Desconcierto es lo que nos acompaña en los primeros compases de este thriller dramático en el que Lenny Abrahamson presenta una historia por momentos sórdida, emotiva y bella a pesar del duro camino que recorren sus protagonistas.
Un reducido espacio, en forma de habitación, es el escenario desde el que arranca la vida de Jack y su madre. No sabemos los motivos ni la finalidad del porqué no tienen contacto con el mundo exterior.
Tuve suerte de no leer absolutamente ninguna sinopsis sobre la película, pues a pesar de que la premisa inicial no es el grueso de la historia, creo que es importante "nacer" bajo el amparo del desconocimiento para poder disfrutar este viaje, este tour de force en el que tenemos suspense, drama, pasamos miedo, agonía y de paso profundizamos en la psicología de los personajes ante los brutales acontecimientos, cuyas heridas veremos cómo afectan en cierta forma de manera impredecible a sus protagonistas.
Abrahamson dosifica de manera brillante la información para ir descubriendo poco a poco la trama, en una primera parte que juega con cierto suspense y desde cuya segunda mitad se persigue presentar una nueva dimensión que abarca un trabajo psicológico algo más "mundano" o de drama más corriente, pero igualmente interesante y con unos personajes que terminan por completar un trabajo interpretativo fenomenal.
En especial el joven Jack, sin desmerecer el papel de Brie Larson, cuyas opciones por hacerse con la ansiada estatuilla de mejor actriz bajo mi punto de vista son bastante elevadas y merecidas.
Sin hacer ruido, Room se presenta como la opción independiente de la temporada de cara a los grandes premios.
Muy recomendable.
Un saludo.
27 de febrero de 2016
24 de febrero de 2016
Deadpool
Marvel sigue extendiendo su universo de entretenimiento explotando nuevas vías antes de que el agotamiento por parte de la audiencia acabe con la gallina de los huevos de oro, y tiene pinta de que la cosa va para largo.
Guardianes de la Galaxia ya presentó un grupo de cazarrecompensas que se alejaba del estereotipo de superhéroe clásico, o encorsetado en su rol de salvador y defensor del bien, como pueden ser Superman, Spiderman o grupos tipo Los 4 fantásticos, aunque estos últimos probablemente tarden bastante en volver a aparecer en pantalla, siendo un claro ejemplo de la facilidad que tienen para estrenar cintas de este tipo, con 3 (tres!) secuelas de algo que jamás ha llegado a funcionar.
Lobezno o Batman ya representan ese perfil de personaje sombrío, posicionados en el bien pero sin temor a saltarse las reglas. En menor medida Spiderman suele ser también un freelance chistoso pero sin perder el norte a la hora de discernir entre el bien y el mal.
Deadpool llega para dar un golpe en la mesa, sacar lo brutalidad de Lobezno, la lengua afilada de Spiderman, la sed de venganza de Batman y añade pinceladas de mucha mala leche a lo Kick-Ass (la primera) para presentar una nueva franquicia que funciona, no se corta y explota en pantalla con una personalidad arrolladora.
Hablar del argumento de DP es, bajo mi punto de vista, restarle al guión los pocos puntos sorpresivos en cuanto a trama, por lo que lo único que diremos es que la cinta es una mera carta de presentación en la que se nos cuenta el "nacimiento" de tan peculiar "superhéroe".
Correctamente estructurada, una buena banda sonora, con una historia contada a base de flashbacks, con la consiguiente facilidad a la hora de dosificar las sorpresas, y con un ritmo muy acertado, Deadpool funciona muy bien bajo una premisa muy simple pero efectiva, en las antípodas de lo que podría considerarse como algo original en cuanto a trama central, pero sí rompedor en cuanto a carisma, y es ahí donde brilla con luz propia, gracias a un Ryan Reynolds en estado de gracia al que le sienta a las mil maravillas el personaje, una suerte de hijo bastardo de Han Solo inflado a base de esteroides y con bastante peor lengua, con el que nos reímos en más de una ocasión gracias a no dejar títere con cabeza del universo Marvel contemporáneo e incluso de otras franquicias, ya sean de la casa o no, todo ello aderezado con unos efectos correctos y las típicas piruetas y coreografías CGI.
