ruta que iba de Tailandia a Vietnam, pasando por Camboya y tras convencer a mi sufrida esposa finalmente parece que este año....volvemos a la jungla.

En China éramos novatos y salimos enamorados, en India nos hicimos mayores, Japón fue el cierre más espectacular que podíamos imaginar de una trilogía asiática y ahora creo que es el momento de ver hasta qué punto nos sabemos mover en aquél entorno ya que el trayecto se las trae.

Volaremos hasta Bangkok para ver la capital de Tailandia, pasaremos a Camboya para visitar Angkor y finalmente recorreremos Vietnam de sur a norte.
La historia de estos lugares es mundialmente conocida, Vietnam está marcada por la guerra, pero no sólo esperamos conocer la evolución sobre este aspecto de la comunidad sino que también queremos disfrutar de unos paisajes que según nos han contado dejan sin aliento, y de paso volver a ver esa maravilla de paisaje kárstico en el norte...



Morning Glory - Oasis

25 de marzo de 2013

Ruby Sparks

Ruby Sparks se presenta avalada por los creadores de aquella pequeña maravilla llamada Little Miss Sunshine, que nos plantó ante nuestros ojos la singular historia de una familia que debía cumplir el sueño de la peque del grupo mientras profundizábamos en unos personajes con unas cualidades muy pintorescas y que dieron lugar a una divertida propuesta con tintes dramáticos y con cierto mensaje incluido.

Sparks vuelve a la carga con un inicio quizás no tan elaborado como aquella, algo más lento, pausado, pero que en cuanto despliega su arsenal en forma de Ruby todo cobra una nueva dimensión, ofreciendo un producto entretenido y  que vuelve a escapar de las comedias al uso.

Calvin es un famoso escritor algo en dique seco y con ciertos problemas a nivel de sociabilidad. En sus sueños aparecerá una enigmática chica que le devolverá la inspiración para crear una peculiar obra.


Sin duda, el punto fuerte de la cinta vuelven a ser sus personajes como ya ocurriera en Little, cuyos roles forman un universo muy interesante con algunos momentos de humor bien dosificados. La aparición de Sparks es sin duda el comienzo de este viaje en el que se nos plantearán distintos puntos de vista en cuanto a las relaciones humanas, sus consecuencias y el conocerse a uno mismo y al entorno que le rodea mientras se forma cierta incertidumbre por saber si lo que ocurre existe o es fruto de la desbordada imaginación del escritor, con lo que en todo momento mantiene el  interés del espectador ya sea bien por conocer más y más de sus protagonistas o por saber qué sucederá a continuación y qué rumbo tomará el conjunto.

Otro aspecto destacable es que la cinta evoluciona como si de una novela se tratara, formando capítulos y en el que llegados a un punto el espectador se siente capaz de predecir el devenir de sus personajes, pero no desde un punto previsible, sino más bien por conocer la reacción que provocará dicha modificación en la historia. Suena extraño, pero en cierto momento se entenderá.

Un entretenido producto que vuelve a dejar a Jonathan Dayton y a Valerie Faris como directores muy a tener en cuenta en sus futuros trabajos y a los que se agradece que de vez en cuando suelten este tipo de productos tan frescos.

Un saludo!

18 de marzo de 2013

Zero Dark Thirty (La noche más oscura)

Zero Dark Thirty relata el trabajo en campo de la CIA por detener al terrorista probablemente más buscado de la historia, Osama Bin Laden.

Kathryn Bigelow ya demostró tener bastante soltura tras la más que interesante The Hurt Locker, juntando de forma muy efectiva la ficción con la cruda realidad que sucede en tierras en mitad de conflictos armados como Irak, sin duda una combinación que con pulso consiguió mantener entretenido al respetable y llevarse entusiastas críticas, aunque algún capón también.

Con Zero Dark juega con material más volátil que las trampas que desactivaban los protas en su anterior film, y es que se enfrenta a la titánica tarea de retratar la operación militar no más importante en cuanto a efectivos, pero probablemente que más pueda afectar a la moral de millones de personas en todo el mundo.


Así tenemos un thriller con tonos dramáticos y muy poca acción, salvo en su tramo final, en el que nos enseña el camino de la típica Carrie Mathison en Homeland, aunque mucho menos desequilibrada, desde sus primeros pasos en operativos militares hasta convertirse en una implacable agente con la única meta de encontrar y acabar con el objetivo.

Un buen baile de nombres, torturas, trapicheos, problemas burocráticos, presión social, intereses políticos...todo cabe en el plazo que marca la cinta desde ese 11 de septiembre de 2001 hasta ese 2 de mayo de 2011. Con sus equivocaciones, aciertos, puntos muertos y demás situaciones que intentarán entretener al espectador para que se haga una idea primero de lo que conlleva un operativo de tal magnitud hasta el sacrificio en forma de vida que supone para los que se involucran.

