Cuando Tarantino saca una peli los cimientos del mundo cinéfilo se estremecen, unos esperan la nueva Pulp Fiction, otros la nueva ida de olla, otros que conecte con Kill Bill...
El director de Tennessee no deja indiferente, desde hace muchos años es un referente y la expectación crece conforme se acerca el estreno de su última obra.
En este caso, nos lleva al Hollywood de los años 60 para contar una historia sobre cine y sobre ciertas personalidades de la época dando su propia visión de los hechos, un érase una vez...en Hollywood.
Contando con Leonardo DiCaprio y Brad Pitt como principales protagonistas, la historia se erige sobre un actor que ve como su carrera comienza a estancarse y va pasando a un segundo plano respecto a las estrellas del momento, junto a su inseparable doble, papel que le valió a Pritt un Oscar de la academia.
La cinta huele a oficio desde el minuto uno. Tarantino ha madurado y es capaz de ofrecer una obra audiovisual de un nivel bajo mi punto de vista muy alto, una delicia en cuanto a ambientación con esos toques humorísticos tan característicos y esos giros históricos para dar su propia versión de los hechos que acontecen en el momento histórico en que se basa.
El único problema que le veo es que en alguna que otra ocasión me resultó algo predecible, la fórmula de Tarantino queda en evidencia y percibes de manera poderosa por dónde van a ir los derroteros, aunque debo reconocer que la escena de Bruce Lee me arrancó alguna carcajada, aunque duela un pelín..
No obstante, el viaje resulta singular, la música acompaña a la perfección como viene siendo habitual, en otra colección de temas magníficamente seleccionados para dar vida y color a esas escenas de catarsis o de puro amor por el cine y por una época que brilla con luz propia pero que no olvida sus sombras.
Un saludo.
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