No hay que engañarse, aquí lo que manda es el señor Pool, el humor, el atizar a nuestra cultura pop, la brutalidad y el ensañamiento. La fórmula ha funcionado, así que para la siguiente deberá superarse y ser más incisivo todavía, y hacer algo original para justificar la retahíla de chistes, porque en caso contrario la cosa acabará por ser una Scary Movie a base de refritos o el típico 1 vs 1 de héroe (atípico, eso sí) contra villano.
Como muy bien dicen en los títulos de crédito iniciales, los putos amos son los guionistas, a demostrarlo.
Un saludo.
Guardianes de la Galaxia ya presentó un grupo de cazarrecompensas que se alejaba del estereotipo de superhéroe clásico, o encorsetado en su rol de salvador y defensor del bien, como pueden ser Superman, Spiderman o grupos tipo Los 4 fantásticos, aunque estos últimos probablemente tarden bastante en volver a aparecer en pantalla, siendo un claro ejemplo de la facilidad que tienen para estrenar cintas de este tipo, con 3 (tres!) secuelas de algo que jamás ha llegado a funcionar.
Lobezno o Batman ya representan ese perfil de personaje sombrío, posicionados en el bien pero sin temor a saltarse las reglas. En menor medida Spiderman suele ser también un freelance chistoso pero sin perder el norte a la hora de discernir entre el bien y el mal.
Deadpool llega para dar un golpe en la mesa, sacar lo brutalidad de Lobezno, la lengua afilada de Spiderman, la sed de venganza de Batman y añade pinceladas de mucha mala leche a lo Kick-Ass (la primera) para presentar una nueva franquicia que funciona, no se corta y explota en pantalla con una personalidad arrolladora.
Hablar del argumento de DP es, bajo mi punto de vista, restarle al guión los pocos puntos sorpresivos en cuanto a trama, por lo que lo único que diremos es que la cinta es una mera carta de presentación en la que se nos cuenta el "nacimiento" de tan peculiar "superhéroe".
Correctamente estructurada, una buena banda sonora, con una historia contada a base de flashbacks, con la consiguiente facilidad a la hora de dosificar las sorpresas, y con un ritmo muy acertado, Deadpool funciona muy bien bajo una premisa muy simple pero efectiva, en las antípodas de lo que podría considerarse como algo original en cuanto a trama central, pero sí rompedor en cuanto a carisma, y es ahí donde brilla con luz propia, gracias a un Ryan Reynolds en estado de gracia al que le sienta a las mil maravillas el personaje, una suerte de hijo bastardo de Han Solo inflado a base de esteroides y con bastante peor lengua, con el que nos reímos en más de una ocasión gracias a no dejar títere con cabeza del universo Marvel contemporáneo e incluso de otras franquicias, ya sean de la casa o no, todo ello aderezado con unos efectos correctos y las típicas piruetas y coreografías CGI.
No hay que engañarse, aquí lo que manda es el señor Pool, el humor, el atizar a nuestra cultura pop, la brutalidad y el ensañamiento. La fórmula ha funcionado, así que para la siguiente deberá superarse y ser más incisivo todavía, y hacer algo original para justificar la retahíla de chistes, porque en caso contrario la cosa acabará por ser una Scary Movie a base de refritos o el típico 1 vs 1 de héroe (atípico, eso sí) contra villano.
Como muy bien dicen en los títulos de crédito iniciales, los putos amos son los guionistas, a demostrarlo.
Un saludo.
10 de febrero de 2016
Spotlight
Spotlight cuenta la historia de un grupo de reporteros del Boston Globe que desenmascaró el escándalo de abusos sexuales a menores en la archidiócesis de Boston, y que provocó una reacción en cadena destapando casos a nivel mundial.
Tom McCarthy se marca una cinta soberbia, con un ritmo potente pero sin perder el norte a la hora de retratar de la forma más realista posible el oficio del periodismo.