En ese sentido la cinta yo creo que funciona a la perfección, resulta interesante y tampoco nos sentimos tremendamente avasallados por cosas excesivamente complicadas en cuanto a tramas políticas o terminología militar. Dejando a un lado la dificultad del occidental medio para distinguir nombres del tipo Abu Nazir y Sayeed, mezcla dos más y ya tenemos un lío de tres pares, pero independientemente de esto, la cinta no nos deja muy descolocados en casi ningún momento y es fácil situarse en la acción.


Curiosamente, el único problema que le veo a Zero Dark problablemente sea lo que más en falta echan la mayoría de los estadounidenses (principalmente). Tiene algunos momentos que rozan un patriotismo casi gratuito, barato, que no pega casi nada con el ritmo que llevaba la cinta (esa escena de "soy la hijaputa que ha descubierto el sitio") y deja cierto tufillo como de cinta a la que le han permitido cierta información con la condición de retratar de forma pactada todo el aspecto militar. Y me imagino que precisamente esos (pocos para algunos) aspectos tan patrióticos y la posible falta de épica por querer retratar de forma tan seca, directa y sin demasiados artificios un momento tan sumamente importante en la historia del terrorismo sea lo que a los americanos no acabe de convencer del producto, por quizás querer más de ello.

En cualquier caso Kathryn a presentado una cinta cuya dimensión puede ser entendida por cualquier tipo de sociedad, un material que no era sencillo de tratar y que parece tener muy claro que no pretende ni dar lecciones de historia ni representar mucho más a excepción de un operativo que culminó aquella oscura noche de mayo.

Un saludo!

11 de marzo de 2013

Skyfall

Una persecución frenética y un inicio rompedor hacían presagiar que esta tercera entrega de la era Craig encarnando al agente 007 iba a ir por los derroteros de la fantástica Casino Royale, pero de nuevo se queda a las puertas de lo conseguido por Martin Campbell en aquella inspiradísima revisión del clásico de Ian Fleming.

Tras la persecución unos títulos de crédito fantásticos con la oscarizada canción de Adele "Skyfall" consigue que prestemos definitivamente atención a esta nueva entrega del mítico James Bond. Los minutos pasan y una trama sencilla fluye de forma armoniosa entre las calles de Londres hasta llegar a China y dejarnos pasmados con los mega edificios en todo un alarde por parte de Sam Mendes a la hora de mostrar las maravillas de la noche más moderna en Shanghái. El conjunto de edificios donde se sucede la acción todavía no se utilizan, por cierto.


Pasado el ecuador de la cinta nos encontramos con Javier Bardem como un atípico villano que convence a medias en un papel que podía haber dado mucho más de sí en mi opinión, ya que su presentación es bastante acertada pero su desarrollo y desenlace dejan algo que desear, con unas motivaciones que no convencen del todo por ser demasiado simplistas y que resultan muy poco impresionantes para un tipo del que se supone se espera muchísimo como enemigo.

Por el camino Mendes nos deja algunas  fotografías tremendas de paisajes desolados y por supuesto, un uso de la noche en mi opinión magnífico, como en Jarhead y aquella escena de los pozos ardiendo, simplemente magistral.

Pero algo falla al finalizar Skyfall, su ritmo se vuelve algo desigual llegados a cierto punto, su parte final no acaba de resultar redonda y existen detalles algo flojos o poco inspirados que hacen que desconectemos levemente de la historia y nos alejemos del personaje principal, algo desaprovechado para ser una peli de Bond donde se supone que el magnetismo del protagonista no debe dejarnos apenas durante el viaje, y es una pena, porque Craig lo hace realmente bien en esta entrega en las distancias cortas, pero la impresión general es que ni estamos ante el Bond que jugaba de forma tan fantástica con las sombras en Casino ni estamos ante su evolución fría más directa, es un personaje que se mueve en un mundo con terrorismo cibernético que parece no ir con él y da la impresión de seguir los compases que marcan los demás, aplicando sus excelsas cualidades como agente pero desaprovechando un poco ese punto cínico e inteligencia que debería dejarle siempre en una posición de mayor control en lugar de ir siempre un paso por detrás, y cuando se decide por tomar las riendas en mitad de tanto personaje acartonado, el ritmo ya se había resentido.

Por otro lado, está lleno de detalles y referencias al mundo creado por Fleming, cosa que encantará a los seguidores más acérrimos, e incluso tienen cierta dósis de psicología algo "flojuna" en torno a su personaje favorito y su pasado.

En cualquier caso, es muy superior al tostonazo de Quantum of Solace, resulta entretenida y disfrutable, dejando muy buenos detalles, así que quizás en la próxima consiga el pleno.

