A la hora de abordar esta cinta es preciso ponerse en situación. El director es un tipo que suele plasmar sus miedos personales a través de sus personajes y gusta de historias secas, sin artificios y con cierta salpicadura de sus ideales propios, como el aislamiento que suelen sufrir los protagonistas tanto a nivel personal como en cuanto a elementos mediáticos.
Esto queda plasmado a la perfección en la historia que nos ocupa, mostrada con una sinceridad casi cercana al documental más crudo y con momentos que anímicamente dejan algo tocado.
Uno de los problemas que el espectador puede encontrarse en la cinta es que simplemente no quiera mirar por la ventana de Haneke, que no apetezca o no queramos ver lo que bien podría suceder en cualquier casa de vecino.
Es una historia tan perfectamente real, con unos personajes tan bien definidos que realmente parece que lleven toda una vida conviviendo juntos, y asomarse a ese mundo puede doler, a pesar de que incluso es posible no llegar a conectar con la manera de ser o de abordar las cosas de sus protagonistas.
Es un reflejo tan fiel de una historia cualquiera en la que podemos opinar más por su contenido que por su forma, porque su forma probablemente no deje fisura alguna.
Llegados a su contenido es donde explota todo su potencial tomando como referencia el título del film, pues bien puede interpretarse como un amor puro y leal, aunque también puede interpretarse como la parte dolorosa del mismo e incluso como una interpretación erronea por parte de sus protagonistas (por qué no?), incluso llegados a un punto el propio amor parece perder incluso la dignidad.
Es por tanto una obra que explora un territorio muy abierto, en un marco triste y gris.
Por poner alguna pega, creo que su metraje es ligeramente excesivo. Creo que podría haber obviado alguna escena en la que sinceramente no percibí nada destacable, pues el trabajo de los protagonistas es tan cojonudo que no me parecía necesaria esa información "extra".
"Es amor bien pobre el que puede evaluarse"
William Shakespeare.
Un saludo!
Quizá el film más duro de Haneke, pese a no haber sangre de por medio. Muy dura, casi documental... y espléndida, con dos enormes actores. Un saludo.
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