Aquí no veremos reuniones sórdidas en pasillos oscuros, ni sicarios contratados para quitar a la mosca cojonera de turno, o el joven becario al que extorsionan para extraer información.
En su lugar tenemos un trabajo tenaz, real, sufrido, de listas infinitas, de cotejar datos, de utilizar las brechas y puntos flacos de las mismas leyes para sacar a la luz una historia muy turbia.
Para ello se asienta sobre unas interpretaciones muy sólidas, en especial Ruffalo, Keaton y un sorprendente Liev Schreiber. Sin estridencias, sin hacer uso de una banda sonora en exceso llamativa que simplemente acompaña las transiciones y dota de cierta tensión en algunos momentos.
Para ello se asienta sobre unas interpretaciones muy sólidas, en especial Ruffalo, Keaton y un sorprendente Liev Schreiber. Sin estridencias, sin hacer uso de una banda sonora en exceso llamativa que simplemente acompaña las transiciones y dota de cierta tensión en algunos momentos.
Puede que a algunos les parezca demasiado real incluso, que esperen ese aire noir, esa fotografía de galería o esos personajes atormentados, pero para ser honestos con esta historia reciente, debía contarse como tal porque la fuerza de la misma y la capacidad de sus protagonistas para trasladar esa pasión era lo que realmente debía dejar marca en nuestras conciencias.
Lógicamente, la mayoría desconocemos lo que se cuece en una redacción, y tampoco tenemos manera de saber hasta qué punto o qué intereses habían detrás de la historia, de haberlos, pero lo que no se puede negar es del impacto en la sociedad, de la capacidad que se puede llegar a tener siendo tenaz sin olvidar el criterio.
Spotlight saca de los bajos fondos una historia que debía refrescarse, un hecho que debe hacernos meditar, que debería hacer mucho más críticos a los indiferentes y que funciona para conocer desde sus entrañas un oficio necesario que, por desgracia, cada vez se denigra más, ya sea por la poca moralidad o por la falta de rigor, como en tantos otros estamentos.
Un saludo.
5 de febrero de 2016
3 de febrero de 2016
The Leftovers
Existe cierto miedo patológico sobre las obras que llevan el sello Lindelof desde que millones de personas quedaron traumatizadas con el polémico final de Lost, a pesar de ello, el buen hombre sigue apostando por obras con cierto aura de ciencia ficción pero utilizando como base historias aparentemente mundanas que encierran infinidad de secretos.
Como si de una venganza orquestada por el propio Damon se tratase, en esta ocasión se asocia con Tom Perrota, autor de la novela en que se basa The Leftovers, para meternos de lleno en ese inquietante, enigmático y misterioso universo de nuevo y volver a jugar con nuestros sentimientos a base de what the fucks en toda regla, para empezar, nos quiere vender que 140 millones de personas desaparecen un buen día sin dejar ni rastro.
Sectas, religión, tragedias y un mundo que intenta avanzar sin poder explicarse qué demonios pasó aquel 14 de octubre, con familias destrozadas por la desaparición injustificada de sus seres queridos (o no tan queridos), así comienza esta serie que contemplará 3 temporadas en total y que desde su inicio ha ido creciendo en intensidad, añadiendo personajes y elementos de ficción que conjugan un caldo muy del estilo Lost pero sin la barrera que supone estar en una isla remota, ya que la acción se traslada a escala global, mostrando poco a poco esos misterios que encierran las familias cuyos desaparecidos parecen tener algún tipo de conexión, o puede que la conexión esté en los que se quedaron, ahí reside la magia de Perrota/Lindelof, adorables, en hacerte dudar hasta escribiendo una crítica.
Y este es el gran temor y por el que muchos probablemente ni se acerquen, el temor a ser "engañados" de nuevo, a la frustración de no encontrar respuesta al puto oso polar, a personajes demasiado extraños, a mesías en rebajas, al humo negro...y sinceramente es una pena, porque la capacidad de crear tensión y desconcierto que tiene esta serie es sencillamente magistral.