Un saludo!

8 de marzo de 2013

Why Don't We Do It?

Ya que en la península hacia un frío de cojones, pensamos aprovechar que lo teníamos metido en los huesos para pasar unos días en algún lugar que no estuviera a más de dos horas y pico de vuelo, por aquello de no tener aquella sensación cuando uno se va al quinto pino y no se aclimata a tan lejanos hemisferios en tan poco tiempo, volviendo de muy mala leche,  agotado y sin sensación de saciedad turística.

Así que Inglaterra y en concreto la ciudad de Londres fue la elegida para ser el pistoletazo de salida de este 2013 en cuanto a destinos turísticos, quizás sea el único, quién sabe?


La cultura british tiene poderosas influencias sobre nuestras personas, dominada principalmente por los sonidos de sus más que emblemáticos grupos pasando por el interés cultural literario y cinéfilo. Lo que parece ser el lugar perfecto queda mermado por el escaso interés culinario, y una vez visitado el lugar no sale precisamente bien parada de cara al viajero que espere cierta calidad a la hora de degustar la cocina británica, sobreviviendo a base de comida rápida, puestos callejeros, fish&chips, pastel de carne con el que te la juegas en función del garito, japos e italianos como los hay a patadas en cualquier otra ciudad europea.
No es que la oferta no sea suficiente, pero por poner algunos ejemplos ciudades como Budapest tienen una gastronomía bastante más variada, contando por ejemplo con platos típicos como el gulash. Qué decir de Florencia y sus delicias en forma de pasta y vinos, de Shanghai y sus, por ejemplo, dim sum , el ramen japonés, de Agra y su delicioso postre gulab y de por supuesto cualquier ciudad de España.


En Londres en general comen mal, no le dan importancia al comer, a pesar de que la mayoría parece estar todo el santo día picando, y eso se nota. El té es otro cantar, lógicamente..


Así, aterrizamos en Luton, donde sacamos unos tickets bajo una incesante y fina lluvia que nos llevaron hasta los intestinos de Londinium como la llamaron los romanos hace unos dos mil años.
Pensamos que esa débil agüilla quedaría un poco relegada al norte, pero la muy jodida nos acompañó durante los días que estuvimos por la ciudad. La vimos en su forma más débil y fina, en chaparrón, en gotas asesinas y finalmente nos despidió en su forma más sólida, mientras cubría el frío césped de Sant Jame's Park.
No seré más pesado con el inclemente tiempo, simplemente fue horrible, gris, frío, gélido por momentos, lo que hacía que unido a lo tempranero de sus costumbres por cenar y desaparecer del duro invierno exterior para meterse en pubs y ponerse ciegos de alcoholes, provocó que sobre las 7 de la tarde más de un día nos encontrásemos en la más absoluta soledad paseando ante la abadía de Westminster con el Big Ben al fondo. Imagino que cuando rodaron 28 días después y cortaron las calles ese día habían previsto lluvias, porque en caso contrario probablemente tuvieron que hacer frente a una revuelta popular.


Tampoco le hicimos ascos a los pubs, y callejeando nos metimos en alguna que otra taberna típica, con sus interminables variedades cerveceras así como de whiskys cuyo precio allí son bastante menos prohibitivos que por nuestros lares.
Sin duda, la cultura inglesa tiene mucho que ver con estos lugares de reunión, en donde intercambian todo tipo de conversaciones y opiniones hasta bien entrada la noche, noche que cae implacable a eso de las 17:30, convirtiendo las calles en todo un handicap amenazante en función del trayecto que tengas hasta la estación más cercana. Por fortuna hay bastantes, y la red de metro más antigua del mundo, que nos pareció estupenda por cierto, llega a prácticamente todos los rincones de la ciudad.

No estaba previsto, pero nuestra estancia coincidió con la celebración del Nuevo Año Chino, uno de los más famosos del mundo según leí más tarde, con lo que el lugar era un hervidero de gente y colorido, de farolillos y garitos desde los que salían esos humos tan característicos en restaurantes asiáticos entre dragones saltarines, petardos y gente por doquier, sin duda es de las ciudades en donde más gente he visto por las calles. Como curiosidad, los precios no son muy elevados, con lo que parece ser de los lugares preferidos por los londinenses para comer, con lo que los sitios están literalmente a petar la mayoría de las veces.


Una de las vistas que sin duda más me gustaron fueron las que pudimos disfrutar a última hora de la tarde en las cercanías del Tower Bridge, con una parte del skyline londinense, Barad-Dur el edificio Shard a nuestras espaldas y el omnipresente río Támesis de base. El cielo estaba cubierto, pero nos dio una pequeña tregua para formar un lienzo encapotado de azul oscuro que ofrecía una estampa preciosa junto a las luces que cubren el famoso puente.
Sin desmerecer las vistas que ofrece la famosa London Eye, pero su precio de 20 pavos (de los nuestros) resulta un poco excesivo para esos 30 minutos de los cuales 12 son muy fotogénicos si tienes suerte y no hay mucha gente en tu cápsula.

