Tras el moderado éxito de taquilla de Tron Legacy, que no de crítica, Joseph Kosinski adapta su propia novela gráfica en una nueva incursión en la ciencia ficción, esta vez de la mano de Tom Cruise y de Morgan Freeman entre otros.
La historia nos sitúa en el año 2077, el mundo ha quedado devastado por un ataque nuclear lanzado como último recurso contra unos alienigenas que pretendían invadirnos. El resultado, la victoria, pero el planeta ha quedado mermado y a la humanidad no le queda más remedio que emigrar a una de las lunas de Saturno, Titán.
Jack, el protagonista, se encarga del mantenimiento de unos drones vigías mientras enormes máquinas succionan los pocos recursos que quedan para trasladarlos a su nuevo hogar.
Como cada vez que se estrena una cinta de ciencia ficción, mi género preferido como ya he comentado en más de una ocasión, me mantengo un poco expectante a las primeras opiniones para ver si estamos ante el típico bodrio de acción enmascarado entre cuatro naves espaciales. El caso es que las primeras lecturas parecían indicar que nos encontrábamos ante un producto superior a la media, con ciertos fallos, pero que podría entrar en ese pequeño grupo reciente de pelis más que interesantes tipo Moon, Looper o District 9. Así que finalmente decidí ir a verla en pantalla grande en lugar de esperar a su versión doméstica más decente.
En general, la cinta aguanta el tipo y ofrece una experiencia entretenida, con un futuro minimalista muy bien diseñado y que ciertamente bebe de elementos de algunas de las cintas ci-fi más emblemáticas. Desde los fríos ojos rojos de los drones como si de un HAL vitaminado se tratase hasta esos áridos paisajes lunares retratados por Duncan Jones.
El ritmo fluye salvo por algún que otro pasaje que ralentiza algo el conjunto y que dota a los personajes de algo más de profundidad, pero esta profundidad añadida deja la sensación de ser innecesaria.
El trío formado por Cruise, Kurylenko y Riseborought funciona, sobre todo la dupla Cruise/Rise, que ofrece la parte más profunda y humana de la historia, con una química interesante entre ambos. Al elenco se le añade la garantía de un Morgan Freeman en el registro al que nos tiene acostumbrado, solvente hasta para las historias en las que no parece pegar ni con cola.
Las escenas de acción están muy bien dosificadas, son claras, nítidas y no nos vemos torturados por escenas de rayos y explosiones sin sentido, todo está enfocado de forma inteligente, con emoción y con una función bien definida dentro de la historia.
Mención especial a una banda sonora cojonuda, quizás no al nivel de Tron, en el que Daft Punk simplemente lo bordaron, en unas piezas que superaban a la mismísima película en muchas ocasiones, pero con un set list que potencia, ofrece épica y coexiste de forma fantástica con el universo que quiere mostrar.
En el lado negativo del asunto tenemos ciertas lagunas argumentales y una resolución que puede no llegar a convencer del todo. A pesar de cerrar la historia sin dejar fisuras, la manera en la que se desencadenan ciertos acontecimientos en esta parte final no acaban de ser redondas para el complejo y sofisticado entramado del que hemos sido testigos. Ciertamente se le pueden sacar muchos puntos débiles en esta parte, a pesar de que las emociones y la potencia tanto visual como sonora puedan abrumarnos y acabar por perdonar estos aspectos o simplemente dejarnos llevar y aceptar el entretenimiento.
Oblivion en definitiva funciona, ofrece una visión futurista con un fondo muy humano, cimentado en su inicio por una pareja que funciona y con una buena historia que se desarrolla de forma más que correcta.
Un saludo!
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