El simple hecho de no acercarse se le da la espalda a una construcción de personajes muy sólida, a unas historias interesantes, de cierta crítica hacia el culto religioso y el sectarismo, a ese enfoque frágil del ser humano, a la culpa, la redención...en definitiva, a una ficción que puede no dar las respuestas a todo lo que plantea, de hecho es previsible que así sea, pero que en el camino nos deja episodios espectaculares, muy intensos, sin olvidar una calidad técnica envidiable, con alguna fotografía fantástica y una banda sonora de las que quedan grabadas a fuego.
Un saludo.
Como si de una venganza orquestada por el propio Damon se tratase, en esta ocasión se asocia con Tom Perrota, autor de la novela en que se basa The Leftovers, para meternos de lleno en ese inquietante, enigmático y misterioso universo de nuevo y volver a jugar con nuestros sentimientos a base de what the fucks en toda regla, para empezar, nos quiere vender que 140 millones de personas desaparecen un buen día sin dejar ni rastro.
Sectas, religión, tragedias y un mundo que intenta avanzar sin poder explicarse qué demonios pasó aquel 14 de octubre, con familias destrozadas por la desaparición injustificada de sus seres queridos (o no tan queridos), así comienza esta serie que contemplará 3 temporadas en total y que desde su inicio ha ido creciendo en intensidad, añadiendo personajes y elementos de ficción que conjugan un caldo muy del estilo Lost pero sin la barrera que supone estar en una isla remota, ya que la acción se traslada a escala global, mostrando poco a poco esos misterios que encierran las familias cuyos desaparecidos parecen tener algún tipo de conexión, o puede que la conexión esté en los que se quedaron, ahí reside la magia de Perrota/Lindelof, adorables, en hacerte dudar hasta escribiendo una crítica.
Y este es el gran temor y por el que muchos probablemente ni se acerquen, el temor a ser "engañados" de nuevo, a la frustración de no encontrar respuesta al puto oso polar, a personajes demasiado extraños, a mesías en rebajas, al humo negro...y sinceramente es una pena, porque la capacidad de crear tensión y desconcierto que tiene esta serie es sencillamente magistral.
El simple hecho de no acercarse se le da la espalda a una construcción de personajes muy sólida, a unas historias interesantes, de cierta crítica hacia el culto religioso y el sectarismo, a ese enfoque frágil del ser humano, a la culpa, la redención...en definitiva, a una ficción que puede no dar las respuestas a todo lo que plantea, de hecho es previsible que así sea, pero que en el camino nos deja episodios espectaculares, muy intensos, sin olvidar una calidad técnica envidiable, con alguna fotografía fantástica y una banda sonora de las que quedan grabadas a fuego.
Un saludo.
1 de febrero de 2016
The Revenant
Alejandro González de Iñárritu vuelve a sacudir al público y crítica con un proyecto alejado de su anterior obra, Birdman, pero que lanza otro órdago, a su manera, en forma de pulso técnico y sensorial.
Si Birdman era presentada como un falso plano secuencia de 2 horas de duración, The Revenant apuesta por introducir al espectador en todo un tour de force rodado casi en su totalidad con luz natural.
Dejando ya de lado sus fanfarronerías técnicas, es el momento de saber si la nueva propuesta del director mexicano cumple además las expectativas, si Di Caprio vuelve a regalarnos un buen papel y si la historia tiene los suficientes alicientes como para formar algo sólido e interesante para las audiencias.
The Revenant nos sitúa a principios del siglo XIX, donde un grupo de tramperos son asaltados por nativos y deben huir a través de la montaña guiados por Hug Glass, un explorador al que acompaña su hijo mestizo.
La obra surge como adaptación de la novela de Michael Punke y tras varios retrasos y cambios de equipo, esto último nada halagüeño en la mayoría de casos, Iñárritu se hizo a los mandos para intentar llevar a buen puerto una historia que si bien no es que sea un derroche de originalidad en cuanto a su planteamiento, consigue sorprender, retorcernos en el asiento y mantenernos con los ojos pegados en la pantalla.
