23 de septiembre de 2015

Back to the future

Ubicada entre los "ríos" York y James, y entrecomillo "ríos" porque a simple vista parecen océanos, se encuentra Williamsburg, una ciudad que fue capital de Virginia y que cuenta con uno de los atractivos turísticos más visitados por los norteamericanos, un museo viviente de aproximadamente 120 hectáreas donde se ha reproducido una ciudad como si estuviéramos en el siglo XVII.
Cuenta con actores reales, negocios representativos de la época colonial...una frikada de mil pares donde se realizan actos teatrales representando momentos históricos y donde podemos ver entre otros aspectos, los problemas raciales y de esclavitud.
Incluso se puede interactuar con los actores y te siguen el rollo si entras en debate como si realmente estuvieras viviendo ese instante. Lo más parecido a estar en la piel de Marty McFly por momentos.


Es muy curioso de visitar y una manera interesante de empaparte de ciertos momentos históricos (sin subtítulos en castellano, ojo), además de resultar un lugar precioso por lo cuidado del lugar, los detalles...aunque ciertamente el precio es elevado si se quiere ver en profundidad, ya que el pase "normal" cuesta cerca de los 30 dólares y el "completo" casi 50, que da acceso a todas las estancias y actos, algo así como cuando en Port Aventura representan espectáculos a ciertas horas.

Nosotros estuvimos desde muy temprano cuando apenas había nadie hasta casi el medio día, momento en el que decidimos pillar el coche y tirar hacia el sur dirección Smithfield, un pueblecito típico americano realmente bonito que nos recomendaron para posteriormente profundizar un poco por las carreteras para ver un poco más de esa América profunda que comentaba en posts anteriores, con sus restaurantes perdidos de la mano de Dios, urbanizaciones en mitad de la nada y, en definitiva, empapándonos de la vida cotidiana de estos remotos lugares.
Ese mismo día nos zampamos un crabcake (pastel de cangrejo, buenísimo, típico de la zona) en el Virginia Dinner, en Wakefield, y cuando caía la tarde, al estar ya cerca de Williamsburg y disponer del pase todavía del Colonial Williamsburg, decidimos pasarnos de nuevo para ver el atardecer y tener una visión más crepuscular de la zona sin los artificios de la mañana, además de ojear algunos restaurantes temáticos donde servían comidas a la luz de las velas totalmente ambientados en la época.


El resto de tiempo que estuvimos por la zona lo dedicamos a visitar sus alrededores así como el Taskinas Creek, un lugar de "recreo" desde donde se puede hacer trekking, kayak y un montón de actividades al aire libre, entre estuarios y bosques.

Tras Williamsburg, nos dirigimos hacia el parque nacional de Shenandoah vía Charlottesville (donde hicimos noche), una extensión enorme donde por fin vimos montaña y nos elevamos para pasar por poblaciones perdidas entre arboledas, entradas a mansiones increíbles y casas de madera a lo película de miedo (rollo Cabin in the woods).
Atravesaríamos el parque en dirección norte y nos desviamos hacia Luray, un pueblecito conocido principalmente por sus cuevas, muy cuco y con el típico cine "vintage" con sus letras colgadas en la entrada de neón y su interior clásico de madera (ya no se hacen cines así maldición, aunque los precios rondan similar...).


Antes de llegar a Lancaster, pararíamos en Gettysburg, ciudad donde tuvo lugar una de las batallas decisivas en la Guerra Civil Estadounidense y en el que se pueden visitar distintos asentamientos así como algún memorial.
Su centro urbano es pequeño pero de gran afluencia, sobre todo en cuanto a moteros, los cuales posaron muy amables ante mi petición de foto de guiri.

Próxima parada, Lancaster, Pennsylvania.

Un saludo.

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