Los hermanos Coen adaptan la novela del mismo título de Cormac McCarthy, una historia donde se ve reflejado como han cambiado las leyes del viejo Oeste, y las de la vida misma.
Tal y como vimos en Sin perdón, con aquél Eastwood que tenía que volver a ser un demonio enterrado en una época de transición, en no es país para viejos tenemos ya la evolución propiamente dicha, ya no quedan heroes ni honor ni valores, sólo quedan intereses y violencia por violencia.
Y aquí es donde entra el personaje del que todo el mundo habla y el que finalmente se ha llevado el Oscar a la mejor actuación, Anton, interpretado por un magnífico Javier Bardem, que lo borda y se come la pantalla cada vez que aparece.
En una interpretación sobria y brutal, tenemos un ser que vive para matar, del que no conocemos origen ni dato alguno, pero que simplemente con su presencia ya impone un miedo natural...
Acompañando a Bardem, tenemos al ex-Goonie (y que lleva un buen año de películas en su haber) Josh Brolin (Llewellyn), un hombre corriente de Texas que tiene la "fortuna" de encontrar un maletín lleno de pasta a resultas de una reyerta entre mafiosos y que por cometer su único acto de bondad, se ve envuelto en toda la trama.
Completando el trío de lo que podríamos decir actores principales, tenemos a un Tommy Lee Jones (Ed) que cumple el rol de dar sentido al título de la cinta, un Sheriff que cuenta historias brutales de ayer pero que se quedan a la altura del betún con todo lo que le rodea a diario. Un personaje añejo y melancólico que sirve de nexo entre el ayer y el presente.
Técnicamente la cinta es tremenda, fotografía excelente, sobervio sonido (que no banda sonora, casi desapercibida)...lo tiene todo y todo bueno, quizás como punto negativo pondría su extraña duración. Y digo extraña porque llega un punto en la historia en la que todo debería haber acabado pero sigue incomprensiblemente y deja una sensación de demasiada duración, de lentitud general.
Un saludo!.
El cine de los Hermanos Coen, siempre me resulta inquietante y turbador. Me viene a la mente: Fargo, creo que una de las mejores peliculas que he visto de ellos...
ResponderEliminarEsta vez con "There's no country for old men", me ha ocurrido algo curioso con el personaje que interpreta Javier Bardem. Salí del cine con la sensación que todavía tenía grabado su rostro en mi retina. Su caracterización es tan conseguida, que no te deja indiferente. Es un retrato del "mal" distinto, la violencia por la violencia, sin ningún escrúpulo. Es una sentimiento "tan real" que asusta.
La pelicula me ha gustado bastante y no comparto contigo la sensación de un final un tanto forzado y "estirado" en el tiempo. Los finales de las "Peliculas Coen" son siempre un poco "extraños". A veces tengo la sensación que quieren que entiendas el final de la pelicual cuando ya estés en casa después de salir del cine.
Un saludo.
Iolanda (Según el creador de este Blog, la Killer de las Impresoras...)
Sí, es de las cintas que se digieren en casa, y por cierto, que resulta mucho más interesante cuando pasan los días.
ResponderEliminarLo cierto es que su, para mí, "extraño final" también contiene cierto mensaje, el de los jóvenes ayudando a Anton y recibiendo la "pasta" en un principio desinteresadamente para poco después pelearse por ella...pero el problema está en que esto ya nos lo han mostrado antes...y es ahí, por ejemplo, donde a mí me deja la sensación de deja vu...junto con la escena del Sheriff y su mujer al final...otra escena demasiado pausada y extraña...
En cambio, la escena en la que va a casa de la mujer de Llewellyn me parece sobervia...
De todas formas es un peliculón, con posteriores revisiones igual no me "sobra" metraje.
Un saludo Killer!