The Revenant podría considerarse como una survival movie bajo un entorno bello y a la vez hostil, en el que se añade cierto misticismo propio de esas culturas chamánicas olvidadas que atormentan la voluntad del hombre dividido por sus orígenes y en el que se nos muestra la mezquindad del ser humano desde distintos prismas.
Bajo todo ese enfoque, encontramos la figura del protagonista principal, alma del asunto y verdadero motor para que el engranaje funcione, y de nuevo hay que decir que Leonardo Di Caprio vuelve una vez más a estar enorme ante la pantalla, en un papel muy exigente, por momentos electrizante gracias a ese entorno frío y helado al que acompaña con una gélida mirada, de dureza y sufrimiento, odio, comprensión, venganza y redención.
Por su parte, Tom Hardy como némesis ofrece esa figura odiosa, casi cercana al animal de rapiña que representa la parte más oscura del ser humano que no ha conseguido superar su tormento interior y que se ve vencido ante sus voluntades más primarias, pero sin dejar de lado una tremenda capacidad por la supervivencia.
Todo un tour de force como comentaba bajo la simple premisa de la venganza, en lo que aparentemente es la clásica historia search and destroy pero en la que se esconde todo un lienzo de sensaciones, de desgarradores (nunca mejor dicho) momentos que quedan grabados en la retina, de tremenda belleza visual, y de una de las más jodidas actuaciones de Di Caprio, el resultado es sencillamente magistral y por momentos agotador.
Un saludo.
Si Birdman era presentada como un falso plano secuencia de 2 horas de duración, The Revenant apuesta por introducir al espectador en todo un tour de force rodado casi en su totalidad con luz natural.
Dejando ya de lado sus fanfarronerías técnicas, es el momento de saber si la nueva propuesta del director mexicano cumple además las expectativas, si Di Caprio vuelve a regalarnos un buen papel y si la historia tiene los suficientes alicientes como para formar algo sólido e interesante para las audiencias.
The Revenant nos sitúa a principios del siglo XIX, donde un grupo de tramperos son asaltados por nativos y deben huir a través de la montaña guiados por Hug Glass, un explorador al que acompaña su hijo mestizo.
La obra surge como adaptación de la novela de Michael Punke y tras varios retrasos y cambios de equipo, esto último nada halagüeño en la mayoría de casos, Iñárritu se hizo a los mandos para intentar llevar a buen puerto una historia que si bien no es que sea un derroche de originalidad en cuanto a su planteamiento, consigue sorprender, retorcernos en el asiento y mantenernos con los ojos pegados en la pantalla.
The Revenant podría considerarse como una survival movie bajo un entorno bello y a la vez hostil, en el que se añade cierto misticismo propio de esas culturas chamánicas olvidadas que atormentan la voluntad del hombre dividido por sus orígenes y en el que se nos muestra la mezquindad del ser humano desde distintos prismas.
Bajo todo ese enfoque, encontramos la figura del protagonista principal, alma del asunto y verdadero motor para que el engranaje funcione, y de nuevo hay que decir que Leonardo Di Caprio vuelve una vez más a estar enorme ante la pantalla, en un papel muy exigente, por momentos electrizante gracias a ese entorno frío y helado al que acompaña con una gélida mirada, de dureza y sufrimiento, odio, comprensión, venganza y redención.
Por su parte, Tom Hardy como némesis ofrece esa figura odiosa, casi cercana al animal de rapiña que representa la parte más oscura del ser humano que no ha conseguido superar su tormento interior y que se ve vencido ante sus voluntades más primarias, pero sin dejar de lado una tremenda capacidad por la supervivencia.
Todo un tour de force como comentaba bajo la simple premisa de la venganza, en lo que aparentemente es la clásica historia search and destroy pero en la que se esconde todo un lienzo de sensaciones, de desgarradores (nunca mejor dicho) momentos que quedan grabados en la retina, de tremenda belleza visual, y de una de las más jodidas actuaciones de Di Caprio, el resultado es sencillamente magistral y por momentos agotador.
Un saludo.
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