Y como siempre disfrutamos muchísimo caminando por esas callejuelas, algunas con muchísimo encanto a pesar de estar constantemente amenazadas por tiendas H&M y similares. Casas de todo tipo, edificios con esas chimeneas típicas en las alturas de ladrillo oscuro, claro, rojizo...Parques con árboles cubiertos por el moho verde que dejan una estampa llamativa al fundirse con el omnipresente gris del cielo y el rojo de las cabinas telefónicas y autobuses típicos.

Londres nos ha gustado, aunque el tiempo resultó algo inclemente para nosotros depredadores de la calle y de asimilar ambientes, en general es un lugar con bastante vida y con mucho recoveco que descubrir y disfrutar, una ciudad para visitar en más de una ocasión, quizás hasta el tiempo azote de esa manera por la misma razón, para obligarte a volver.

Why Don't We Do It In The Road - The Beatles



4 de marzo de 2013

Cloud Atlas

Desde el momento en que leí sobre cierta novela presentada por David Mitchell allá por 2004 que trataba 6 historias relacionadas entre sí desde distintas épocas, debo reconocer que me sentí atraído por conocer un poco más sobre ese enigmático Atlas de las Nubes del que comentaban representaba todo un ejercicio narrativo y del que se esperaba un más que probable y rotundo fracaso en su versión cinematográfica por parte de los hermanos Wachowski.

Adquirí el libro y la verdad es que el desconcierto me persiguió durante las primeras horas de lectura. La premisa de la obra indica que una acción puede tener su eco durante una eternidad y provocar acontecimientos inimaginables, así como una partitura escrita en 1900 puede conectar emocionalmente las mentes de las personas aunque vivan distintas épocas.


Sabedor de este detalle, la novela avanza dejando pequeños detalles, primero avanzando generaciones para más tarde volver sobre sus pasos. Una vez finalizada la sensación que me dejó fue de cierto desconcierto pero indudablemente de reconocimiento por tan titánica tarea de la que no debió ser nada sencilla al trasladar de forma coherente esas ideas al papel.

Y llegó la versión a la gran pantalla, donde ni crítica ni público parecía ponerse de acuerdo. Mientras algunos la tachaban de pura poesía visual con una estructura deliciosa, otros la tachaban de pretenciosa, vacía y aburrida. En mi caso, debo decir que funciona como película y se complementa a la perfección con ese desconcierto que me dejó la novela en ciertos pasajes, terminando de formar un tapiz mucho más rico.

El Atlas de las Nubes comienza su andadura a mediados del 1800 de la mano de un joven abogado que viaja hasta un remoto lugar en el Pacífico para formalizar un contrato en nombre de su suegro. De inmediato saltamos hacia la vida de un joven músico que se instala en casa de un famoso compositor para seguir en los años 70, de la mano de Luisa Rey y un complot sobre corporaciones energéticas. La historia más cómica vendrá de la mano de un editor de avanzada edad que se meterá en un lío de tres pares mientras saltamos hacia la futurista Corea de del 2144 donde una extraña mujer relata estremecedores acontecimientos en una suerte de entrevista. Finalizamos el carrusel de historias sobre el año 2300 en una sociedad post-apocalíptica en la que un pastor deberá ayudar a una enigmática superviviente a la que veneran y tratan como enviados celestiales.


Puede que no interese, puede que resulte un lío de tres pares, puede que tengamos la sensación si tenemos el día flojo de querer desconectar de forma inmediata de este experimento, pero si conseguimos conectar con la idea general la cinta resulta muy disfrutable, llena de detalles y con una factura en ocasiones fantástica.
Mención especial a su banda sonora, portentosa y épica por momentos, además de un elenco de actores muy destacable y en aparente estado de gracia, que parecen disfrutar al poder realizar roles tan distintos en una misma obra y que hacen que resulte sorprendente la duración de la cinta, casi tres horas, manteniendo un ritmo que no decae en prácticamente la totalidad del metraje.
Ideada desde un punto de vista muy onírico en el que una acción puede cambiarlo todo como si de una nota musical resonase en la eternidad, Cloud Atlas puede ser tachada de muchas cosas, pero creo que el trabajo de los hermanos Wachowski, esta vez sí y tras varios descalabros, es muy destacable, nada fácil y muy rico en matices.

Muy recomendable, pero abstenerse los que tengan el día flojo o no gusten de "experimentos" cinéfilos de este tipo.

Un saludo!