Ian es un científico que estudia biología, su investigación va enfocada en conseguir aplicar una mutación controlada, en su caso en el ámbito visual.
Afincada en el drama pero con cierto poso de ciencia ficción, Orígenes juega con las relaciones humanas, sus conexiones más viscerales, para poco a poco crear un nexo reconocible por parte del espectador, en una lucha continua entre el perfil científico más racional y el creyente de lo inexplicable, abierto a ese tipo de posibilidades menos predecibles y controladas.
Son estas relaciones la parte fundamental de una historia que nos salpica con pequeños detalles, en ocasiones mundanos, para más tarde cerrar un círculo en el que tiene cabida la reflexión más onírica del asunto.
Son estas relaciones la parte fundamental de una historia que nos salpica con pequeños detalles, en ocasiones mundanos, para más tarde cerrar un círculo en el que tiene cabida la reflexión más onírica del asunto.
Es pasado el ecuador de la cinta, cuando el componente de la ficción entra en juego para acelerar levemente el ritmo y pasar a ese mundo donde la ciencia se topa con lo desconocido y cuya interpretación queda más abierta, generando ese debate donde se mezclan distintas emociones como el miedo, el amor o la fascinación por partes iguales.
Un comienzo algo tedioso y un cierre quizás demasiado formal, aunque bello, son algunos de los puntos flacos que le veo a un buen trabajo que sabe mantener en general el equilibrio para no caer en lo ridículo, a pesar de estos detalles y algún error menor.
Un saludo.
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