4 de marzo de 2013

Cloud Atlas

Desde el momento en que leí sobre cierta novela presentada por David Mitchell allá por 2004 que trataba 6 historias relacionadas entre sí desde distintas épocas, debo reconocer que me sentí atraído por conocer un poco más sobre ese enigmático Atlas de las Nubes del que comentaban representaba todo un ejercicio narrativo y del que se esperaba un más que probable y rotundo fracaso en su versión cinematográfica por parte de los hermanos Wachowski.

Adquirí el libro y la verdad es que el desconcierto me persiguió durante las primeras horas de lectura. La premisa de la obra indica que una acción puede tener su eco durante una eternidad y provocar acontecimientos inimaginables, así como una partitura escrita en 1900 puede conectar emocionalmente las mentes de las personas aunque vivan distintas épocas.


Sabedor de este detalle, la novela avanza dejando pequeños detalles, primero avanzando generaciones para más tarde volver sobre sus pasos. Una vez finalizada la sensación que me dejó fue de cierto desconcierto pero indudablemente de reconocimiento por tan titánica tarea de la que no debió ser nada sencilla al trasladar de forma coherente esas ideas al papel.

Y llegó la versión a la gran pantalla, donde ni crítica ni público parecía ponerse de acuerdo. Mientras algunos la tachaban de pura poesía visual con una estructura deliciosa, otros la tachaban de pretenciosa, vacía y aburrida. En mi caso, debo decir que funciona como película y se complementa a la perfección con ese desconcierto que me dejó la novela en ciertos pasajes, terminando de formar un tapiz mucho más rico.

El Atlas de las Nubes comienza su andadura a mediados del 1800 de la mano de un joven abogado que viaja hasta un remoto lugar en el Pacífico para formalizar un contrato en nombre de su suegro. De inmediato saltamos hacia la vida de un joven músico que se instala en casa de un famoso compositor para seguir en los años 70, de la mano de Luisa Rey y un complot sobre corporaciones energéticas. La historia más cómica vendrá de la mano de un editor de avanzada edad que se meterá en un lío de tres pares mientras saltamos hacia la futurista Corea de del 2144 donde una extraña mujer relata estremecedores acontecimientos en una suerte de entrevista. Finalizamos el carrusel de historias sobre el año 2300 en una sociedad post-apocalíptica en la que un pastor deberá ayudar a una enigmática superviviente a la que veneran y tratan como enviados celestiales.


Puede que no interese, puede que resulte un lío de tres pares, puede que tengamos la sensación si tenemos el día flojo de querer desconectar de forma inmediata de este experimento, pero si conseguimos conectar con la idea general la cinta resulta muy disfrutable, llena de detalles y con una factura en ocasiones fantástica.
Mención especial a su banda sonora, portentosa y épica por momentos, además de un elenco de actores muy destacable y en aparente estado de gracia, que parecen disfrutar al poder realizar roles tan distintos en una misma obra y que hacen que resulte sorprendente la duración de la cinta, casi tres horas, manteniendo un ritmo que no decae en prácticamente la totalidad del metraje.
Ideada desde un punto de vista muy onírico en el que una acción puede cambiarlo todo como si de una nota musical resonase en la eternidad, Cloud Atlas puede ser tachada de muchas cosas, pero creo que el trabajo de los hermanos Wachowski, esta vez sí y tras varios descalabros, es muy destacable, nada fácil y muy rico en matices.

Muy recomendable, pero abstenerse los que tengan el día flojo o no gusten de "experimentos" cinéfilos de este tipo.

Un saludo!

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